No me cuesta demasiado encontrar la habitación de Madison. Un intenso olor a hierba es perceptible incluso desde el exterior.
-Te dije que no lo hicieras. -Rye aparece detrás de mí, haciendo que me gire del susto.
-Pensé que no ibas a venir.
-Entonces es que no me conoces bien. -me coge de la mano y abre la puerta. -No te dejaría sola.
Una mezcla de sudor, hierba y alcohol me golpea en la cara cuando entramos. Hay varias personas sentadas en el suelo, bebiendo, fumando, vomitando. O haciendo las tres cosas a la vez.
-Llegáis justo a tiempo. -Madison nos da un porro a cada uno y vuelve a besar la mejilla de Rye. -Íbamos a empezar a jugar.
Miro a Rye sin comprender y él tiene un "te lo dije" escrito en los ojos.
Harvey también está en la habitación, me sonríe y se sienta a mi lado.
-Muy bien, novata. -Madison se acerca a mí con dos botellas de agua de litro y medio que tienen un líquido marrón en su interior. Me da una a mí y la otra a Rye. -Espero que no estés desentrenado, Beaumont. -le guiña un ojo y vuelve a centrar su atención en mí. -El juego es simple, el que antes se lo termine gana.
-¿Qué gana exactamente? -pregunto, frunciendo el ceño.
-Mi respeto. -sonríe ampliamente. -Tres, dos, uno... ¡ya!
Me llevo la botella a los labios y el asqueroso líquido me baja por la garganta, abrasándola. Contengo las náuseas y sigo bebiendo hasta que no queda nada. Harvey me levanta el brazo en señal de victoria.
-Impresionante. -dice mirando su reloj. -Treinta y siete segundos, ni siquiera M lo hizo tan rápido.
Miro a Rye, que está pálido y le da vueltas a la botella, moviendo el contenido que le ha sobrado. No me mira, no habla, no hace absolutamente nada.
-Enhorabuena. -Madison me quita la botella. -Ahora elige.
¿Qué?
-Elige. -vuelve a insistir. -Con quién quieres entrar en el armario.
¿Qué?
-C-con -miro a mi alrededor. - Contigo.
Todos contienen el aliento y Madison sonríe. Me coge de la mano y entramos en un armario enorme de madera. Se inclina hacia mí después de cerrar la puerta.
-Quieta. -doy un paso atrás y mi espalda choca contra la pared. -Andy Fowler -digo. -¿Sois amigos?
-¿A qué viene esto?
-Contesta. -empiezo a notar los efectos del alcohol, nublándome la mente, aprieto los puños. Tengo que darme prisa.
-Puede. -sonríe de medio lado.
-Madison, Andy ha desaparecido, si sabes algo...
-Te contaré todo lo que sé sobre Fovvs... -ahora viene un "pero" gigantesco. -Pero quiero algo a cambio.
-¿Qué quieres?
-A tu novio.
-Rye no es mi... -mira su reloj y sonríe.
-Se acabó el tiempo.
Abre la puerta del armario y todos se nos quedan mirando. Veo a Madison acercarse a Rye y susurrarle algo al oído que hace que él me mire un segundo y después asienta. Los dos desaparecen detrás de un biombo.
-Dame eso. -me siento al lado de Harvey y le quito la pipa de cristal de los labios. Me la llevo a la boca y dejo que el humo cale en mis pulmones.
Ya me siento un poco mejor.
................
Pasan un par de horas cuando Rye y Madison vuelven a aparecer. No les presto atención. Tengo la espalda apoyada en la pared y la cabeza de Harvey sobre mi regazo. Me inclino hacia delante y lo beso. Tiene los labios húmedos y estoy convencida de que si estuviera sobria me daría asco.
Pero ahora mismo no me importa nada, ni Rye, ni Andy, ni Mikey.
Solo quiero desahogarme.
El rubio se incorpora y duda un segundo, mira a Madison, que está demasiado ocupada con Rye.
-¿Vas a hacerlo ya o estás esperando a qué ella te dé permiso? -le pregunto empezando a aburrirme.
-¿Q-qué? No, solo estaba...
-Cállate. -me desabrocho la camisa y él hace lo mismo con la suya.
-¡¿Qué coño te has creído?! -grita Madison, tirándome de el pelo para separarme de Harvey. -Es mío.
-Tranquila. -levanto las manos y sonrío tontamente. -Solo para que lo sepas -le pongo un mano en el hombro y me levanto, tambaleándome un poco. -,tu novio besa igual que una rana.
-¡Te voy a...!
-Es hora de ir a dormir, Emma. -Rye me coge la mano y me arrastra hasta la puerta.
-¿Qué? ¡No! -digo soltándome de su agarre. -¡Yo quiero seguir de fiesta!
-Emma, nos vamos. Ahora.
-Que aburrido eres. -suelto un largo suspiro. -Buenas noches, Maddy. -me acerco a la chica, que me mira echa una furia y le doy un beso en la mejilla.
Rye me saca de la habitación y cierra la puerta antes de que Madison pueda lanzarse a por mí.
-No te enfades. -le digo haciendo un puchero y sentándome en medio del pasillo.
-Emma... -me sube a su espalda.
-¡Wiiiii! -exclamo como una niña pequeña. -¡Arre, caballito!
-¡Emma!
-Perdón, perdón. -se me traba la lengua al hablar. -¿Te has fijado en lo suave que es la pared? -pregunto acariciándola con la mano. -Es como tocar una nube. -suelto una risa tonta.
-Sí, es maravilloso.
-¿Verdad? -digo emocionada. -Espera... , esta no es mi habitación.
-Shhh. -me pone un dedo en los labios. -Brooklyn está...
-¿De dónde venís? -dice el rubio apareciendo de la nada.
-Del cielo. -suspiro.
-¿Está colocada? -pregunta Brooklyn, divertido.
-Y también borracha. -explica Rye. -Ayúdame a meterla en la cama de Mikey.
-Pero yo no quiero irme a dormir. -me quejo, volviendo a tirarme al suelo.
Entre los dos me levantan y me arropan con las sábanas.
Me abrazo a la almohada, que huele a jabón y a algo que no sé identificar, de lo que estoy segura es de que ya lo he olido antes.
Me viene a la mente, la imagen de un chico con ojos hechos de cielo y el pelo del mismo color que la oscuridad que se lo traga, impidiéndome alcanzarlo.
-Te quiero, Mikey. -susurro contra la almohada antes de quedarme dormida.
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No confíes en mí (Fanfic Road Trip)
Hayran KurguEmma, una adolescente solitaria se ve envuelta en una trama de asesinatos y desapariciones que tuvieron lugar en su internado hace más de veinte años. ¿Estarías dispuesto a descubrir la verdad aunque eso ponga en peligro a tus amigos o... no tan ami...