Entré al salón de práctica en la espera de no encontrarme a nadie y así poder usar un momento el espacio para hacer el calentamiento y poder estirarme. Desde hace par de días no lo hacía y comenzaba a sentir el cuerpo tenso y lleno de nudos. Hice una celebración silenciosa cuando no vi ni un alma allí. Pude haber hecho el estiramiento en casa, pero preferí usar estas facilidades que arriesgarme a llegar tarde al trabajo. Me cambié la ropa por algo más cómodo, aunque no esperaba tomar mucho tiempo en esto, hacerlo sin la ropa adecuada sería un infierno.
Me puse los audífonos y comencé con el estiramiento. Estiré los brazos y los pies, lo suficiente para comenzar con algunos estiramientos de ballet. Los brazos de un lado a otro, con suma elegancia, significaban una postura rígida que hacían de mis músculos trabajarán y evitarán encogerse. Realmente lamenté que no hubiese una barra para poder subir mis pies y hacer las flexiones. Continúe con una pequeña coreografía de ballet. Era uno de los bailes que más practicaba, había tomado semanarios y clases. Me di cuenta que al menos los calentamientos con sus pasos, hacían que mi cuerpo se sintiera flexionado una vez termino los ejercicios y desde entonces, siempre ha sido mi método.
Me senté en el suelo y estiré los pies lo más que pude y llevé mi cabeza a las rodillas. Me había costado una vida poder hacer eso sin quejarme, así que no quería perder la costumbre. Entonces deseé que mi compañero de baile estuviera para que me estirara los pies. De momento vi algo moverse frente a mí, mire rápidamente asustada. No esperaba a nadie y no creía que haya pasado mucho tiempo allí. Inesperadamente me encontré con los ojos de Ravi, quien se veía a su vez sorprendido por encontrarme allí. La vida estaba jugando conmigo, ¿Por qué siempre tenía que encontrarme con él precisamente? Llevaba una camisa sin mangas y unos pantalones negros, con un abrigo verde amarrado de la cintura... Sí lo sé, tendía a estudiarlo completamente... Oh dios, ¡esos brazos! Lore, por favor disimula un poco. ¡¿Cómo podía no admirar semejante belleza?! Era un soberano pecado si no lo hacía.
-Lo siento- me quité los audífonos.-. No pensaba que iban a llegar tan pronto. Se me debió pasar la hora.
-No he dicho nada- se defendió él. Cierto, no había dicho nada. Entonces, ¿por qué me sentía como niña pequeña a la que descubrieron comiendo las galletas que no eran de ella?-. Puedes continuar con lo que haces, los demás aún no llegan. Están en el estudio de grabación.
Tenía dos opciones: dejar que me supervisara, porque él se veía demasiado curioso, o irme. Fue en ese momento cuando recordé la conversación de nosotros en el avión, además si llega ser cualquier otra persona quien me hiciera la propuesta la hubiese tomado de buena gana. No era ningún ratón cobarde, así que no me iría.
-¿Puedes ayudarme?- él se acercó con todo tipo de preguntas en su cara.-. ¿Puedes estirar mis pies?
-Claro.- se sentó en el suelo y posicionó sus manos en mi pie derecho y amablemente comenzó a hacer fuerza para abajo, llevando mis pies en dirección al suelo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentir su contacto fue como un choque eléctrico. Ravi puso su atención en el otro pie, y estaba tan concentrado que no pude evitar tomarle el pelo un rato.
-No te muevas- solté de repente.-. Tienes un insecto en tu hombro.- Su cara cambió por completo, tal y como dije, se quedó como estatua. Cerró los ojos y mordió sus labios, realmente no le gustaban los insectos.
Me puse de rodillas para quitarle la hoja que había visto. No pude evitar romper a reír cuando él vio qué se trataba. Me senté en mis pies, muriéndome de la risa.
-Perdóname, perdóname. No debí hacerlo.- pero de todas formas me seguía riendo.
-Ah, así que es gracioso.- entonces comenzó a hacerme cosquillas. Con lo cosquillosa que era rompí a reírme a carcajadas, de pronto mis brazos no pudieron aguantarme haciendo que me fuera de espalda y él se fue conmigo de alguna forma.
Sus manos estuvieron posicionados al lado mío, encerrándome. Olvidé respirar. Su rostro estaba tan cerca, que podía sentir su aliento. Fue un momento incongruente, como si se hubiese detenido el tiempo o fuera una realidad alterna. Ravi alzó su mano, y con el pulgar acaricio mi mejilla con una sonrisa. Allí donde estaba, él se veía la persona más tierna en la faz de la tierra.
-¿Interrumpimos algo?- ambos nos movimos a la velocidad de la luz, uno lejos del otro. Leo entraba al salón, sorbiendo su café y poco tiempo después, entraron los demás riéndose de algo.
-¡Ha Neul! Es bueno ver que no estás en estado de zombie.- N miraba a Ken con reproche.
-Eso nunca pasara. Pasé un tiempo agradable –miré a Ken.-, estuvo divertido. Admitiré, por la salud mental de Ken, que él me ganó par de veces.
-Sí, eres buena jugando, se me hizo difícil.- Estuvimos jugando uno de mis juegos obviamente tenía que serlo. Y gracias a dios él me dejó descansar de Overwatch.
-¿No será que se dejó ganar?- Hongbin siempre fastidiándolo. Bueno, qué diablos, él está en el 5% de mejores jugadores en Corea en Overwatch. Hasta yo tengo miedo de jugar ese juego con él.
-¡Eres cruel!- le dije, la cara de Ken fue como si le hubiesen tirado un vaso de agua fría.-. Nunca hice eso- Me puse de pie saliendo de la posición incómoda y cuando lo hice mis piernas me maldijeron mucho.-. Es hora de que me marche. Vine para usar su salón un rato.
-¿Para?- N caminó hasta el equipo de música.
-Mmmh... Una larga historia- me encogí de hombros.-. Se las contare algún día -Lo menos que quería es que ellos pensaban que alardeaba, ya basta con que supieran que sabía tantos idiomas como podía.-. ¿Necesitan algo?
-Unas botellas de agua estaría bien.- dijo Ravi, asentí sin mirarlo porque sentía mi cara roja.
-Vale. Me cambio y voy por ellas.
Salí del salón y me recosté en una pared en busca de aire. Mi corazón iba tan rápido que me sorprendía que aún estuviera en mi pecho y no hubiese salido corriendo. Me rompí la cabeza tratando de explicar lo que ha pasado, pero todas las respuestas eran tan poco improbables que me di por vencida. Con un sonoro respiro, seguí mi camino... Tratando de matar las dichosas mariposas que nacían en mi estómago.
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Amor de Invierno (Vixx's Love Season Serie, #1)
FanfictionLorena, una latina que va a Corea a trabajar con Vixx, siendo su traductora. Ella que desde el comienzo del grupo le ha dedicado todo el tiempo de su vida, por fin conoce a sus idolos. ¿Qué pasa cuando llega y conoce a su bias? ¿Qué contratiempos...