No confíes en mí (Fanfic Road Trip)

Regreso

"Justo aquí"

Reconocería esa voz en cualquier parte.

Se me llenan los ojos de lágrimas cuando me giro y veo a Mikey detrás de mí, con la mano apoyada en mi hombro.

Mi mente grita que no es real, que en cualquier momento la sonrisa que ilumina su perfecto rostro va a quedarse congelada en él.

Porque los muertos no sonríen.

Y Mikey está muerto.

Pero, parece tan vivo, tan real.

-¡Cabrón! -grito, golpeándolo. -¡Hijo de puta! Te odio, te odio, te odio. -él me sujeta por las muñecas.

-Emma, tranquila.

-Creía que estabas muerto, yo... -se me quiebra la voz y mis piernas ceden, me quedo arrodillada en suelo, convencida de que todo esto es un sueño.

Él se agacha conmigo y me seca las lágrimas.

-Está bien. -dice y por un momento me lo creo. -Estoy aquí.

-Pensaba que... -agacho la cabeza. -Te he echado tanto de menos...

-Yo también. -me acaricia la mejilla. -Sé que nuestra última conversación no fue demasiado agradable, pero no me dio tiempo a despedirme ni a pedirte perdón. -pongo mis manos temblorosas en su espalda y me acerco a él con miedo de que se desvanezca tan rápido como ha aparecido.

No puedo volver a perderle.

No lo soportaría.

Sus ojos azules estudian los míos como si intentaran memorizar cada detalle,y yo me siento desnuda ante su escrutinio, finalmente termino rindiéndome y me pierdo también en su mirada casi transparente, a pesar de que una parte de mi no puede evitar sentir miedo...

¿Qué pasa si sus hipnóticos ojos de cielo pierden toda expresión?

¿Qué pasa si sus manos se congelan y todo su cuerpo se queda rígido?

¿Qué pasa si esto no es más que otra broma pesada de mi subconsciente?

Finalmente él me abraza, disipando mis dudas.

Quiero preguntarle demasiadas cosas, pero a la vez tengo miedo de que se separe, de que no vuelva a tocarme nunca más.

-No te vayas. -susurro en su oído, apretándolo contra mí, para asegurarme de que esta vez no se escapará.

-Nunca. -me promete, apartándome el pelo de la cara. -Nunca. -vuelve a repetir y después me besa.

Es solo un roce, una caricia, sus labios se posan sobre los míos durante el mismo tiempo que tardas en parpadear, aún así, soy plenamente consciente de que no olvidaré esa sensación jamás, por muy efímera que haya sido.

Me llevo un dedo a los labios y cierro los ojos.

Nadie me había besado así antes, como si fuera algo más que un beso, como si realmente fuera importante.

Con Rye era diferente, una prueba, un juego inocente que se nos fue de las manos. Él se enamoró, rompiendo nuestra primera regla y perdiendo la partida.

Y ahora hay un nuevo jugador en el campo.

-Chicos. - aunque Blair carraspea, un poco incómodo,puedo ver una pequeña sonrisa en su rostro. Los dos nos levantamos. -Michael, tenemos que hablar.

Mikey asiente.

-Te veo en la cena. -me dice desapareciendo tras la puerta del despacho de Blair.

Y yo empiezo a contar los minutos de lo que ya me parece una eternidad.