La Torre

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Folio ante mí blanco pero escrito ya en mente, hoja arrugada con manchas que me sirve de consuelo, permite que tu última cara llore mis versos. Desgastadas las paredes se hayan, marcadas mis notas en ella así como en la madera del piso gracias a una piedra con filo. Amontonadas a un lado las páginas donde ya escupí mis males, inservibles para ningún otro propósito que el nostálgico recuerdo. Entre ellas descansa, muerto, mi diario, compañero más antiguo que esta celda. En él se encuentran escritos los más bonitos campos de tulipanes, las noches corriendo bajo la lluvia, los primeros besos de amores olvidados y los últimos antes de mi encierro. Contiene las sensaciones previas a esta inerte nada, tan vacía de valor como de contenido. Mis palabras escritas años atrás son las únicas caricias que recibo, exceptuando al viento que entra por la rendija de mi celda. El único calor que recibo viene de las cartas recibidas en lo que fue ya otra vida, exceptuando por los atardeceres que me deja ver la rendija de mi celda. ¡Cuán cruel es el destino dejándome al alcance de la vista solo la muerte del día! Quiero ver amaneceres, aunque solo uno fuera. Quiero sentir los primeros rayos del sol y no los últimos, antesala de la oscuridad absoluta. Quiero ver el nacer y no la muerte, porque es lo único que me acompaña y no la quiero más a mi lado. Desde los 2 años la muerte me sigue, primero con la ida de mi madre por la tuberculosis, a los 7 mi padre en la guerra. A los 13 los tíos que me acogieron, uno de bronquitis y posteriormente el otro de pena. A los 16 mi hermana de gripe y a los 21 mi amada ¿Tan celosa es la dama de la muerte para quitarme todo lo que he querido? ¿Tanto ansía mi cariño para quererme en exclusividad? No, más bien debe ser burla o juego lo que tiene conmigo, esperando el día en el que de tristeza me muera o me quite la vida. ¡No te daré ese premio! Pienso vivir hasta mi natural fin aunque sea en 3 metros cuadrados de celda. Transformaré las hojas escritas en llave que abra mi puerta, lija que rompa los barrotes o martillo que tire los muros. La hoja limpia, mi última hoja, será de donde broten flores y pájaros y manantiales y la alta hierba del campo donde no se cultiva pero que no crece salvaje, y todo ello serán las vistas de mi nueva casa que construiré con mi diario, hogar de gruesos ladrillos con una chimenea que caliente hasta en las noches más frías de invierno. ¡Y veré al fin el amanecer tras tantos atardeceres! ¡Estaré encarcelado pero seré libre al fin, más libre que los guardias que me custodian, que el rey que ordenó la construcción de esta torre décadas atrás y que me encarceló en ella! Todos ellos viven sin muros fríos y palpables que los atrapen, piedras que les impidan ver y puertas que les cierren toda elección, pero no son libres. Más cadenas llevan los guardias que deben custodiar mi puerta por toda la jornada, muros invisibles les dirigen a una labor de la que no pueden huir si quieren llevar pan a su casa. Menos libertad tiene el rey que, al creer que posee toda montaña, ladera, colina, cresta y valle junto con los ríos, lagos y costas que colinden y con todo ser vivo que en ellas habite más toda riqueza que se pueda obtener se pasa los días planificando como usar lo que considera suyo, gastando las riquezas que tiene en tesoros que no le llenan mientras desea aún más montañas, laderas, colinas, crestas y valles junto con todo lo que tienen. Y es que ahora veo con claridad como mi encarcelamiento me ha enseñado que es la libertad, me ha mostrado que quienes verdaderamente condenados están son los de fuera y no yo que al menos puedo ver la torre donde estoy preso. Irónico es que no pueda decirles que son presos por mi encarcelamiento, que no pueda gritar cual loco en las calles la verdad que solo un condenado puede mostrarles, más puedo usar esta hoja, la última y limpia hoja como advertencia a los que habitan fuera de la torre. Escribiré el mensaje en miles de fragmentos que soltaré al viento para que al menos uno llegue a manos de ellos porque, ¿qué es la libertad cuando no sabes que te hace preso?

La TorreWhere stories live. Discover now