En un momento de tu vida te encuentras con esa persona. No el amor de tu vida pero en ese momento lo es todo. Son tus suspiros a las cuanto de la mañana y tus ganas de levantarte a las seis. Es tu sonrisa mientras ves una foto y tú tristeza al no escuchar su voz. Piensas que lo amas tanto que no sabrás qué hacer si algún día se va y se irá y tú lo sabes, pero escondes esa idea de tu mente por qué tu felicidad es más grande. Vuelves a verlo y las mariposas empiezan a volar. Tú mano en la suya encajan con mucha facilidad. Quieres todo de él, su pasado y su futuro, quieres que te cuente su historia por qué quieres ser parte de ella. No te importa lo que digan los demás por qué ellos no sienten lo que tú sientes. Vives en una nube de la cual sabes que caerás, pero deseas con todas tus fuerzas que él te sostenga. Y lo hace por un tiempo, pero los meses empiezan a pasar él se va sin ninguna explicación, prometes no buscarlo y continuar por lo menos una de esas promesas fue cumplida ya que no lo volviste a llamar. El tiempo lo trae de vuelta y esta vez decides regresar. Vuelven las mariposas, vuelves amar, pero caes en cuenta que la nube ya no está. Más meses pasaron, pero la fantasía quedo atrás. Ves todo de otra forma hasta su sonrisa ya no se siente igual. Ya no crees en sus palabras, ya no te sientes igual. Entonces entiendes que necesitas aire para volar, te despides y te vas, no porque no lo amaras si no por qué su tiempo había terminado. Vuelas a otros cielos, buscando tu reflejo. Ya no estás sola, ahora eres tu propia compañía, te duele pero las alas todavía sirven. Puedes irte y conocer otros destinos. Por fin superaste aquel primer amor y con suerte encontraras otros en el camino...