¡¿Pero qué mierda?!

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Sábado, 7; 28 am.

- Y más te vale no dejar la manguera afuera.
Amenazó mi madre desde la cocina.

Asentí y me encaminé hacía el pequeño jardín que se encontraba justo enfrente de mi casa.
Al salir por la puerta sentí una pequeña brisa de aire fresco, suspiré.

Me encantan los días por la mañana, ese tono gris opaco haciendo par con el azul del cielo...

Conecté la manguera al grifo, las pequeñas gotas salían a chorros, tenía ganas de mojarme pero no, solo hice lo que mi madre me había pedido que era regar las plantas.

Me estiré un poco, y un bostezo se escapó haciendo sentir somnolienta.

Miré al vecino quién se encontraba jugando con su balón de básquetbol afuera de su casa, ese chico siempre me pareció raro, tanto su forma de vestir como su forma de actuar, aunque viviéramos uno casi frente al otro éramos unos completos extraños.
Traté de esconderme tras los rosales, acto ridículo, no sabía el porqué pero no quería que me viera...

Reí mentalmente a lo estúpida que aveces puedo ser, ya casi terminaba de regar las plantas, solo quería que aquél hombre se fuera para yo poder irme de aquí. ¿Porqué? Ah no pues ni yo sé, pena a que me viera tal vez.

El hombre rebotó el balón tan fuerte que salió impulsado casi hasta mi casa quedando a pocos metros de mi jardín si se acercaba lo suficiente se daría cuenta de mi presencia.

Lo miré caminar hacía acá, se detuvo a metros del balón volteando a los Lados, me pareció extraño su acción.

WOW... ¡¿Que fue eso?!
Abrí mis ojos tanto que imaginé que saldrían disparados de sus cuencas, mi corazón latía con fuerza.. ¿Que demonios acabo de ver?

Aquél hombre había tomado su balón sin siquiera acercarse solo estiró su brazo y el balón fue a él como si se tratase de un metal a un imán, no es posible, estoy segura de lo que ví, de eso no cabe duda.

Seguí asomada detrás del rosal esperando ver más, aún no asimilaba que acababa de ver, después de que tomó su balón lo miré entrar a su casa y desaparecer al entrar por la puerta...

- Carolina, ¿Que tanto haces?
El desayuno está listo, te estuve hablando y no venías, ya guarda eso y entra, que después tenemos que hacer limpieza. Dijo mi madre desde el portón.






Y ese fue su error, su grave error
haber visto...

JoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora