1.

87 7 0
                                    

Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta. —Sam Keen

~

El día estaba raramente nublado, el día anterior anunciaron en las noticias que el clima estaría soleado, tal vez también el clima se había puesto en contra de la boda de JiCheol, algunos no estaban contentos con la decisión tomada por su madre, aquella mujer ya de edad un poco avanzada, era el hijo menor quien tenía que cumplir la voluntad de su madre púes los mayores ya tenían sus vidas hechas con las personas que aman.
JiCheol solamente obedeció, siguió al pie de la letra todo lo que aquella mujer le decía, tenía que asegurarse de que su madre estuviera complacida con todo lo que el hiciera, por una parte no le gustaba la idea de que su madre hiciera de su vida lo que le viniera en gana, se sentía su títere, su maldito esclavo.

Nunca creyó que le obligaría a casarse con una desconocida a la cual tenía que hacerle mínimo un hijo. ¿Como podía hacerle eso? Era su propia madre quien le estaba privando el control de su vida, y no podía hacer nada por que era el único entre sus hermanos quien se preocupaba por su madre. La señora YooNah era una persona muy ambiciosa, no le bastó con la fortuna que le había dejado su esposo, no le bastó asociarse con sus hijos para que le lloviera dinero, sino que también comprometió a su hijo menor a un matrimonio arreglado.

La señora y señor Yoon aceptaron el trato de YooNah, no negarían hacer grandes negocios con aquella pobre viuda en desgracia, así que decidieron ofrecer a su hija mayor para contraer matrimonio con Gong JiCheol. A criterio de la señora Yoon, ambos hacían la pareja perfecta, aseguraba que serían de que hablar durante mucho tiempo.
Ji no se molestó en conocer a su futura esposa, decidió no verla hasta el día de la boda (que se llevaría a cabo hoy) puesto que el no sentía la necesidad, no le emocionaba para nada ser esposado a una extraña, se enojó con su madre, se enojó con sus hermanos por no hacer nada.

Todos en esa familia que JiCheol no tenía corazón alguno, pues nunca hubo alguien que le moviera el piso o lo hiciera suspirar, todos culpaban a YooNah por tenerlo como perro faldero tras de ella, y para rematar, el no recibía el cariño de una madre promedio. A YooNah nunca le gustó ser cariñosa o afectiva con sus hijos, lo veía innecesario y ridículo.

GoEun, su hermana mayor fue quien salió primero de esa horrible familia, no soportaba ver como su madre manipulaba a sus dos hermanos menores, ella salió adelante, sola. Grata sorpresa se llevó al recibir la invitación de la boda de su hermano, por nada del mundo faltaría a esa boda.

Con la mirada perdida y respiración lenta, Ji seguía sentado en la silla aún con la bata puesta, encontraba interesante la lluvia que caía, púes no le quitaba la mirada de encima. El traje de novio ya estaba sobre su cama, perfectamente liso, sin arrugas. Aún tenía tiempo.  Y como si estuviera en su lecho de muerte, comenzó a recordar como había sido toda su vida.

Su madre aparecía en todo.

Su madre y su mirada de odio.

Pero aún así, el la soportó y lo seguiría haciendo por ser la costumbre de vivir aquella rutina a diario. Le tenía rencor, y mucho. Se dio cuenta de que le robó tiempo de su vida que nunca iba a recuperar. ¿Por qué no hizo lo mismo que GoEun y HaeJin?
Sufrió mucho cuando vio a Go salir de su casa con lágrimas en los ojos, cuando Hae salió herido a causa de su madre. Pero al pasar el tiempo, los vio felices.
GoEun se disculpo por no invitarlo a su boda, Hae le contó que estaba en unión libre y su primer hijo estaba en camino. Y el... Seguía estancando.

Siempre lo estaría.

A suspiros pesados y sin ganas de vivir un maldito segundo más,  se levantó de la silla y caminó hasta donde se encontraba el traje. Su madre lo había escogido para él. Se deshizo de la bata y comenzó a vestirse de pies a cabeza.

°

— ¡Sonríe cariño! – gritó por tercera vez la señora YooNah, quien sujetaba la cámara digital, junto con otros tres fotógrafos. La prensa se había colado a la fiesta, pero a YooNah no le desagrado en absoluto. Para ella era un beneficio, que todos se enteraran de logró, de que su fortuna incrementara.

Una gran falsa sonrisa se colocó en el rostro de Cheol, tomando a la extraña por la cintura para una milésima foto, sintiendo como su corazón se iba apagando, remplazando lo poco bueno que tenía en la vida, por un inmenso odio que crecía cada día más.

La fiesta siguió su curso, tal y como lo esperaba YooNah. Había mucha gente en la boda, de la cual solo conocían al 5% de los invitados, HaeJin bailaba tranquilamente con su pareja, habían dejado a la pequeña Juna en casa con su abuela materna púes YooNah dejó muy en claro no traer niños a la ceremonia. En un descuido Hae había chocado con otra pareja. Volteó a ver a quien había empujado y se encontró con su hermana mayor y su esposo, GoEun y MinHo.

Era la primera vez que se veían en muchos años, y sin espera alguna se abrazaron. Demostrando lo mucho que se habían extrañado, ambos decidieron no verse más al momento de cruzar la puerta de su casa púes tenían miedo de que YooNah llegara a hacer algo malo.

Ambos llevaron a rastras a sus parejas, querían hablar de lo que había pasado durante esos años, y por lo que ambos veían, les fue de maravilla.

Los cuatro se sentaron en la mesa, nada era incómodo, Hae le había contado a Lee acerca de su hermana mayor, de lo valiente que era y bella. No se había equivocado.

— Hae, el es MinHo, mi esposo. – Sonrió tomando la mano del hombre a su lado.

— Mucho gusto MinHo, espero y estés cuidando bien de mi hermana –Sonrió– Me da gusto poder volver a verlos, la última vez fue por el televisor.

Todos soltaron sonoras carcajadas.

— Oh, perdón, que grosero soy... – HaeJin volvió a tomar la palabra.– Ella es MinJung, mi pareja y madre de mi hija.

— ¡ Oh por dios! ¡Tengo que conocerla! – GoEun chilló infantilmente haciendo reír a todos de nuevo.

Y ahí había alguien... Alguien que estaba envidiando su felicidad.

Ji, estaba serio, más de lo normal, sentado a lado de su esposa. La chica no decía nada y eso le pareció perfecto. No quería que nadie arruinara sus pensamientos de odio hacia su madre, ahora se estaba arrepintiendo de hacer dicho ese "si, acepto".

— ¿Te llamaré oppa o algo así? – habló EunHye por primera vez en toda la noche.

— Vete al carajo.

Dijo y se fue.

Ya no soportaba ese ambiente.


💜

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 03, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El hombre que no podía amar (BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora