CAPÍTULO 1

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El Sol estaba en lo más alto del cielo, el calor era insoportable y no se veía ninguna nube cercana.

Jack estaba tumbado boca arriba con un cuerpo inerte encima de él. Retiró el cadáver y se empezó a levantar aunque con la armadura era realmente difícil. Cuando consiguió levantarse miró a su alrededor y lo que vio fue un espectáculo dantesco.

Había más de 1000 cadáveres a su alrededor, algunos decapitados o simplemente atravesados por espadas o lanzas. Nada se movía, solamente una pequeña brisa.

Recogió su espada del suelo la envainó y empezó a caminar entre los cadáveres hacia el camino de vuelta a casa. Según avanzaba vio a su amigo Howard tendido en el suelo con una enorme lanza clavada en el pecho. Se agachó y le arrancó la cadena con la Cruz que le había regalado su mujer por su aniversario. Siguió avanzando y encontró la bandera de la Cruz templaria clavada en el suelo. La arrancó del palo y se la guardó en un zurrón que había cogido el cual llevaba agua y algo de comida.

Empezó a andar hacia las montañas ya que sería un camino largo y de muchos días, volvería a casa a ver a su mujer y a su hija las cuales no veía desde hacía seis meses, y le entregaría a la mujer de Howard la medalla diciéndole que su marido había sido un valiente hasta su muerte.

Había sido una batalla muy dura, las tropas sarracenas eran más pero los cristianos se defendieron hasta derramar la última gota de sangre. Pero por lo visto no había sido suficiente para poder parar a aquel ejército aunque en Donis les esperaba un gran ejército de templarios preparados para acabar con ellos.

Jack seguía andando por el camino polvoriento quitándose parte de su armadura para que no le pesará tanto. Bebía agua ya que el calor era insoportable, y pensaba en su caballo, el cual fue un regalo del capitán Anibal cuando fue ascendido a comandante de la orden. Si lo tuviera ahora llegaría a Donis en dos días, pero andando tardaría por lo menos una semana.

Empezaba a caer la tarde y había que buscar un sitio donde pasar la noche, vio una pequeña arboleda y decidió acampar allí. Buscó un poco de maleza para acomodarse, se sentó y sacó del zurrón un trozo de pan y un poco de queso. Cuando acabó de comerlo se recostó y se quedó dormido.

VALOR Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora