Capítulo 2.

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La música me hace sentir aturdido, estoy sentado en el sillón de la casa de Mikael. Viéndo como todos se divertían. Mis amigos deben estar en alguna parte bailando y yo aquí sentado. Simplemente porque pienso y siento que no tengo motivos para divertirme. Suspiró y me levantó para ir por una lata de cerveza. En el camino me cruzó a muchos chicos del colegio que me saludan. Cuando llegó a la cocina, abro la heladera y agarró una lata de cerveza. La abro y comienzo a tomarla. Me apoyó contra el lavabo.
Me pierdo en mis pensamientos, de tan sólo saber que Even esta en alguna parte de esta casa me hacer sentir más aturdido. No quiero cruzarmelo. Se me hace muy difícil ignorarlo como el lo hace conmigo. Lamentablemente, lo veo todos los días. El no va al colegio, pero trabaja justo al frente de este.

-Disculpa, ¿Me permites lavarme las manos?- Un chica rubia de pelo corto me mira con una cálida sonrisa.

-Oh si, disculpame.- Me hago a un lado y agarró otra lata de cerveza.

-Oye amor, necesito que...- Even hizo silencio cuando me vio. Claramente no me hablaba a mi. Mis ojos se critalizaron inmediatamente. Ella era su novia.

-¿Estas bien?- Ella me miró extrañada.

- Si- Dije con mi voz entrecortada para darme vuelta y salir de ahí corriendo escuchando por última vez unas palabras que me dolieron en lo más profundo de mi corazón. "Dejalo, es un marica".

Salí de la casa de Mikael corriendo, corrí y corrí sin rumbo alguno, no me importó la hora ni el frío. Cuando llegue a una plaza solitaria me senté en un banco. No había nadie, eso me traía paz. Y un poco de miedo también. Las lágrimas caían por mis mejillas sin parar. ¿Tan fácil fue olvidarme? Comencé a llorar cada vez más fuerte, abrazando mis piernas.

-¿Isak?- Una voz algo reconocida hizo que levantará mi cabeza, estaba oscuro y la persona tenía una capucha. Frunci el ceño y lo miré.- ¿Estas bien?-Sacó su capucha y pude ver quien era.

-¿Chris?- El se sentó a mi lado y sonrió de costado.

-El mismo- Me guiño un ojo, haciéndome soltar una pequeña risita. -¿Qué te pasa? Es muy tarde para que un chico tan lindo como tu ande sólo por aquí.- Lo miré y pase por alto el hecho de que me haya dicho que era lindo.

-Nada, problemas- Alze los hombros y el asintió con la cabeza, entendiendo que no quería contarle.

No es como que hablará todos los días con el, como si fuéramos amigos, o como si tuviéramos algún tipo de relación. Vamos al mismo colegio y el va a último año. Es el popular del colegio, pero no de esos malos. Al menos, nunca se mostró así conmigo. El silencio era dueño del momento y a decir verdad, no era para nada incómodo. Chris sólo vino y se sentó a mi lado.

-¿Quieres que te lleve a casa?- Chris me tocó la rodilla y lo miré. El lugar en el que menos quiero estar en esos momentos es ahí

-No- Digo sin más.

-¿Vamos a la mía?- Lo miré y lo pensé un rato, tal vez no era tan mala idea. Seguro era mejor que estar en mi departamento llorando sin parar.

-¿No molestó?- El se paró del banco y negó con la cabeza. - ¿A tus padres?

-Ellos ni siquiera están, ven, vamos- Me paré y nos dirigimos a su auto.

Íbamos de camino a su casa y justo pasamos por la casa de Mikael. La música y la gente aún seguía ahí, vi como Chris estaciono el auto y me miró. Maldición.

-¿No te molesta si bajamos un rato?- Me miró y suspiré. El me ofreció quedarme en su casa, lo que menos puedo hacer es esto.

-No- Le sonreí y el hizo lo mismo. Bajamos de su auto y me estiró la mano. La agarré un poco dudoso y entramos a la casa de Mikael. Pasamos entre la gente y Chris no soltaba mi mano. Cuando siento que alguien me susurra al odio.

-Eres una puta, siempre lo fuiste- Conocía esa voz, más que a mi mismo. Levanté la vista y vi como Even me miraba con asco. No aguanté más, otra vez las lágrimas comenzaron a caer.

-Chris, por favor, necesito salir de aquí- Le suplique y Chris me miro preocupado, pero cambió su camino y sin soltarme la mano, nos marchamos de ahí.

Un mal que me hace bien | EVAK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora