El día nublado. El frio calaba hasta los huesos. En un apartamento pequeño de Londres, un chico de 24 años con cabello castaño y ojos verdes terminaba de desayunar listo para comenzar a trabajar.Giraba su cuello para ver la gran pantalla de plasma que acababa de comprar hace apenas unos cuantos dias, alegre de haber podido comprarla, de ver como empezaba a generar dinero y poder tener todo lo que siempre quiso.
Necesitaba visitar a su madre y a su hermana pero para eso tenia que esperar un poco mas. Probarle a su madre que haberla retado diciendo que volvería con dinero no era una broma.
El reloj marcaba las 11 de la mañana y ya tenia que salir a recojer un pasajero. Resulta que el joven ojiverde trabajaba en la gran industria de los viajes seguros. UBER, como es conocido, y llevaba aproximadamente 3 años en ella. Sin ningún problema, claro. El joven se caracterizaba por ser cerrado y concentrado. No convivía con muchos de sus compañeros. Con ningun en realidad, todos le parecían egoistas y falsos, avariciosos, a excepción de uno. Un castaño de ojos marrón que llevaba por nombre Liam, el único lo suficiente bueno para el agrado de el ojiverde.
Como un rayo, toma una chaqueta de piel y sube en el recién lavado auto negro.
Feliz de que hayan dejado su equipo de trabajo como a él le gustaba, encendió el motor y comenzó su dia como era de costumbre. Algo aburrido pero era trabajo igual, sabia perfectamente que así era y debía aceptarlo aunque, por azares del destino, la vida rutinaria y su facha impecable cambiaria. Nadie puede ser perfecto para siempre.
***
Otro día aburrido, las mismas personas hipócritas, la misma ropa, los mismo planes. Se sentía un robot, un mueble, una simple garra de ropa. ¿En qué se había metido? Vaya que era idiota. Pensó, influenciado por su padre, que al conseguir alguien con dinero su vida mejoraría, viajaría lejos, conocería el mundo, sería feliz, pero no fue así. Estúpido, tonto. Se dejó engatusar por un par de ojos azules y una billetera llena de dinero. Pero ya no más, estaba harto, prefería trabajar y hacer lo que se le diera en gana cuando y como quisiera a estar como esclavo, soportando insultos, golpes, humillaciones y para colmo, infidelidades.
Si, como lo oyen, o leen, da lo mismo, el pequeño castaño de 25 años había presenciado la más repugnante y, a la vez, favorable imagen de toda su vida. El perfecto, pulcro y correcto empresario Niall Horan había cometido un enorme error. Uno que beneficiaría al ojiazul. Louis había encontrado desnudo a su "novio" con nada más y nada menos que su secretaría, aquella pelirroja de la que tanto se quejaba, por su ineficiencia, su falta de atención, por ser "fea". Pobre chica, pensó Louis, no sabe en lo que se ha metido.
Dolido; de la vida, sus acciones y la traición, sacó su celular y pidió un auto para irse de ahí. Para su suerte, un usuario con un auto negro estaba a una cuadra de distancia. Vio la imagen de el conductor en su celular que llevaba por nombre Harry Styles, cabello castaño corto, ojos verdes y sonrisa perfecta.
En la entrada de el edificio, una melena rubia y una voz dominante comenzaba a gritar, llamando al ojiazul que ya tenia los nervios de punta a verlo tan cerca.
El ojiverde, algo asustado, piso el acelerado y llegó en cuestión de segundos alado de el castaño. Este, a causa de los nervios, no podía abrir la puerta, estaba asustado, conocía la furia de el rubio, la había presenciado y no quería volver a sentirla. Aún no estaba sanado completamente de la última golpista sin justificación.
El ojiverde bajo de el auto, dispuesto a todo y no sabia porque razón. Su figura alta y fornida, paralizó al rubio que no dejaba de respirar pesado, asesinando con la mirada a Louis. Este, agradecido con el chofer, subió en el auto y puso el seguro, precavido.
ESTÁS LEYENDO
AMOR PASAJERO |L.S|
FanfictionTengo cicatrices, aunque no siempre se pueden ver. A veces la vida te la golpes, a veces las personas. No te vayas ni aunque te lo pida. Tal vez, algún día sucedida todo lo que me imagino antes de dormir.