jjg

619 71 47
                                    

El escritorio crujió  y un gemido sordo abandonó la boca de Jimin al ser penetrado. Su cuerpo se tensó, tambaleándose, buscando afirmarse al mueble que le mantenía de pie mientras su compañero de cuarto se lo follaba sin ninguna consideración.

Para cuando Jimin había cumplido la mayoría de edad y se había graduado del instituto, ya estaba bastante jodido. Sabía que no podría vivir de su cara o someterse al estilo de vida de las personas de clase baja. Por esa razón, se aseguró de graduarse como el mejor estudiante de la generación. ¿Quién dejaría que tal potencial se desperdiciará?

Sus abuelos no. Habían decidido que Jimin valía la pena y le habían mandando a la universidad de Seúl, sólo con la promesa de que mantendría tan buen estatus como lo hizo en el instituto y que estudiaría leyes. Jimin no replicó, él sólo necesitaba asegurarse a sí mismo y lo había conseguido.

Se mudó a los dormitorios del campus y había acabado en la misma habitación que un chico prodigio del fútbol americano. Ambos eran del mismo distrito en los extremos opuestos; diferente a lo que Jimin había esperado del estereotipo del deportista, el muchacho se presentó con él cordialmente, su nombre era Jeon Jeongguk, y le había dejado escoger a Jimin la cama que prefería. No le interesó y mantuvo su distancia.

Hasta que una noche su compañero de cuarto llegó borracho de una fiesta de novatos y le propuso follar. La idea le pareció picará e inesperada de aquel chico que parecía ser tan reservado y prudente. Aceptó, advirtiéndole que a él no le gustaban las cosas suaves. Le contó cómo le gustaba que lo tratarán en la cama y admitió tener cierto afán a morder, rasguñar hasta hacer sangrar a su pareja, mostrando sólo un pequeña parte de lo podrido que estaba a Jeongguk.

Por otra parte, nada pareció importarle al chico contrario y asintió, sujetándole con fuerza de las manos para llevarle a la cama. Esa fue la primera noche en la que Jimin sintió un poco de interés por su compañero de cuarto y abrió las piernas para él.

Y para mitad del curso, ambos habían perdido la cuenta de las veces que habían follado en la pequeña habitación que compartían.

Sobre su nuca, Jimin podía sentir el caliente aliento de Jeongguk mientras esté sujetaba una mano firme a su cadera, enterrando los dedos en su carne y provocando cierto toque de dolor que Jimin supo manejar sin problema, empujándose cada vez más profundo dentro de él. Sin embargo, no se sentía emocionado, le había puesto contra el escritorio sin darle la oportunidad de arañarle la espalda y morderle en el hueco que se creaba entre su hombro y su cuello, su lugar favorito.

Giró la cabeza, intentando encontrarse con el rostro del muchacho sobre él. La mano libre de Jeongguk se posó sobre la parte posterior de su cabeza y le obligó a mantenerse en la misma posición.

―Hoy no, Jimin ―le dijo besándole el omoplato izquierdo ―. Tengo revisión médica mañana.

El menudo chico no respondió y dejó escapar el aire de sus pulmones, ajeno al hecho de que el contrario había acelerado el ritmo de las embestidas a punto de llegar al orgasmo.

«¡Pero qué decepción!»

Una parte de Jimin se apagó y su erección había pasado a segundo plano. Jeongguk no había cumplido la promesa que habían hecho cuando decidieron follar sin compromisos, ahora Jimin no se sentía como para cumplir la suya.

Ya no iba a sólo morder y arañar.

n/a: un poco más apagado, pero es que es cortito y el lemon no se me da ah.

170710;;

FILL MY SOUL WITH VOMITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora