Más allá del amor

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JunHong conoció a Kim KiBum en su cumpleaños número diecinueve, cuando JongUp le hizo una fiesta sorpresa y, entre los invitados, estaba él. Hablaron un par de veces y luego se encontraron por accidente otras tantas. Admiraba su conocimiento del mundo y su exquisito sentido de la moda, pasaron días enteros compartiendo sus gustos e intereses hasta que volverse novios comenzó a ser solo ponerle un nombre formal a su relación.

En los pocos meses que llevaban juntos, JunHong nunca había tenido problemas de celos, ni siquiera cuando veía lo coqueto que KiBum era por naturaleza. Lo conoció de esa forma y así lo quería, pero no se había esperado que cuando, JunHong apuntó a la caja con huevos blancos y asintió, su novio se tensara en signo de estar celoso.

—¿Qué haces tú aquí? —KiBum se posicionó frente a JunHong, como queriendo protegerlo de la amenaza que suponía tener cerca a Bang YongGuk.

—La compra —respondió el otro como si nada—. ¿Crees que a tu madre le importe si llevo ramen? De verdad que me gustaría probarlo preparado por ella.

—¿Qué mierda significa esto? —exclamó KiBum con un gruñido, empujando ligeramente a JunHong y encarando de nuevo a YongGuk, molesto por saberse ignorado por ambos.

—No es de tu incumbencia, Kim. —YongGuk lo empujó alejándolo de JunHong, como si su cercanía también representara una amenaza para el menor, y dejó la caja de huevos en el carro.

—Zelo, cariño, espera. —KiBum lo tomó de la mano y le acarició la muñeca como solía hacer cuando quería llamar su atención. JunHong estaba más que acostumbrado a esos gestos, por lo que no le dio importancia—. ¿Es que tu casa de nuevo se convirtió en el centro de acogida de los suicidas?

No podría decir si fue por la impresión del comentario o lo que el mismo significaba, pero no pudo reaccionar y al final terminó dándole la razón a YongGuk cuando su puño golpeó la quijada de KiBum. Él habría hecho lo mismo si hubiese sido su hermano de quien hablaban.

—Disculpa, ¿qué fue lo que dijiste? —preguntó YongGuk con cinismo mientras KiBum se retorcía de dolor y se sostenía la mandíbula con una mano.

JunHong soltó un suspiro y obligó a su novio a que lo mirara, para asegurarse de que no le había hecho mucho daño con el golpe. Una mancha roja comenzaba a formarse en la parte inferior de su mejilla izquierda, pero era obvio que YongGuk no lo había golpeado con toda su fuerza. Estaría bien con un poco de hielo.

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—No deberías defenderlo así. —Sostenía un paño con hielo sobre la mejilla de KiBum mientras este seguía despotricando contra YongGuk—. Ni siquiera deberías dejarlo entrar en tu casa, ¿cómo es que tu madre lo acepta?

KiBum y su madre se llevaban tan bien como su madre con cualquier persona, ella lo encontraba sofisticado y un buen partido, mientras que KiBum la veía como simplemente a la madre de su novio. A JunHong le gustaba que fuera así, simple. No quería tener que preocuparse de qué pasaría cuando ellos terminaran.

—Tú no deberías burlarte de las tragedias ajenas.

Y no lo he defendido. Las palabras murieron antes de ser pronunciadas, no se molestaría corrigiéndolo cuando sabía que no aceptaría ninguna palabra o excusa de su parte.

YongGuk se había llevado la mercadería a su casa, mientras que él acompañaba a KiBum y lo tranquilizaba un poco. Quería llevar la fiesta en paz con él, no quería que YongGuk fuera un estorbo en su relación y también sabía que no podía deshacerse de él tan fácilmente.

—¿Por qué estabas con él?

Al principio, a Zelo le había gustado que KiBum tuviera su propia vida lejos de él, de esa forma no se sentía atado. Había comprendido que nunca se interpondría entre él y cualquier decisión que tomara, nunca sería su lastre y tampoco quería que KiBum lo fuera para él.

Requiem [BangLo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora