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La habitación es oscura, sus ojos se sienten pesados. Tiene el cuerpo por completo rígido y podría jurar que le ha acribillado una pandilla de ladrones de los barrios bajos. Siente algo de polvo caer sobre sus párpados y comienza a cuestionarse dónde está.

Pero, antes de eso se da cuenta de que tiene las manos atadas a la espalda, intenta gesticular con la boca y siente la molesta sensación de su piel pegajosa por la cinta industrial sobre sus labios, recorriéndole desde un costado de la cara al otro. Oh, mierda. Le han secuestrado.

Su mente comienza crear una infinidad de hipótesis, no está asustado. Ha pasado antes y sabe que siempre y cuando lo que busquen sea dinero saldrá de ésta.

Permanece en la habitación, por lo que parecen horas, y debido al eco de las pisadas, el polvo cayendo en su cara constantemente en sincronía con cada pisada, descifra rápidamente que está en el sótano de una casa desconocida. Deja ir el aire por las fosas de su nariz y se repite que saldrá de esta bronca, hará un trato con el secuestrador y después encontrará la manera de joderlo en un juicio.

El chirrido de una puerta se escucha junto con algunos cerrojos que son manipulados y es capaz de ver un halo de luz de arriba, mostrando unas escaleras y el cuerpo de alguien que asoma la cabeza, curioseando. No puede verle bien el rostro, pero está seguro de que se trata de un hombre probablemente de estatura promedio y, por lo poco que puede distinguir, de complexión media. Recuerda, recuerda. Taehyung debe saber que descripción dar cuando salga de esta.

―Despertaste, Taehyungie.

Capta cada palabra y nota cómo su secuestrador se esfuerza en marcar cada sílaba de su nombre. El cuerpo se le tensa al darse cuenta de que es Jimin quien le secuestró. La respiración se le corta y experimenta un ligero mareo al comenzar a hiperventilar. Sus párpados se expanden más, buscando ver la figura de Jimin con claridad, no lo siente pero ha comenzado a presionar con gran fuerza sus dientes y ha tensado hasta los dedos de sus pies, ansioso, aterrado.

―Mm, creí que el golpe ciertamente te mataría ―dice, inclinándose por encima de él, presionando el dedo índice en la comisura de sus labios y después sonríe ―. Qué mal, por ti.

Taehyung busca a su alrededor, tratando de buscar una posible salida. Va a asesinarle, va a asesinarle por haberse metido con él.

Como si leyera su mente, Jimin se sienta a un lado de Taehyung. Sabe que los jadeos que suelta son palabras oprimidas, suplicas. Las ignora. Ha sido un largo día y se siente de humor como para hablar con su colega.

―Me agradas ―dice arremangándose las mangas de la camisa blanca que lleva, no se ha cambiado de las ropas que suele usar para el trabajo ―. Por eso, me desilusionó tanto cuando descubrí que estabas metiendo la nariz dónde no debías.

Taehyung traga saliva y advirtiendo el tono melodramático que usa Jimin para comenzar su monólogo. Acaba con la manga izquierda y va por la derecha con tranquilidad, luce tan fresco, en medio de una habitación semi-oscura con alguien más, retenido contra su voluntad.

―No, no. Taehyungie, esas cosas no se hacen ―sisea y gira al hombre en cuestión ―. ¿Es por qué conseguí ese caso que tanto quisiste tú?

El contrario le mira tratando con cada minúscula parte de su ser para no poder la compostura, quiere creer que todo esto ha sucedido de la nada, un novato. Sí, si Jimin ha hecho esto por mera rabia sin pensar ha cometido tres o cuatro errores. Lleva la ropa que uso esta mañana y seguramente alguien ha visto algo. Deben estar buscándole, va a salir de ésta.

―Sabes que mis abuelos quisieron que fuera abogado ―rasca su nuca mirando a otra parte de la habitación y después se ríe como si alguien hubiese contando una broma ―. ¿Yo estudiando leyes? ¡Já! Probablemente, justo ahora pensarían que no ha sido la idea más brillante.

Cambia de posición y se coloca sobre Taehyung, posando cada mano a los costados de su rostro y acercándose hasta que sus respiraciones chocan. Se sorprende al darse cuenta de que los ojos de Jimin tienen brillo especial mientras disfruta de esa retorcida tortura psicológica.

―Sabes, sé todos los artículos de la constitución, sé cómo hacer de esto un delito menor y, como extra, también sé cómo desparecer un cuerpo ―hace una pequeña pausa y ladea su rostro ―. Tu cuerpo.

El aire se le escapa de los pulmones y su reacción consigue hacer sonreír a Jimin, satisfecho.

―Lo diré: tenías razón ―susurra sólo para Taehyung ―. Sigo sin comprender por qué comenzaste a tener tanta curiosidad sobre mí, pero admiro que hayas visto más allá de todo. Jung Hoseok, Kim Namjoon, Jeon Jeongguk, Kim Seokjin y Min Yoongi; dados por desaparecidos en diversas circunstancias y todos olvidados en los expedientes antiguos. Mm, Namjoon debió haber sido difícil. ¿Qué hiciste? ¿Entrevistaste a todo el pueblo donde vivía cuando era joven?

Cada reacción en Taehyung mueve algo en Jimin que le hace sonreír con mayor deleite, y contar el gran acertijo que estuvo buscando su colega del bufete de abogados sólo le hace recordar, malos y buenos momentos, maravillosos momentos.

Aleja su rostro de Taehyung y se pone de pie, buscando un interruptor en la pared cercana a la escalera.

―Nuestra profesora tenía razón, Taehyungie. El desarrollo psicosexual es algo frágil y delicado; la familia, los amigos, el ambiente, las situaciones, todo influye. Un suceso puede definir si eres un desequilibrado o alguien apto para la sociedad.

Desliza los dedos por la pared con sutileza y los arrastra hasta encontrar el interruptor, oprimiéndolo.

Durante su niñez nunca había experimentado gran afección a algo en especial. Sólo sabía que le gustaban las cosas dulces y brillantes, y durante su adolescencia fue que encontró dos o tres cosas interesantes. Park Jimin era un hombre excéntrico con gustos anormales, dos hobbies en especial, una de ellas: coleccionar objetos filosos para su uso personal.

El recuerdo azota su mente y sin pensarlo donde veces coge el hacha que tiene en la pared contigua a las escaleras.

―El señor Im me obligaba a matar a los cerdos cuando estamos cortos de personal ―cuenta arrastrando el contrafilo sobre las baldosas, acercándose a donde Taehyung ―. La primera vez que lo vi hacerlo y me obligó, me asusté tanto. Como cuando descubres que te has enamorado, pero intentas negarlo porque es tu hermana. Es prohibido, asqueroso y excitante.

Una sonrisilla escapa de sus labios y Taehyung jadea cuando le ve elevar el hacha sin previo aviso. Sus ojos se abren atónitos y sus ojos se llenan de lágrimas volviendo la escena borrosa. El filo del hacha se queda a mitad del camino de descuartizar el muslo izquierdo de Taehyung. La sangre comienza a brotar y el dolor se desplaza por cada fibra de su ser después de un golpe de adrenalina y grita con todas sus fuerzas queriendo revolcarse en su dolor. Jimin le toma por los tobillos y coloca su peso sobre él, limitando sus movimientos mientras escucha cada desgarrador berreo del hombre contrario.

―Sabías que, la carne de cerdo sabe igual a la de un humano ―dice colocando su mano sobre la lesión, empándese de sangre y hundiendo sus dedos en la apertura de la herida con la intensión de lastimar ―. Eres un cerdo, ¡así que chilla; chilla, cerdo!

Taehyung intentó moverse mientras el dolor se incrementaba cada vez más, sus oídos se martillaban con sus propios gritos doloridos mientras el eco de las paredes resonaba sin nadie a la redonda. Cerró los ojos por un instante. Sintió su cuerpo más liviano y se forzó a cerrar los ojos. Jimin alzó sobre su cabeza el hacha y sonrió al ver que Taehyung no se había desmayado.

―Adiós, Taehyungie.

Y dejó hundir el hacha sobre su pecho. La sangre brotó por todos lados, Taehyung ni siquiera pudo maldecir, la sangre se drenó se su cuerpo a chorros, el frío le envolvió y lo último que vio fue a Jimin con una gran sonrisa como si fuese un niño el día de navidad.


n/a: pobre alma en desgracia, tan triste, tan sola (a qué no saben qué canción es): 

al fin después de tanto tiempo al fin el capítulo de taetae.

171029.

FILL MY SOUL WITH VOMITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora