Nadie hubiera pensado que todo empezaría por una simple cirugía estética, que la vanidad de las personas llegaría tan lejos.
Pero todo lo que el hombre habría modificado con su cuerpo acabaría acabando con la humanidad. Las pequeñas cirugías estéti...
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Hasta que se nos fue de las manos.
Las especies comenzaron a mezclarse ya procrear. Humanos con peces, aves, reptiles gatos, y cualquier otro tipo de emparejamiento. El resultado de eso era algo que ya no podía llamarse "Humano".
No ya no eran simples humanos, eran algo más.
Se alimentaban en secreto de la sangre de las madres hasta comenzar a comerlas vivas desde dentro del vientre. Una vez, fuera, comían a quien se cruzara mientras en unas pocas horas aumentaban su tamaño exponencialmente.
El planeta entero entró en pánico. Quienes podían refugiarse, lo hacían; quienes tomaron una nave y huir hacia cualquier lugar, lo hacían; y quienes no pudieron optar por ninguna de las anteriores, solo les quedaba morir.
Mi última noche en la Tierra resuena entre medio de una nebulosa de recuerdos rondando en mi mente. Los llantos desconsolados de mi hermana, la peste, el miedo y los ojos de aquel hombre mirándome mientras le arrebataba su última nave para que logre escapar. Recuerdo haberle dicho que la amaba y repetir una y otra vez las coordenadas del refugio que le había entregado anotadas en un papel.
Un abrazo, un resplandor, y ella se había ido dejándome solo.
Vi como su nave salió fuera de órbita y yo me quedaba solo. La ciudad estaba devastada y era cuestión de tiempo hasta que lleguen por mí.
Corrí hasta el sótano de casa y desempolvé una vieja nave de carga que solía usar mi padre para transportar productos desde Marte. Esperaba llegar hasta la Luna, reabastecerme ahí y en Marte hasta llegar a la Zona Segura de Saturno, el planeta conquistado más alejado de la Tierra y el único lugar seguro.
Mis provisiones eran limitadas y maldecía mi estupidez al posponer la compra de suministros para el día siguiente. Tenía comida justa para intentar llegar a Luna en un solo viaje o perecer en el intento.
