Capítulo 25

4 0 0
                                    

Conducí alrededor de unas dos horas, afortunadamente el auto tenía gasolina llena. Llegué a un lugar bastante lúgubre. Solo había una bodega a unos metros, alrededor no había nada más que la carretera, pasto seco y un calor horrible, aunque era de noche. Se hacia notar el verano.

Bajé del auto, me quedé parada pensando en si era buena idea ir a la bodega o no, estaba aterrada, me puse a observar si había manera de escaparme. Pero no había nada. En definitiva estaba jodida. Caminé lentamente a la bodega, mis pasos eran inseguros, sentía escalofríos a pesar del calor y vértigo en mi estómago por los nervios. Estaba segura de una cosa, mi vida iba a cambiar de una manera radical. 

Al llegar a la puerta de la bodega, esta se abrió sola. Alcé mi mirada, encontré una cámara de seguridad. Entré y se sentía frío, caminé a paso lento, era un espacio bastante grande, afuera solo daba la impresión de ser una bodega normal, pero por dentro era no solo un espacio grande, ya que había una puerta en una esquina de la habitación que daba hacia el sótano y me dio la impresión de que fue creado con otras intenciones. Si no me quedaba viendo fijamente las paredes, tal vez no me hubiera percatado de la puerta, ya que se camuflajeaba la pintura con la puerta. Respiré hondo y exhale, traté de no estar nerviosa y mostrarme lo más calmada. Tenía que ser fuerte, a partir de ahora todo se iba a ir al carajo con mi vida, pero tenía que buscar una salida si quería seguir viviendo. Se abrió la puerta, el sonido lento de unos pasos dirigiéndose a mi.

-Menos mal que sabes seguir instrucciones, Elizabeth.-un chico castaño de ojos claros se asomó entre las sombras. No lo identifique en un principio- A veces uno tiene que tomar medidas drásticas en esta vida.

-¿Cuál es el objetivo de todo esto?- pregunté acercándome hacia él- ¿Tú le hiciste esto a Wendy?

-No saques conclusiones tan rápido, es mejor que tú te des cuenta de lo que sucede a tu alrededor- ¡Ja! Que respuesta tan irónica.-Ahora- En ese momento alguien llego por detrás y me puso un trapo húmedo en mi nariz haciendo que estuviera inconsciente.

Desperté en una habitación, había una litera de lado derecho, en ella se encontraba una chica en la cama de arriba.

-Hola- la saludé pero ella no respondió, se veía algo demacrada, su mirada estaba perdida en la nada, la tome de la mano que estaba apoyada en la cama y brincó del susto al sentir mi contacto.-No te haré nada malo, solo te saludaba.- me sonrió debilmente, se vió forzada su sonrisa- ¿Cómo te llamas?- pregunté con una sonrisa

-Anne- su voz era suave- ¿y tú?

-Elizabeth- respondí, noté marcas en sus muñecas, eran parecidas a las de Wendy cuando se colgó.

-Eres nueva, ¿cierto?- me sorprendió su pregunta, me entró curiosidad de que es lo que les hacían en este lugar.

-Supongo que si... ¿Nueva en que?-tenía que saber a que me había metido.

-Depende de que es para lo que te quiera el jefe- Con tan solo pensar en eso, mi piel se había puesto de gallina.

-¿Quién es el jefe?

-No lo sé, solo se que es alguien muy poderoso y aterrador- quería salir de aquí, pero algo bueno es que por lo menos no tenía como un animal a Anne, por lo menos tenía camas con cobijas- Si te preguntas por las camas, todas las chicas de este lugar las tenemos, el jefe no quiere que estemos defectuosas, porque si no el perdería dinero si nos vende, prostituye u otras cosas peores- se rió- tu cara decía que te preguntabas eso.- ¿En que maldito lugar había caído?

No podía creer que hasta el nombre de Wendy me lo encontrara aquí. Puse las manos en mi bolsillo del pantalón y ya no estaba mi celular.

Era lógico que me lo quitaran pero tenía la mínima esperanza de que no me lo quitaran, no había manera de como comunicarme, de como salir. 

¿Suicidio? -EN EDICIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora