Las cosas entre Minho y Taemin últimamente no habían estado muy bien. Discusiones, gritos, separaciones, reconciliaciones, se podría decir que habían pasado de todo.
Se habían perdido y se habían encontrado.
Muchas veces a decir verdad.
Y es por eso que cuando Taemin lo invita a cenar el día de su tercer aniversario, Minho siente como en su corazón despierta una pequeña chispa de esperanza de que tal vez todo será mejor de ahora en adelante, que todo sería como antes y la única razón por la que discutirían sería por quién le cambiaría el pañal a su bebé.
Porque Minho era fuerte y grande pero cuando estaba con Taemin se sentía pequeño. ¿Cómo alguien puede lograr tenerte así?
-¿De verdad tienes que irte ahora?
Cuestiona el menor un tanto molesto al ver cómo el más alto se acomodaba su corbata y se fijaba en el espejo que aquel traje que usaba siempre para trabajar no estuviera sucio. Sabía que a veces era un egoísta, pero justo ese día deseaba tenerlo solamente para él y lograr mejorar las cosas.
-Te prometo que llegaré antes de las ocho, mi amor.
Le dice tratando de hacerlo sonreír un poco aunque no lo logra.
El alto se mira una vez más en aquel espejo de cuerpo completo y antes de salir de casa deposita un pequeño beso sobre la frente de su pareja, susurrando y prometiendo que llegaría temprano porque de verdad no quería decepcionarlo, pero al no obtener respuesta, no lo demuestra pero siente un nudo en su garganta.
"Lo prometo."
Estando Taemin completamente solo en su casa, porque había logrado convencer a su madre de que cuidara a su hija, se pone manos a la obra y empieza a preparar la comida, ya sintiéndose menos molesto con Minho y un poco arrepentido de no haberse despedido con un poco más de cariño.
Pero lamentablemente así era Lee Taemin, demasiado orgulloso.
Faltando solamente unos minutos para que sea la hora de llegada del alto, la mesa ya estaba lista, se sentía realmente orgulloso de su trabajo y sabía que al otro le iba a fascinar, así que se sienta en la mesa con una copa de vino a esperarlo.
8:10
"Solo son diez minutos de retraso, seguramente es el tráfico" Se dice Taemin a si mismo y decide mejor empezar a servir los platillos para que su pareja solamente llegara y se sentara a disfrutar porque seguramente estaría muy cansado después de tanto trabajo.
9:00
Taemin mira hacia el enorme reloj de la sala y luego hacia la puerta y nuevamente hacia el reloj, empezando a sentirse demasiado molesto.
¿De verdad pensaba dejarlo plantado cuando él había tenido la idea de la cena? Suelta un bufido y decide esperar un poco más a pesar de que la comida ya se había enfriado.
10:15
-No podía esperar menos de ti, Choi Minho.
Se dice en voz alta, sintiéndose realmente humillado debido a que el mayor aún no llegaba y que para colmo no respondía sus llamadas.
Se pone de pie con ambos platos de comida y los arroja en dirección a la puerta en un repentino ataque de ira. Sabía que no debió haberle dado una segunda oportunidad.
Y justo en el momento en que empezó a subir las escaleras para dirigirse a su habitación, su celular sonó, mostrando en la pantalla el nombre de Minho. Sin embargo, en vez de responder, Taemin bufa y guarda el celular en su bolsillo pues no quería escuchar una de sus tantas excusas.
Lo escucha sonar mientras se cambia de ropa.
Lo escucha sonar mientras se lava los dientes.
Lo escucha sonar mientras tiende su cama.
Y lo escucha sonar cuando se cubre con las sábanas.
25 llamadas perdidas.
Taemin no se digna a responder ni una sola y decide mejor apagar su celular, si el otro tenía algo que decirle, tendría que hacerlo en persona, así que cierra sus ojos y se dispone a dormir.
Pero si tan solo hubiera cogido el teléfono.
Sí tan solo hubiera dejado de lado su orgullo.
Hubiera podido enterarse de la razón por la que Minho no llegó con aquel enorme ramo de flores que le había tenido preparado.
Se hubiera enterado de que Minho había tenido un grave accidente.
Y se hubiera enterado de que por culpa de un ebrio que manejaba como loco, Minho no volvería a estar a su lado.
Nunca más.
