capitulo 13

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 Harry parecía un gato tras comer un sabroso canario cuando fue a buscar a Camila a las once y media en punto. Camila cogió el bolso y salió corriendo, encantada de escabullirse y deseando ver a Lauren. De camino al hotel, Camila le dio un codazo a Harry y le dijo:

Vamos, suéltalo ya. ¿A qué viene esa sonrisa boba?_ Harry se mostró esquivo, pero Camila se dio cuenta de que en realidad se moría de ganas de hablar.

Estuve con mi amigo anoche, Camila. No nos veíamos desde que estuvo en Boston hace tres semanas. Llegué al hotel muy tarde, debido a las reuniones con los clientes. Me estaba esperando en el vestíbulo con flores y champán. Tenía miedo de que se hubiese olvidado de mí, ¡pero no! Fue aún mejor que antes. Estoy tan colgado por él que no sé cómo acierto a decir una palabra tras otra._ Harry se detuvo y cogió las manos de Camila, obligando a la gente a dar un rodeo.—Lo amo, Camila. Más aún. Estoy enamorado de él. —Le brillaban los ojos y Camila sintió que las lágrimas asomaban también a los suyos.

—¡Oh, Harry, cuánto me alegro! Debe de ser una persona excepcional. ¿Cómo se llama?._ Su amigo repuso:

De eso nada. Primero tienes que ver todo el paquete. Esta noche en la cena. Hasta entonces, mis labios están sellados.

—¡Rata! ¡Sabes que pasaré el día nerviosísima! Recuerda una cosa: no te comprometas a nada permanente hasta que le dé mi aprobación. Son las normas. ¿De acuerdo?._ Harry se rió y asintió.

Oh, creo que le darás tu aprobación. Es estupendo, amable, divertido y... _ Camila alzó las manos y se rindió.

Bien, ya me hago cargo. Ahora vamos a escuchar a mi estupenda amiga. —Camila se apartó para no pisar un chicle pegado en la acera y notó que Harry la observaba. Más tarde, en el fastuoso salón de baile, la recepcionista comprobó los nombres, los buscó en una lista y dijo

Tienen sitio en una de las mesas principales por cortesía de nuestra conferenciante estrella.

Vaya —dijo Harry— como yo no la conozco, debe de haber alguien muy especial y ésa eres tú, cariño. —Hizo ademán de chuparse el dedo y meterlo en el trasero, y soltó un bufido. Cuando entraron en el salón, canturreó—: ¡La cosa está que arde!._ Camila bajó la cabeza cuando se dio cuenta de que la mujer que había en la puerta la miraba de arriba abajo y, a continuación, se escabulló detrás de Harry.

Lauren comprobó el equipo y dispuso las cosas como a ella le gustaban. En aquel momento acechaba desde una de las puertas de servicio del salón de baile. «¿Por qué estás nerviosa? Has dado esta conferencia y otras parecidas una docena de veces.» Consultó la hora y miró a través del cristal de la puerta. Al fondo del salón divisó a Camila, que avanzaba con las manos sobre los hombros de un joven alto y atractivo. Ambos se reían, encantados.

Debe de ser Harry. Parece agradable._ Alguien carraspeó detrás de Lauren, lo que la sobresaltó y la obligó a darse la vuelta. Se trataba de un camarero que llevaba una bandeja llena de vasos de agua. El hombre sonrió y Lauren soltó una carcajada.—Debo de estar loca, espiando al público y hablando sola.

La mayoría de los oradores hacen lo mismo, sean quiénes sean. ¿Por qué no sale y da una vuelta por ahí? —Lauren no respondió, así que el camarero sugirió—: Si conoce a algunas personas, hable con ellas. El tiempo pasará más rápido.

—¡Brillante! —Lauren lo sabía, pero nunca lo había hecho, porque por lo general no encontraba a nadie con quien valiese la pena hablar. Aquel día era distinto. Sostuvo la puerta para que pasase el camarero y se dirigió hacia donde estaban Camila y Harry.

Primer Impulso (CAMREN) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora