Regalo de aniversario

2.9K 212 137
                                    

Me encontraba manejando de regreso a mi departamento después de un agotador día en el trabajo. Estaba cansada, rendida y sumamente estresada por culpa de ciertos menesteres a los que no podía darles punto final. Aunque pensándolo bien, no solo el trabajo era el causante de mi estrés físico, sino que también tuve la brillante idea de darme una vuelta por el centro comercial.

Por culpa de esa tontería.

Necesitaba dar una vista rápida, aunque sea, para calmar mis ansias. Y justo fue lo que sucedió. Sin embargo no esperaba que al final todo acabara de esta manera, con esa maldita cosa mirándome desde atrás.

«Mikasa... tienes que calmarte» me apremiaba a mí misma, pues la perturbación mental que me invadía desde hace horas amenazaba con regresar. No hice nada malo, pero mi subconsciente seguía jodiendo con lo mismo cada segundo.

Todo empezó hace unas semanas, las peleas con Levi, mi novio, se habían intensificado considerablemente durante aquellos días. Discutíamos más a causa de cualquier insignificancia, por más pequeña que fuera nos íbamos rápidamente a los gritos y palabras rudas contra el otro.

Lo cierto era que la insignificancia tiene su justificación y razón de ser.

Él y yo vivíamos juntos, sí, pero a pesar de tener 10 años como pareja a él no se le había ocurrido soltar la espectacular e 'inesperada' proposición de matrimonio.

Y era algo de suma importancia para mí, cosa que Levi no entendía y que yo no estaba dispuesta a admitir, pues el matrimonio resulta ser una propuesta que debe nacer del mismo Levi. No de mí. De él debería surgir la idea, porque se supone que él es quien desea permanecer a mi lado el resto de sus días.

Ya había pensado sobre aquello al respecto: ¿Y si la realidad era que Levi no me amaba como yo creía? Descartado, sino, ni siquiera conviviría conmigo ni me aguantaría como solo —entre nosotros— lo hacemos.

Así que la inexistencia de cariño quedaba definitivamente por los suelos.

Después me puse a analizar... ¿algún interés demoniaco que esté sonsacando a mi hombre? Nah, Levi era demasiado testarudo para dejarse convencer así de fácil por cualquiera.

Entonces, ¿qué rayos pasaba por su cabeza?

Dada mi indecisión y constantes dudas, me puse algo malhumorada por aquellos días, cosa que se intensificó gracias a la inoportuna llegada del periodo. Esos horrorosos días del mes que vuelven loco a cualquiera.

Por supuesto que Levi lo notó enseguida, y seguramente harto, el enano hijo de puta fue capaz de usarlo en mi contra imprecando que yo estaba loca. Obviamente, como es propio de mí, fue imposible quedarme con la boca cerrada, y le repelé de las formas más groseras y despiadadas posibles, con veneno y con saña. A lo que él no hizo más que mantener un sepulcral silencio que se me antojó eterno y se fue. No sé a dónde o con quién, pero el asunto me dejó infinitamente angustiada.

Y arrepentida.

Al día siguiente simplemente regresó anunciando que debía viajar por asuntos de trabajo, a un congreso que duraría tres días.

Yo solo asentí, abstraída, para él rápidamente tomar una maleta y largarse azotando la puerta. Dejándome más sola y desdichada en mi miseria.

Me había sobrepasado y era consciente de ello. Esperaba que mi gran bocota no arruinara nuestra estrecha relación que tantos años nos había tomado forjar.

No me lo perdonaría nunca.

Por lo tanto, durante esa segunda noche que Levi no durmió conmigo, se me ocurrió idear un plan. Algo para obtener su perdón y suplicarle clemencia.

Regalo de Aniversario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora