Si te pega no te quiere

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Por la mañana

Aún siento sus fuertes manos agarrando mi muñeca, en la que ya hay un gran hematoma. Los cortes en mi piel sangran mientras desesperadamente intento limpiarlos con desinfectante. Mis ojos gritan auxilio, pero mi voz se calla ante el miedo.

Encontrarse en un matrimonio sin amor no es tan duro como en uno en el que tu cónyuge jura y perjura que te ama y que por ti soltaría la Luna por traerte una estrella.

Hace un año que no veo a mi familia. Mis amigos creen que he terminado por volverme loca, pues ya no salgo, y si lo hago es con el que dice ser mi amor verdadero.

Escuchar en la tele los teléfonos del maltrato es absurdo, cuando dicen que con una simple llamada desaparecerán todos tus males, pero nadie piensa en lo difícil que es hacer semejante llamada. Si él va a la cárcel, algún día tendrá que salir, y si sale estará más cabreado que nunca, además de tener sed de venganza.

Salgo al jardín y escucho el murmullo del viento, el cantar de los pájaros, todo ello acompañado del aroma de las flores. Pero hay algo en mí diferente, recuerdo la llamada de ayer de mi madre, me decía que fuese a visitarla, y yo como siempre lo rehuía, así que antes de colgar me dijo: Tamara recuerda, si te pega no te quiere, si te esconde al mundo no te ama.

De pequeña siempre tuve la sensación de que mi madre lo sabía todo con una mirada, con escuchar tu voz... y no me equivocaba, desde el momento en el que él apareció por casa me dijo que me causaría mal, y así ha sido.

Ya entrada la noche

Estoy acostumbrada a que mi marido llegue con una cogorza que no pueda sostenerse en pie, pero por lo visto hoy lo han echado de su bar habitual y cuando llega a casa ya está listo para arrearme.

Corro por la casa e intento esconderme en el dormitorio, pero incluso borracho es más rápido que yo y consigue elevarme en el aire cogiéndome por la cintura.

Grito como nunca antes he gritado, necesito ayuda y no entiendo por qué los vecinos no llaman a la policía por altercado doméstico.

En un momento que me suelta me levanto a duras penas y me dirijo al piso de arriba con la mayor rapidez que puedo, pero la brecha en mi cabeza me debilita y él me alcanza en cuanto estoy subiendo las escaleras, con tanta mala suerte, que me coge por el tobillo y mi cuerpo cae, la sangre que mana de mi cabeza me nubla la visión y entro en un sueño del que nadie despierta.

Enseñanza de esto:

Haz caso a los consejos de las personas que te quieren y que no hay nada más idiota que un hombre que pega a una mujer, salvo una mujer que cree que el hombre que le pega cambiará.

Si te pega no te quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora