6. La segunda semana

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Capítulo 6: La segunda semana.

Dos cosas rondaron por la mente de Maggie en las primeras semanas de clases, la primera eran los gemelos Weasley y la segunda, si bien se relacionaba con ellos también incluía a su amiga Artemisa.

¿Por qué los gemelos Weasley decían que Artemisa no había entrado ni entraría al equipo de Quidditch de Slytherin? Sonaba absurdo, puesto que cada vez que veía volar a Artemisa, nadie parecía poder igualarla.

De todas formas, hoy lo descubriría. Al atardecer se harían las pruebas para el equipo de Quidditch de Slytherin, y Maggie iría a apoyar a su única amiga, si es que no moría antes (ya entenderán luego).

La primera semana en Hogwarts a Maggie se le había pasado rapidísimo, las clases mayormente consistieron en una introducción a las materias y teoría. Y hoy, que comenzaba la segunda semana de clases, a Maggie se le antojaba bastante comenzar con las prácticas (sobre todo en Defensa contra las Artes Oscuras).

Justamente ahora Maggie se encontraba sentada sola desayunando en su mesa en el Gran Comedor, aún se le dificultaba hacer amigos, pero se le hacía todo más ameno con Artemisa a su lado, que no parecía importarle que las repudien e ignoren por culpa de Maggie (aunque Artemisa también tenía una mala reputación tras su espalda).

Sin embargo hoy estaba sola, puesto que Artemisa se había quedado durmiendo, según ella "para prepararse para las audiciones".

Bebió de su té mientras leía las materias que tendría hoy. Veamos...Dos horas de DCAO con Ravenclaw, dos horas de Pociones con Gryffindor, una hora libre y...Oh, no.

Ante ella, estaba la clase más horrorosa del mundo. Tenía clases de vuelo...¡con Gryffindor!

He ahí la razón por la que quizá moriría antes de ir a apoyar a Artemisa.

Maggie volvería a subir arriba de una escoba cuando estuviera en riesgo de muerte únicamente, y por el momento, eso nunca iba a pasar.

— Maggie, tendrías que ir yendo a tus clases ahora si no quieres llegar tarde —Severus Snape había aparecido en escena, con su típica faceta de cascarrabias. Sin embargo, al cruzar miradas con su hija, su mirada se suavizó y la sombra de una sonrisa se instaló en sus labios.

Esos momentos solo ocurrían cuando estaba con ella, aunque a veces le resultaba incómodo cuando se la quedaba viendo pero Maggie sabía que su mente estaba en otro lado, en otra época.

— Ya voy pa...Profesor Snape —se corrigió a último momento, levantándose de la mesa para irse.

Le dio un corto abrazo a su padre antes de seguir su camino, fue todo tan rápido que no notó como Severus Snape se quedaba congelado en su lugar con una expresión de estupefacción y melancolía absoluta.

Defensa contra las Artes Oscuras era una materia genial, aunque...La profesora que la impartía era algo...Especial.

Su nombre era Dorothy Mónaco, y según lo que le había contado a Maggie y a los demás niños, venía de un pequeño pueblo en España y a veces se le escapan algunas palabras en español. A Maggie se le hacía muy gracioso su acento, a pesar de que ella misma tambien tenía acento americano.

Se pasaba las clases olvidándose de lo que decía, pero cuando efectuaba un hechizo, parecía que no había nadie mejor que ella para conjurarlos. Planeaba hacer su programa de clases más entretenido, siendo cada clase con una temática diferente.

Y aprovechando que era la tercera clase del año había decidido que esa clase sería única y exclusivamente para unir más al grupo, justamente Maggie pensaba qué haría su profesora mientras tomaba asiento en la segunda hilera de mesas junto a una niña de Ravenclaw que ni siquiera le dirigió una mísera mirada.

Las Crónicas de Maggie Snape I: Visiones (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora