9° Chico chocolate & Niña hada.

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Amor tu eres todo, amor tu eres todo,
tú eres todo lo que necesitaba.
Todo lo que necesitaba...

Nikki Reed & Paul Mcdonald — All I've ever needed.



Los meses pasan a tal velocidad que es casi atemorizante

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Los meses pasan a tal velocidad que es casi atemorizante.

Diciembre llega a su fin y el año nuevo espera con impaciencia a que el reloj marque medianoche.

El templo parece vomitar gente. Amigos, familias y parejas reunidos para recibir el nuevo año con sonrisas en los rostros sin importarles el frío invernal, solamente para pedir sus deseos y compartir la alegría de quiénes obtuvieron "Excelente fortuna".

A quince minutos de que el año termine y con Yuri caminando a mi lado, nos alejamos de todo el gentío porque ya hemos pedido a los dioses salud y bienestar entre otras cosas. Incluso suerte y paciencia para comenzar nuestra nueva vida en Tokio.

Quizás hay quienes desean estar junto a un ser amado para siempre. Quizás fui una de ellos.

Las calles alumbradas por focos tintineantes y coloridos, copos de nieve cayendo danzantes desde el cielo para arremolinarse en las aceras y cubrir las copas de los árboles, música navideña y olor a frutas y pasteles. Todo el ambiente es digno de la festividad.

La mano de Yura sosteniendo la mía dentro del bolsillo de su chaqueta es cálida y nuestro andar lento. El año termina, pero nosotros no tenemos prisa por llegar a Yutopia.

Ya tendremos tiempo para felicitar a nuestros familiares, por ahora somos sólo nosotros caminando en la arena de la playa bajo una ligera Nevada; con un pan al vapor enfriándose en la mano y la voz de Yura tarareando una de mis canciones mientras sus mejillas se mueven al masticar cada bocado.

Es extraño e inevitable. Porque estamos tan acostumbrados a estar uno junto al otro, que de verdad no hay prisa por volver a nuestros hogares. Sin embargo, ahora es un poquito diferente.

Diferente porque será la última vez que podremos darnos el lujo de pensar "Más tarde, la casa está justo a la vuelta, subiendo los escalones. Cinco minutos más."

Una vez en Tokio, sólo seremos Yuri y yo. Nosotros dos.

Nuestras casas ya no estarán a unos pasos, ya no podré regresar corriendo a casa si tengo una pelea con Yurio. Ya no bajaré las escaleras de mi habitación a la cocina para darle un abrazo a mi madre porque simplemente recordé que no le dije ese día cuánto la quiero. No podré encerrarme con Mari en su habitación para escuchar música, ni sentarme junto a mi padre mientras él ve algún partido en la televisión. Tampoco saldré por helado con el tío Beka cuando Yuri esté ocupado y me sienta sola.

Una vez que la graduación pase y las vacaciones de primavera terminen, Yuri y yo estaremos en Tokio. Lejos, muy lejos. A casi 15 horas de casa.

Sé que yo lo decidí, así como también sé que podremos volver durante las vacaciones sin ningún problema, pero es difícil hacerme a la idea.

El vendedor de sueños y la ilusa que los compra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora