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-Jimin, despierta- comencé a moverlo de un lado a otro en mi cama que estaba toda desordenada, tenía un poco de mal olor debido al alcohol que emanábamos, también olía a otras sustancias que son mejor no mencionar. Me había puesto ropa para ocultar la desnudes que me traía hace unos minutos. No sabía qué hacer, ¿Debía decirle lo que hicimos o simplemente ocultarlo?

Sentí como se comenzó a mover, lo cual provocó que dejara de pensar y me concentrara en él.

-¿Qu...qué?-preguntó adormilado lo cual me provocó una ternura inexplicable en mi interior. Su despertar, a mi parecer era perfecto; su piel algo morena se notaba demasiado suave y demasiado llamativa con esas marcas que al parecer yo le hice la noche anterior. Debería darme repulsión, pero no. Es más, me siento orgulloso de haber logrado eso.

-Jimin... nosotros-el terminó de despertarse y miró para todos lados, y luego su cuerpo. Al parecer no sería tan difícil de decir todo esto.

Su cara estaba completamente roja e intentó levantarse pero por alguna razón no pudo...

-Ouch- se quejó y me miró indefenso.

-Te...te duel...- no dejó que terminara.

-¿Qué hicimos? Oh Dios- se pasó sus manos por su cara y luego su cabello.- Yo...Yo...-

-No te preocupes, ambos hicimos esto.- dije un poco indiferente tratando de no cruzar mirada con él, pero para ser sincero no puedo dejar de verlo.

-Per...Pero... Oh Dios Hoseok, ¿Ahora qué?- él estaba asustado. En verdad lo entendía, pero a la vez me dolía un poco, porque la verdad es que yo no me sentía repugnado, tampoco enojado, menos arrepentido. Pero, ¿Por qué?

Él seguía con su cara de susto y sus manos en su cabello, el cual pareciera que se lo iba a arrancar de la cabeza. Él me estaba hartando con esa actitud, ¿Acaso no puede dejar pasar eso? Lo hicimos, ya está, creo que no hay que darle mucha vuelta al asunto.

-¿A... Ahora qué haremos?- parecía que iba a llorar. Basta.

-¿Sabes? Me da igual, ¡Nadie se va a enterar! ¿Acaso no entiendes que nadie nos vio? ¿O no recuerdas que estábamos nosotros dos solos? Mejor toma tu maldita ropa y vete de mi departamento-

Me fui rápido hacia la cocina y busqué por todos los cajones esos malditos cigarrillos, ¿Acaso ya me los había fumado? No creo. Seguí rebuscando por todos lados hasta que los encontré en el primer cajón que había buscado. Que idiota soy.

Me apoyé de espalda una de las paredes de mi sala esperando que la presencia de Jimin se hiciera se vigente. Mientras el humo de aquel cigarrillo salía por mi boca y una que otra vez por mi nariz.

Como lo esperaba, a los minutos apareció Jimin. Mientras sacaba un nuevo cigarrillo de la cajetilla y lo encendí, quien hace unos minutos estaba en mi cama totalmente desnudo, ahora estaba frente a mí, vestido perfectamente. Ahora que me doy cuenta, Jimin es realmente guapo... Qué mierda Jung Hoseok...

-Bueno-habló poco audible- yo...yo me voy- asentí como si no me interesa en absoluto. Pero en realidad me preocupaba el hecho que se fuera solo, ¿Qué tal si le pasaba algo...? No quería ser paranoico pero digamos que mi barrio no es el más seguro de toda Inglaterra.

Escuché como la puerta se cerró. Por lo que supongo que Jimin se fue. No iría tras de él. Claro que no. Para distraerme puse a calentar agua en una tetera, tomaría un café. Era martes 24 y para ser exactos eran las diez la mañana, habíamos faltado a clases, ya daba igual si íbamos o no. Creo que no nos dejarían entrar al salón de todos modos. Miré el reloj de pared de mi sala, habían pasado apenas dos minutos de que se fue el enano.

Mi adicción. (HopeMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora