Capitulo 2

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 -Y luego qué pasó ?

-Ya lo sabes o no ?

-Pero me gusta cuando tu me lo cuentas.

-Bien... él Caballero llevó al conde hasta su palacio, averiguo dónde guardaba todas sus riquezas y acto siguiente las repartió por todo el pueblo, la cantidad era tal que la gran mayoría de las personas al día siguiente lo usaron para mudarse a un mejor lugar.

-Asombroso.-Él niño en ese momento vio a su papá pasar por el pasillo.-Papá!

-Hijo ! Ya te vas a dormir ?

-Quería que tu me narres el cuento del caballero una vez más hoy.

-Ja... encantado.-La madre le dio un beso en la frente a su hijo y con un buenas noches los dejo a los dos solos.

-Bien, dónde se quedaron ?

-Luego de que repartiera el dinero !

-Ahh genial, bien entonces.

Año 999... llueve sin cesar... ubicación actual... haber... ah si, Jerusalén se llamaba. Hace un mes qué estoy aquí, me gusta pues suele ser tranquilo al menos para dónde nos refugiamos. Fin de año se acerca y está última semana las personas andan alborotadas además qué individuos de otros países vienen también a este lugar desde ya hace rato, iré a buscarme algo de cenar en el pueblo.

-El fin se acerca ! Él fin se Acerca ! Arrepientanse de sus pecados y liberen sus almas!.-Un hombre grita en una esquina, de ropa solo llevaba un manto marrón y su apariencia deja mucho que desear, giro mi cabeza hacia el cielo y aún no es tan tarde, me le acercaré.

-Ciudadano, qué andas predicando ?-Le pregunté al hombre y tras terminar su frase me observo.

-El año número 1000 se acerca, es seguro que el mundo acabara en esa fecha, tu también arrepientete de tus pecados.

-Y si no tengo pecados ?

-Todos tienen un pecado.

-Ja... bien dicho, buenas noches.-Le dije y me aleje, él siguió gritando sus frases apocalípticas.

Bueno ya casi es hora, miro hacia las estrellas. Tres...dos... uno...

-Feliz año nuevo Seighen.-Y me devolvió un rugido y una lamida.

-Je... también te quiero grandote.

Me encuentro en una colina viendo desde lo alto al pueblo de Jerusalén, se habían quedado callados cuando llegó el momento y ahora qué pasaron un par de minutos todo volvió a la normalidad, me pregunto si eso hará que estén contentos o desilusionados. Como sea, creo que es momento de dejar este lugar.

Ah... esto es tranquilidad, es la primera vez que viajo en un barco, la brisa sienta muy bien.

-Edward ! Deja de vaguear y ponte a trabajar !

-Capitán ! Claro.-El Capitán Olaf I, también es rey de su país, nos conocimos en su coronación, parece que le caí bien y me reclutó para su tripulación.

Respecto a Seighen, antes de subir al barco le dije que no debía aparecer mientras yo me encontrara en el mar, se iba a aburrir si me seguia, no es como si algo malo fuera a pasar.

-Una emboscada !!-Oh oh.

-Edward ! Que no era tu trabajo observar para qué esto no pase !

-Ahh... lo siento !.-Tomé el telescopio y observe a los barcos enemigos.-Imposible, en qué momento salieron tantos barcos.

-Qué ves ?!

-70 barcos Capitán.

-Como ?! Imposible ! Retirense, Edward, ve a dar la orden a los otros barcos.

-Entendido !

-Ese maldito de Svend, como se atreve.-Escuche decir al capitán mientras yo pasaba de barco en barco dando la orden de retirada pero era demasiado tarde.

Empezaron a escucharse explosiones por doquier, sus navíos eran rápidos y ya nos tenían en la mira, una lluvia de proyectiles cayó sobre nosotros. Uno de los cañones golpeó cerca de mí y hizo que saliera disparado, por poco caigo al mar pero logré sujetarme.

Si sigue así, nadie saldrá de esto. Recordé sobre un barco pequeño pero rápido del cual él Capitán me había hablado, él Ormen Lange, este se encontraba dónde estaba él último de nuestros navíos, debo ir por él, quizá nos dé una oportunidad.

Subí hasta la punta del palo mayor de la embarcación en la cual encontraba y comencé a correr y saltar de barco en barco lo cual era posible gracias a que los cañones habían hecho que se junten.

Encontré al Ormen, corte las sogas que lo sujetaban con mi espada y lo dirigí hasta donde estaba el Capitán siempre manteniéndolo en un lugar seguro, luego de unos minutos llegue, los cañones aún no se detenían y él enemigo se acercaba cada vez más.

Vi a Olaf apoyado sobre el barandal y mirando cómo su flota caía en pedazos, un cañón pasó muy cerca de su hombro pero él ni se inmuto.

-Capitán ! Vamonos !

-No seas ingenuo Edward.-Dijo sin mirarme.-Qué clase de Capitán sería si no muriera con mi barco.

-Aún puede vivir mucho más , que honor puede haber en la muerte ?!

-Si es así, qué honor hay en ser parte de los pocos que quedaron vivos, me arrepentiría el resto de mi vida.

-Pero aún así ya es una vida !

-Adiós Edward.-Una bala de cañón golpeó al lado del capitán y la explosión hizo que su cuerpo cayera al mar para nunca más volver a verlo.

Vida DivinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora