Sed de Sangre y Seducción.

El matrimonio.

El sol de la mañana atravesaba por la ventana, y pequeños rayos de luz iluminaban mi rostro, el gallo comenzó a cantar anunciado que un nuevo día había empezado, Carlota entró a nuestra habitación donde dormíamos mi hermana mayor Victoria, Ana y yo, Isabella dormía en la habitación de al lado, ya que se quejaba de la luz del solo que entraba por esta habitación.

Carlota- señoritas, ya es hora de levantarse, el desayuno está servido y su padre las espera.

Victoria- Carlota déjanos dormir un poco más...

Carlota- de eso ni hablar, su padre se molestara si no bajan de inmediato. Ahora sin más rodeos arriba.

Fue hasta la ventana, tomó las cortinas y de un solo tirón las abrió, todas cubrimos nuestros rostros con las almohadas, pero fue algo inútil, el sol era más fuerte.

Ana- ¡pero qué tontería!, padre debería saber lo cansadas que estamos por la noche agitada que ayer transcurrió.

Carlota- por favor señorita Ana no se queje y obedezca.

Victoria- es verdad, ya no hay que quejarse, y obedecer las órdenes de padre.

Gabriela- ¡tomare primero la ducha!.

Ana- ¡no Gabriela!, tu tardas demasiado en la ducha, Victoria dile que espere.

Victoria- Ana, ella entró primera, no queda de otra más que esperar con paciencia.

Ana- aveces me arto que la dejen hacer lo que ella quiere.

Victoria- si frunces más tu rostro las arrugas llegaran muy pronto, y serás vergüenza para tu marido.

Ana- ¿arrugas?, ¡no¡

Al escuchar a mi hermana preocuparse por las arrugas no pude evitar reír tras la puerta del cuarto de baño, desvestí mis ropas de mi cuerpo para poder tomar la ducha, pensando en una sola cosa que traía a todas mi hermanas ablando del mismo tema todas las mañanas, las tardes y la noches, "el Matrimonio", era un tema del cual estoy cansada de oír, mi madre quiere que todas nosotras nos casemos con hombres apuestos, ricos, y que estén en algún puesto alto en la sociedad, si embargo yo no pienso en eso.

Termino de ducharme y dejo el balde de agua y pongo encima la tela de secar para salir del cuarto de baño, al salir mi hermana Ana se encuentra allí, con cara molesta.

Ana- perecía que ibas a amanecer allí Gabriela.

Gabriela- lo cierto es que la idea no me molesta, con tu permiso.

Entra al cuarto de baño, mientas yo voy a mi habitación, donde Victoria se encontraba preparando nuestra ropa.

Victoria- saliste rápido Gabriela.

Gabriela- si, no quería molestar a padre con las quejas de Ana...

Victoria- ven te ayudo con el corset.

Gabriela- muchas gracias Victoria, tú mejor que nadie sabe lo difícil que se ma hace ponerme el corset.

Victoria- si, lo sé Gabriela...pero déjame hacerte una pregunta.

Gabriela- dilo de una vez.

Victoria- ¿Porque te niegas a contraer matrimonio?, ¿quieres ser una mujer sin oficio?