Prologo

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Me senté en un banco mientras la pareja llegaba y empezase a abrazarse. No tenía nada que hacer, no traía el móvil y estaba sola.
-Oye Karina ¿hasta qué horas te quedarás?-preguntó Milli y me miró.
-¿Ya me estáis echando?-pregunto.
Flavius, el novio de Milli me miró y rompió el contacto.
Yo era la típica chica no muy carismática con unos kilos de más y sosa, la amiga con la que una chica siempre va para ligar.
-¿Pero hasta qué hora te quedas?-me desveló de mis pensamientos Milli.
-A las 6 me iré.
                               ✓  ✓  ✓
Fui corriendo a la estación, llegaba tarde y me daba miedo perder el autobús. Me senté en un asiento que encontré sin nadie.
David, un chico al que conocí hace años en una fiesta se sentó al lado mía y me sonrió. Este chico tenía una sonrisa enigmática pero tan perfecta que te hacía babear. Vio lo genial que era en mi interior y me apoyo en cada momento, me hacía reír cuando lloraba, me abrazaba cuando estaba sola, me escuchaba hasta cuando le gritaba. La única pega es que es gay.
-¿De donde vienes, fea?
-De quedar con Milli y después vino su novio y así acabé.
Me miró, me sonrió por última vez, se puso sus auriculares y desconectó. Eso es lo que amaba de David; que supiese cuando quería hablar y cuando no.
Cinco minutos después estaba bajando cerca de mi casa. Me deprimía mucho la idea que Milli solo quedase conmigo para estar con alguien y luego me dejase por su novio.
Al llegar a mi casa lo primero que hice fue tirarme en la cama y ver mi móvil.
Mensaje de Milli a las 18:03: Tíaa ayúdame, me he peleado con Flavius.
Suspiré, me costaba creer que pudiese escribirme eso después de haberme casi echado. Algún día de estos me gustaría ser guapa y que los chicos se acercasen a mi pero eso era difícil en mi. Flavius el novio de Milli hacía tiempo que me atraía pero en cuanto se enteró me aclaró delante de todos que no quería nada ni lo querría nunca, que era fea y eso nadie me lo quitaba. Esas palabras se clavaron en mi corazón junto a otras muchas. Me fui al salón para beber agua y de repente me llegó una llamada en número desconocido. No sabía si cogerlo, pro como no tenía nada que hacer lo cogí.
Pasaron 10 segundos y el móvil se me cayó al suelo ruidosamente vi mi vida a cámara lenta. No podía ser...
«No podía ser»
  «No podía ser»
    «No podía ser»
      «No podía ser»
        «No podía ser»
Me repetía como una loca pero la verdad me estalló en la cara. Mi padre estaba en la camilla, intentaban resucitarlo pero se miraron y negaron. Mi mundo acabo ahí.

The first oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora