Duermo plácidamente cuando repentinamente una brisa de neón y estruendo abren paso a mi furia, busco mi bata con desgano y me asomo a la ventana; era de esperarse, mi condenado vecino irrumpiendo en mi existencia ¡Todas las semanas la misma porquería de música suenan por su ventana! Tendré que ir a arreglar las cosas como hombre...
Bajo las escaleras, tan lento que para avanzar un pié le tiene que pedir permiso al otro, el sueño me vence; me agarro con fuerza del pasamanos, al bajar me pongo unas pantuflas, me lavo la cara y acto seguido voy en camino a la casa de mi vecino "Hernan" ¡Que nombre tan idiota! ¡SU EXISTENCIA ES IDIOTA!
Golpeo repetidas veces su puerta, mientras observo la casa mal pintada sin embargo nadie me atiende, deben haber quedado sordos por el sonido de esa música infernal pero no me puedo quedar sin hacer nada; estoy a punto de perder mi trabajo por este neandertal pero... ¿Que puedo hacer? Ese conjunto de piedras a una esquina de su patio se ve cautivador, pero no... no soy un vándalo, no pienso caer en esa etiqueta *En lo que reflexiono el dilema moral llegan más personas y se sube el volumen a la música*
Bueno, nunca es tarde para arrepentirse, busco la piedra más grande y procedo a lanzarla hacia una de las ventanas, luego corro hacia mi casa, siento adrenalina y estoy completamente eufórico, voy hacia la ventana de mi habitación y comienzo a observar a cuclillas, tengo una sonrisa de oreja a oreja... Pero mi corazón se acelera al observar que un amigo de Hernan está apuntando hacia mi casa con su acusador dedo índice; me escondo debajo de mi cama, si no lo veo no existe...*Toc, toc, toc*
Sigo escondido...
*TOC, TOC, TOC*
Sube su rabia de manera exponencial pero yo ya me había calmado, desgargué mi furia rompiendo la ventana, ahora el miedo es el miedo el que invade mi persona
*CRACK*
¿QUE FUE ESO..?
Se escuchan fuertes y rápidos pasos pisando la escalera, estoy completamente paralizado ¿Acaso van a lincharme? ¿Vino con todos sus matones? ¿Con qué he de defenderme? Tantas preguntas y tan poco tiempo, sin embargo soy rápido y salgo de mi escondite para trabar la cerradura de mi puerta con llave, mismo segundo en el que se escucha un estruendoso golpe en la puerta.
-¿Asi que estás acá maldito imbécil?¡Voy a romperte los huesos de la misma forma que rompiste mi ventana! Apesar de las provaciones, no contesto, sería poco inteligente, además... estoy muy ocupado abriendo la ventana para escapar
La salida, tan cerca y tan lejos, la distancia es larga, es evidente, estoy en un segundo piso pero ¿Dolerá más una caida o una golpiza? Ninguna de las dos suena como una linda experiencia por su puesto, pero creo que prefiero un cálido precipicio, me lanzo hacia los arbusto, pasa todo en cámara lenta, creí que los arbustos amortiguarían la caída pero no, me clavé todas las estúpidas ramas, el dolor es insoportable, no tengo escapatoria.
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Cólera de un hombre sencillo
AdventureHombre típico de los suburbios, tal vez un poco temperamental, vive distintas situaciones que lo hacen reflexionar sobre la importancia de tener auto control emocional