Final

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Abrió sus ojos lentamente, sentía como su cabeza le daba vueltas, no quería moverla. En su campo de visión, pudo ver algo bastante conocido, su habitación. Se encontraba solo y su barbilla le dolía bastante, suponía que lo mejor sería llamar a Sans... ¡Sans! Cierto, ahora lo recordaba todo. ¡Sans! ¿Él estaría bien?

—Sans... —un murmullo salió de su boca, ese no era el grito que estaba esperando para llamarlo, pero su garganta estaba tan seca que eso fue lo que salió. Carraspeó un poco, se sentía un poco mejor —. ¡¡¡Sans!!! —ahora sí, un grito verdadero había salido de su boca.

En menos de lo que Papyrus podía imaginar, su hermano se encontraba ya frente a él. Se había teletransportado casi de inmediato al escuchar el grito, su cara denotaba preocupación. El mayor se acercó a él, le reviso su barbilla, pero cuando Papyrus sintió dolor solo quiso desviar la cara, sin embargo Sans no lo dejó. Le reviso la temperatura, su hermano estaba comprobando que todo fuera bien.

Por su parte, Papyrus no había podido decir palabra. Se alegraba tanto que su hermano estuviera frente a él, le atemorizo la pequeña posibilidad de no haberse quitado a tiempo y haberlo aplastado. Simplemente habría sido algo horrible. Pero ahora podía ver que Sans se encontraba ahí, Sans estaba perfectamente.

—Paps, Paps... Háblame —el esqueleto más pequeño pidió, Papyrus no se había percatado de que este le había dicho algo —. ¿Te duele algo? —preguntó, parecía intranquilo.

—Yo... —su voz apenas salió. ¿Qué si le dolía algo? ¡Claro, sentía un enorme dolor en la barbilla! No obstante, a pesar de que tenía la respuesta muy clara, el esqueleto respondió otra cosa—. Creí que no me había quitado a tiempo —dijo, estaba controlándose para no romper en lágrimas—, creí que yo... Tal vez te había aplastado y...

—Papy, por favor —lo interrumpió Sans—. Debes de dejar de pensar de esa forma —parecía que desde el día en que no lo encontró, tenía esa idea metida en la cabeza—. Sé que soy débil, pero yo... —dio una pequeña pausa, para pensar bien en sus palabras —, yo sé cuidarme, Papy —finalizó, le tocó el rostro a su hermano suavemente. Sabía que posiblemente tenía algún tipo de dolor, así que trato de no lastimarlo—. Claro que eso no significa que no necesito de mi hermano, pero... No necesito que te preocupes por esos temas —agregó, no quería tampoco que sintiera que no lo necesitaba en absoluto. Ya que en realidad, lo requería bastante. Papyrus era su completa fuerza y alegría en sus días—. No va a pasarme nada, lo prometo —le juró, lo decía realmente enserio, él no haría a su hermano sufrir.

—Sans –alargó su nombre, sentía como sus ojos se humedecían. Sin pensarlo se tiró a los brazos de Sans, este lo aceptó con gusto. La cabeza de Papyrus dolía más ahora que se había movido, pero simplemente quería sentir a su pequeño hermano en un abrazo. Las palabras de Sans a pesar de ser siempre tan simples, lo tranquilizaban bastante. El mayor siempre tuvo esa capacidad de hacerlo calmarse aún en los peores momentos, cosa que realmente agradecía.

—Vamos, Paps —soltó una leve risa—. No deberías de esforzarte tanto —le reprendió suavemente, con una sonrisa. Lo acomodo nuevamente en la cama—. ¡Oh! —exclamó—. ¿Tienes hambre? —el otro esqueleto asintió. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero se sentía hambriento. Aunque, a juzgar por el sol que estaba saliendo, diría que solamente durmió toda la noche—. Vengo enseguida —y en un parpadeo Sans no se encontraba allí, casi de inmediato el esqueleto volvió. En sus manos sujetaba un plato que humeaba, el olor fascino a Papyrus casi inmediatamente.

— ¿Sopa? —preguntó, Sans asintió—. ¿La has hecho tú? —volvió a cuestionar, era extraño que su hermano se pusiera a cocinar.

—Ehh, no. En realidad no —admitió. Hubo un pequeño momento en que se le ocurrió mentir para impresionar a Papyrus—. No sabía que hacer cuando te desmayaste, terminé llamando a Alphys —admitió—. En realidad no sucedía nada grave, pero pensé que tal vez tendrías hambre al despertar —le explicó. En realidad Sans no sabía cuando se despertaría su hermano, pero este no parecía que iba a despertar pronto—. Así que, llamé a Tori. Ella hizo esta sopa especialmente para ti

— ¡Wowie! Entonces debe estar deliciosa —afirmó. La comida de esa señora cabra nunca lo había decepcionado. Al ver como Papyrus trataba de sentarse y tomar el plato él solo, Sans le dio una mirada desaprobatoria.

—Yo te daré de comer —aseguró. Su hermano parecía el esqueleto más torpe en esos momentos, no iba a dejar que por alguna razón, se quemara con la sopa. Papyrus no se resistió mucho ante esto, ¿qué podía decir? Le gustaba ser consentido por Sans.

—Gracias, Sans —dijo en cuanto había terminado de comer, su hermano solo le sonrió en respuesta. Para él, no era ningún problema cuidar de Papyrus.

—Ehm, Paps —lo llamó, su hermano posó su mirada en él—. ¿Sabes? Cuando te estabas cayendo, me desperté. Yo simplemente iba a quitarme, pero antes de que pudiera hacer algo, tú ya me habías quitado de la zona de peligro —le explicó. Sans no había recibido ni un solo rasguño a esa caída. Sin embargo, tengo que decir que no sucedió lo mismo contigo —le rozó con su dedo la barbilla, Papyrus dio un pequeño salto por el repentino dolor que sintió—. Por haberme puesto a mí en prioridad, te lastimaste, Paps. Lo siento por eso —se disculpó, tenía que admitir que se sentía un poco culpable.

—Sans, no tienes que disculparte por eso —le aclaró—. Tu genial hermano siempre estará ahí para ti. Aunque tu sepas cuidarte solo —Sans sonrió, escuchar esas palabras tan sinceras de su hermano siempre lo hacían sentir tan feliz.

—Prométeme algo —solicito Sans—. Cuídate más, por favor —eso sonaba más como si se lo estuviera rogando.

—Uhm, pero... —trató de replicar.

—Por favor, Papy —repitió Sans. Su hermano menor solo le mostró su dedo meñique, Sans lo aceptó con gusto. Era una promesa.

Papyrus solo podía pensar que era raro como él siempre procuraba ser cuidadoso con Sans, como siempre trataba de que este no estuviera en ningún peligro, en como siempre había pensado que su hermano no se cuidaba lo suficiente. Sin embargo, ahora era él, el que debía prometer que se cuidaría más. Parecía una extraña broma.

— ¿Sans? —su hermano estaba viendo ese plato de sopa como si su vida dependiera de ello, al escuchar la voz de Papyrus, se giró a verlo. Se veía muy cansado.

— ¿Hmm? —dijo Sans en modo de contestación.

—Te amo, Sans —murmuró. Había sido mucho más fácil pensarlo que decirlo, era más vergonzoso de lo que creyó. Sans rió levemente.

—Yo también, Paps —le respondió, tenía una sonrisa verdaderamente sincera. Papyrus le ofreció sus brazos y Sans los aceptó gustoso, se encontraba realmente agotado. Ahora, los dos hermanos se encontraban acostados en la cama del menor.

—Tú también debes cuidarte, Sans. Prométemelo —le dijo, Sans le ofreció su dedo meñique e hicieron nuevamente un juramento. Papyrus ya bastante tranquilo, quiso descansar. Su hermano ni que decir, ya estaba más dormido que despierto.

Ahora que Papyrus tenía a su hermano en brazos, se sentía tonto por preocuparse tanto. Porque cuando estaba con Sans en una situación tan tranquila, se sentía completamente despreocupado.

Sans solo tenía un punto de vida y así sería hasta el fin. Pero él siempre tendría a su hermano allí para protegerlo de cualquier cosa.


FIN.

1 Punto de vida [Undertale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora