Vampiresa en Skyrim

Volkihar

La cabeza me dolía al igual que el resto de mi cuerpo.
Intenté levantarme poco a poco y recuperar la visión,  al lograrlo me vi encerrada en una gran celda en lo que parecía ser un enorme sótano, a mi derecha encontré una montaña de huesos que provocaron escalofríos a los largo de mi columna vertebral y provocaron que mis desnudos pies me condujeran de espalda contra la pared, introduciendo estos en un charco de sangre fría.
Mi respiración aumenta y los nervios recorren todo mi cuerpo; no recordaba absolutamente nada y no sabía cómo había llegado allí y, ahora que me daba cuenta, no iba vestida como recordaba, sino que llevaba una especie de túnica arpillera larga hasta las rodillas, tenía mis piernas y brazos totalmente manchados de barro y algunos rasguños.

Habían pasado un par de horas y me encontraba sentada en una esquina de la celda, habían más, pero estaban vacías. Cuando me di cuenta, había estado  mirando fijamente el charco de sangre durante mucho tiempo, y me sentía algo sedienta y con ganas de beber, misteriosamente, sangre del charco, quizás pensando que aliviaría mis ganas de agua y actuaría como sustituto.
Me arrastré lentamente hacia el charco, y cuando estaba a punto de introducir mi mano para beber, escuché como la puerta del sótano se abría y observe una figura oscura bajar las escaleras y acercarse a mi celda. Inmediatamente me pegue contra la pared asustada, la figura era alta y delgada, con poco pelo y una piel oscura y ojos rojos, era un elfo oscuro, que se acercó y me agarro el brazo para arrastrarme fuera de la celda y por consiguiente fuera del sótano.

Pasamos por una habitación llena de ataúdes y armarios y fuimos a parar en un gran salón: Era grande con varias puertas a sus laterales, dos largas mesas se extendían a lo largo del salón de forma lateral y una más pequeña se encontraba en un pequeño palco con tres sillas, una de ellas un trono, las mesas estaban repletas de huesos, trozos de carne humana despedazada, corazones humanos, y cálices llenos de un líquido rojo que supuse que era vino, y del cual estaban manchadas gran parte de las mesas. Me sentí asqueada al encontrar el deseo de probar esa carne y ese vino, pero imaginé que se debía a la falta de alimento en días en esa celda. En la mesa principal no había nadie, sin embargo en las mesas laterales todos los asientos se encontraban ocupados por nórdicos, bretones y en su mayoría, elfos oscuros.

Todos me miraban fijamente con esos ojos rojos rojos, parecían haber estado dándose un festín de skooma. Estaba demasiado nerviosa, pues no sabía que hacía allí y por qué todos me miraban así, aunque por mi cabeza surcaban ideas de lo que sería.

El elfo oscuro me dejo en medio del salón, temblando de miedo, con las piernas dobladas hacia adentro y temblorosas, al igual que mis brazos, uno de los cuales se hallaba sobre el otro pasando sobre mi barriga y mi pelo estaba algo seco, pero húmedo, manchado y con un par de mechones en la cara, mi respiración era agitada y no podía para de observar con miedo a todos aquellos presentes y asustarme cada vez que escuchaba algún ruido en el salón.

De forma casi inmediata, todos dejaron de mirarme y dejaron de comer, para clavar su mirada en una joven alta, de pelo moreno y corto con dos trenzas rodeando su cabeza uniéndose en la parte de atrás. He de resaltar que todos llevaban la misma ropa compuesta por una especie de camisa de manga larga negra y una tachonada de cuero cuyos colores variaban de gris a gris claro o rojo, y unas botas en el mismo color, todos llevaban un broche de un timón en su lado derecho, en cambio la chica recién llegada llevaba una tachonada de cuero pero en forma de corsé con unos pantalones de color rojo, el pantalón contaba con una especie de falda abierta por delante y al igual que el resto de mujeres, la zona del pecho contaba con una abertura, y en su caso, sobre los hombros una capa roja color negro. Parecía ser nórdica.
La joven procedió su camino hasta el trono de la mesa principal donde se sentó y fue acompañada de una mujer que parecía tener más edad, con la misma ropa, pero su pelo estaba recogido en dos moños uno a cada lado.