Novio

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El día que llevamos a Lena al psiquiatra fue un día especial para mí.

Por una parte estaba realmente encantado con la idea de que no la volvería a ver, y yo pudiera hacer todo lo que quisiera sin pensar en que ella me iba a pillar. Pero después pensé que no tendría a nadie para manipular, y no me gustó.

Recuerdo estar en el coche, con Lena llorando justo a mi lado.

Yo sonreía. Ella no lo veía.

—Pronto saldrás cariño. —Susurré cerca de su oreja, haciendo ver que me importaba realmente que volviera o no.

—Búscame. —Lena levantó la mirada desesperada hacia mí, creía que ella me importaba lo suficiente como para hacer lo mínimo por ella.

Siempre fue tan inocente.

Y ahí terminó la conversación, con mi sonrisa y sus lágrimas.

Le besé en la frente y asentí con la cabeza. Dándole falsas ilusiones, como solía hacer.

El coche frenó, y noté como dos pequeños brazos se agarraron a mi gran cuerpo, haciendo fuerza.

—No me dejes ir. —Suplicó mi hermana pegada a mi. —Por favor Josh. Haré lo que sea.

Y sonreí.

—Te buscaré. —Prometí en un momento de humanidad. Algo dentro de mí se removió cuando bajé la mirada a sus ojos color tierra, tenían tanto brillo, eran preciosos, incluso sin tener un color especial.

Ella era preciosa en general.

—Te buscaré. —Repetí más para mí que para ella. Lena solo asintió no muy convencida pero esperanzada y se alejó de mí.

—Te quiero. —Susurró sin mirarme a los ojos.

—Mucho. —Seguí con la pequeña conversación que teníamos siempre.

—¿De verdad? —Hizo la misma pregunta de siempre.

—Mucho.

—Si me quisieras no me harías esto.

—Te quiero mucho Lena.

Y me besó. Y se alejó. Y la miré. Y mi mente colapsó.

Ya no estaría conmigo más.

Y no sabía si alegrarme por ello.

Unas semanas después la fui a ver, se veía demacrada pero con una sonrisa en sus ojos

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Unas semanas después la fui a ver, se veía demacrada pero con una sonrisa en sus ojos. No lo entendía.

—¿Lena? —Pregunté al entrar en la habitación, ella estaba sentada en la cama esperando mi llegada.

—Hola. —Saludó algo indiferente a que yo me encontraba allí.

—¿No te alegras de verme? —Dije extrañado pero acercándome a ella con los brazos abiertos. Le había echado de menos, o eso decía mi mente.

—Han pasado cinco semanas. —Respondió sin moverse del sitio, bajé los brazos algo frustrado y me acerqué a su cama.

—No pude venir antes. —Inventé. —Papá y mamá estaban tipo: no te acerques. —Levanté los brazos con indiferencia y los bajé sin poder hacer nada. —Lo siento.

—Da igual. —Contestó dando un salto atrás en la cama, quedándose más lejos de mí. —He conocido a gente aquí.

—Lena no te preocupes, dentro de poco podrás salir. —Intenté consolarla, o consolarme. No tenía a nadie más que a ella.

—No hace falta. —Contestó mirando a la puerta de su habitación, se le notaba fría conmigo, pero en sus ojos podía notar algo de calidez.

—Pero Lena tú quieres salir de aquí. —Intenté convencerla. —Tú no mereces esto.

—Es verdad. —Dijo de un momento a otro.

—Por eso mismo yo...

—He conocido a alguien. —Me interrumpió. —Se llama Lucas. —Mi cabeza giró en su dirección y una mirada algo ennegrecida cayó sobre ella.

—¿Quién es ese? —Pregunté apretando la mandíbula.

Solo mía. Mía. Lena. Hermana. Sólo. Lucas no. Mía.

—Mi novio. —Contestó los hombros indiferente. —Él es fantástico. —Por primera vez desde que llegué a la habitación me miró, de sus ojos salía tanta luz que casi me quedé ciego. Ciego porque casi la había perdido.
Casi.

—No es tu novio.

—Me trata tan bien. —Explicó con una sonrisa en su rostro. —Me llama pequeña. —Se ríe por ello. —Dice que tengo un cuerpo muy pequeñito y que le parezco demasiado tierna. —Arrugó la cara de una manera tierna, parecía una niña pequeña.

Mi niña pequeña.

—Lena. —Llamé su atención. —Te voy a sacar de aquí ya.

Y con eso me levanté, abrí la puerta sin mirarla, y salí.

Senseless #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora