-Qué día más largo, agotador y aburrido, sigo sin explicarme cómo sin hacer nada me canso el doble que cuando hago cosas... -Se decía Isseg mientras se desnudaba para ponerse sus típicos pantalones de hippie y esa camisa llena de pintura con la que limpiaba la mesa al terminar de pintar con óleo.
- Encima tengo que afinar el violín y ahora mismo no me apetece, no me apetece nada en absoluto...¿Dónde estás? - Le hablaba al gato.- ¿Ares? dónde estás, no sabes cuanto te he echado de menos... el día ha sido una mierda y no me vendría mal la compañía del único ser al que más amo... ven.- Silbaba.- ¿Ares...? Me estás preocupando...
-A punto de llorar y con el corazón en un puño.- No me hagas esto... Dime que no he dejado la ventana abierta... dime que no has saltado, por favor... ¿Ares...?
Y entonces comenzó a maullar el gato, que con su elegancia y con aires de rey, se acaba de despertar y tenía un pequeño olor particular, era un olor como a metal y limón caducado; el ocioso gato estaba manchado de sangre, pero esta vez no tenía ninguna víctima entre su hocico, es más, las manchas provenían de sus patas, como si se hubiera divertido como los niños cuando ven un charco de agua y saltaran sobre ellos "¿De dónde proviene la sangre?" se preguntaba su dueña, le alzó al unísono para ver si tenía alguna herida, pero no, él estaba perfectamente.
- Menos mal que estás bien... me habías preocupado.- Le decía, pero este hacía como si ella no existiera, como sino estuviera ahí, se relamía y cansado de haberse aseado se marchó al sofá a dormir.- ¿Qué te ocurre Ares? ¿Es que no me ves? ¡Te estoy hablando! ¡Hazme caso!
Pero el gato siguió como si no fuera con él la cosa. Isseg se sentía un poco extraña, quizás era porque el animal que ella amaba no le hacía caso un día como aquel, un día que no recordaba haber vivido, era como si no hubiera estado ahí, pero ella estaba ahí, se había levantado y tomado su tazón de cereales con soja y se había ido a la Facultad de Filología para terminar aquellos 2 años infernales que le esperaban aún en Regensburg, un infierno particularmente bonito pero alejado de la comodidad que ella había recibido en Lyon, Francia. Todo era normal, no había sucedido gran cosa, era lo mismo de siempre, levantarse, desayunar, correr a por el bus, llegar a la facultad y ponerse los cascos ya que al no entender perfectamente el alemán aún prefería ir a su casa a traducir el libro y así comprender lo mejor, además tampoco tenía muchas amistades, no se sentía capacitada para tenerlas, era la nueva y como nueva eres juzgada las 24 horas del día y cualquier fallo o palabra equivocada sería por la que te recordarán siempre. Pero ella era distinta, había estado expuesta a burlas y humillaciones por ser distinta, por hablar distinto, por ser ella, era normal que estuviera sola, que los chicos que la querían acabasen aburridos porque no deseaba salir de fiesta, ni drogarse, ni mucho menos beber ya que eso le recordaba a su madre y las palizas que le daba un día sí y otro también, era feliz con Ares. Aunque llevará unos dos días un poco extraña y sintiera que su cuerpo volaba y que era más inexistente que antes, ni siquiera los profesores la nombraban ya a la hora de pasar lista, era como si hubiera dejado de existir, estaba completamente sola ya, aquel sentimiento de vacío en su pecho volvía a estar mientras se daba una ducha y pensaba en qué había hecho para merecerse aquello.
-Toc, toc! ¿Estás visible? .- dijo una voz bastante grave pero dulce y seductora a la vez.- ¿Puedo pasar? Llevas días evitándolo y lo que tenemos pendiente no puede esperar más Isseg, tenemos que irnos, nos están esperando, te están esperando.
+¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? ¿Y quién nos espera?
-No seas tímida, no me tengas miedo, siento haberte manchado de sangre pero tú no me soltabas y no fue mi intención que nada de esto pasara, yo sólo quería jugar con aquella mariposa tan bonita que tu me dijiste que cazara.- decía aquella voz un poco pícara e intentando que ella saliera.
+¿Una mariposa...? ¿no te soltaba...? ¿sangre...? .-Temblaba, y se miraba las manos que no paraban de temblar, se agarró del vientre y se dejó caer en la bañera, estaba asustada y comenzó a sollozar.
- No puede ser... yo no sé de qué hablas... no sé quien eres, pero no te me acerques, vete o llamaré a la polic...
-¿Y qué les vas a decir niña? Hola, soy una joven adolescente que vino de intercambio, estaba jugando con mi gato y me abalancé hacia él cuando vi que se cayó, porque si mal no me falla la memoria, los muertos no hablan.
Musitó y a medida que caía el agua cada vez era más oscura y rojiza, cada vez le costaba a la alcachofa escupir agua y no sangre coagulada, cada vez le costaba más a ella respirar, le costaba llorar, le costaba vivir...
+No es verdad... ayer fui a clase, hoy también y Ares está vivo ¡Yo lo estoy!
-Entonces sal y verás la verdad. +¿Y cómo sé que no son parodias mías y estoy teniendo una pesadilla otra vez? -Porque en tus pesadillas... yo no estoy vivo.
Tragó saliva y decidió salir de la bañera, sus piernas pesaban, su cuerpo estaba cubierta de sangre y la cabeza le daba vueltas, abrió la puerta... y ahí estaba el gato, mirándola fijamente, relamiéndose y frotándose en sus piernas, las cuales ya no sentía, lloraba y el gato le maullaba, cayó al suelo y el gato se colocó entre sus brazos, a lo que ella lo abrazó mientras lloraba ahogándose en su propia sangre, el suelo del baño se convirtió en el patio interior de la residencia sus manos estaban destrozadas como el resto de su cuerpo tras haber caído de un sexto piso, el gato estaba cubierto de su sangre y lo intentaba agarrar con más fuerza para que no se fuera pero este no dudó en escurrirse y alejarse de su lado cogeando.
+No.. te.. va..yas...
-No soy yo el que se va, eres tú quien me deja.
+Tampoco... po-podia per-per...mitir...me per..derr...te y s..se..guir viva...
-No fue mi culpa, yo sólo quería bailar con la mariposa, sólo quería bailar mientras tú tocabas el violín otra vez para mí
+T..en.go miedo...por...
-Estaré bien
+No. M..e quiee..quiero morir...
-Es demasiado tarde, ya está aquí.
Y era verdad, ella ya estaba aquí, Isseg estaba esposada ya junto a otras personas a la cadena de la muerte, y no podía volver a la vida, ni a su cuerpo, le rogaba a la muerte que la dejará allí con el gato, pero esta hizo caso omiso y la obligó a caminar con el resto, en busca de los otros muertos. Mientras se alejaba veía como sus compañeros de piso se asomaban a la ventana y unos lloraban y otros estaban horrorizados; pero sobretodo veía como su compañero, su único apoyo se marchaba, se alejaba de ella y partía a seguir viviendo.
+Adiós...
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Vuelve
Short StoryIsseg es nueva en otra parte del mundo (como siempre) solo que esta vez no porque su familia se lo haya impuesto sino porque no aguantaba más en aquel lugar y ahora que vive sola su única compañía es Ares.