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Estaba en el acuario con mi amiga...

Espera creo que antes de empezar me tenia que presentar, ¿no? Bueno, soy Marcela Rodríguez, en el transcurso de esta historia tendré 19 años, bueno físicamente mi pelo es castaño claro, tengo los ojos marrones y mis mejor amiga dice que tengo muy buen cuerpo pero prefiero llevar ropa ancha que no marque nada. Bueno ahora si empecemos con esta extraña historia.

Estaba en el acuario con mi mejor amiga, ya que nos habían mandado un trabajo sobre un pez que esperábamos encontrar allí, ya os advierto en ese trabajo tenemos un cero. Bueno estábamos buscando el pez cuando pasamos por una especie de túnel por el que por encima y por los lados te pasaban tiburones.

-Marce, vámonos no me gusta esto me da la impresión de que el cristal se va a romper en cualquier momento- dijo mi mejor amiga, Topanga Poderoso, una rubia de ojos azules con buen cuerpo.

-No seas miedica con lo que mola todo esto- dije yo mirando a mi alrededor, hasta que sentí como tiraban de mi hacia fuera del túnel

-He dicho que nos vamos- dijo mi amiga enfadada mientras salíamos de aquel lugar tan maravilloso- Ahora no te distraigas y busca el dichoso pez- dijo mientras se iba acercando a todos los acuarios.

Me puse a buscar el pez, pero algo mas llamo mi atención, un dios griego pelinegro que estaba olfateando el aire como buscando algo hasta que se fijo en mi rubia amiga. Esto yo me lo conocía de mis historias, pero nunca llegue a pensar que mis deseos de que fuesen reales harían efecto. A lo que me di cuenta el chico tenia a mi amiga abrazada y le estaba diciendo algo que me imaginaba lo que seria. Decidí acercarme para poder sacar a mi amiga de su estado de shock.

-..Mía, mía, mía, solo mía- y como me imaginaba había dado en el blanco col lo que le estaría diciendo

-Lobito, si me dejas a mi amiga un momento te la devuelvo sabiendo todo lo que tiene que saber y lista para hablar contigo, ¿vale?- dije y me la lleve de allí, el chico iba a hablar pero le interrumpí- No, no soy una loba, soy una humana muy bien informada- dije y me termine de alejar.

Ya lejos de allí saque a mi amiga del shock y la senté en un banco que había para explicarle todo.

-Topanga, ¿recuerdas todo lo que te he dicho sobre lobos, mates y mi deseo de que fueran reales?- dije tranquilamente y ella asintió- Pues resulta que si que son reales y el maromo de ahí fuera es tu mate. Aprovecha porque te a tocado la lotería- dije sonriendo y ella se puso modo fangirl.

-Si el es mi mate...¿por que sigo aquí?- dijo y salió corriendo y yo solo la seguí riéndome. Al llegar los encontré besándose, suerte que éramos los únicos en esta parte del acuario.

-Dani...- apareció otro chico que creo que era amigo del mate de mi amiga, en cuanto llego empezó a olfatear el aire, yo como ya sabia lo que eso significaba eche a correr hacia otro sitio lejos de allí. Oí gritos pero no les hice caso y seguí corriendo.

Lo admito había dicho miles de veces que quería que los hombres lobo existiesen, pero no para ser su mate, solo quería ver la historia en la vida real, pero no la quería vivir en mis propias carnes. A lo que me di cuenta estaba en la calle y mi amiga me estaba llamando.

Llamada de teléfono

Topi: ¿Dónde estas?

-A ti te lo voy a decir para que se lo digas a ellos

Topi: No se lo voy a decir

-Tampoco quiero que lo escuchen por el altavoz, estoy escuchando como alguno de los dos esta gruñendo, no soy idiota, bueno si, pero no tanto- dije desconfiada y lo ultimo en tono de broma

Mate Topi: Por favor, mi amigo solo quiere hablar contigo

-Por mis libros se que eso no será así, su lobo tomara el control e intentara marcarme, y eso si que no- dije sentándome en un banco

Lobo idiota: Pues seguiré tu rastro- dijo medio enfadado

-He pasado por debajo de una cascada que hay en la entrada no creo que puedas- dije sonriendo

Topi: Es verdad la cascada de la entrada se puede traspasar- cuando dijo esto yo había llegado al sitio donde me solía esconder. Pocos segundos después me colgaron y escuche unos pasos, no le di importancia ya que era imposible que supieran que estaba ahí.

-MIA- dijeron y me abrazaron por la cintura.

Solamente tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora