Al Inframundo Regresar | Capitulo Único

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Capitulo Único


— ¡Carranza! ¿Está poniendo atención a la clase? — llamó la atención el profesor.

— Si señor... estaba explicando lo de los exponentes... — contestó con tranquilidad la joven.

Era un día normal en la Universidad del estado. Los alumnos se encontraban en sus salones, algunos maestros que tenían tiempo libre se dedicaban a platicar y otros directivos organizaban algún evento para recaudar fondos, pero Aleida Carranza no sabía exactamente qué estaba pasando a su alrededor, y cuando digo nada... es en realidad absolutamente nada. Se encontraba en medio de la clase de Matemáticas y ni siquiera sabía como había llegado hasta allí, o cuando había llegado a la escuela, incluso no recordaba en qué momento de la mañana había despertado. No sabía qué día era, o que hora era, solo sabía que estaba a punto de pasar algo extraño... lo presentía.

Trató de distraer su mente apuntando cosas al azar en su cuaderno, pero la curiosidad de saber que estaba pasando la distraían con cosas tan triviales como observar el color del pizarrón, ver los detalles de su suéter color rosa, incluso de la forma en que su pie golpeaba repetitivamente la silla de su compañero de enfrente. Y de repente todo dejó de funcionar: las luces, los ventiladores, el reloj colgado arriba del pizarrón, la laptop del profesor, incluso algunos tratando de prender sus celulares y ninguno funcionaba... todo se había apagado.

De repente una sirena comenzó a sonar, aquella sirena que nadie había escuchado en su vida, pero todos sabían que significaba que algo horrible estaba a punto de pasar... y pasó. Las paredes de a poco empezaron a temblar, los cristales de las ventanas comenzaron a romperse, y todo mundo entró en pánico. Aleida se levantó para salir del salón, pero todos hacían lo mismo por lo que la puerta estaba totalmente congestionada por sus compañeros. El edificio comenzó a cuartearse, y las posibilidades de que la joven pudiera salir por la puerta eran nulas, así que tomó la decisión mas alocada en su vida, tirarse por la ventana. Si eso significaba no ser aplastada por el edificio lo haría sin dudar. Se levantó de su asiento y corrió hacia la ventana, dio un salto y se dejo caer hacia la jardinera continua al edificio... y sorprendentemente nada le pasó.

Se levantó y miró a su alrededor, todos corrían de un lado a otro y, sin saber bien hacia donde ir, se encaminó hacia los alrededores de la universidad, llegando a una reja de donde varios se sostenían. El lugar estaba empinado, así que para subir varios se jalaban entre sí, y para Aleida no fue la excepción, pues para llegar hasta la reja tuvo que quitarse de encima a más de uno que no paraba de jalarla.

El temblor se detuvo, lo cual permitió que los que habían llegado a ese lugar comenzaran a relajarse, pero el sonido de la sirena no apaciguaba el ambiente, y por más que todos esperaran que todo hubiera acabado no era así. La joven se giró para ver desde la altura que se encontraba el resto del campus de la universidad, y no sabía que la asombraba más, si el hecho de que no quedaba nada en pie de los edificios de la escuela, o que una inmensa nube blanca se avecinaba hacia ellos.

La temperatura comenzó a disminuir poco a poco mientras una neblina comenzaba a descender, dejándolos a todos con una visibilidad muy limitada y con el pánico creciendo de nuevo.

— ¡Tranquilos! ¡Todos hay que juntarnos pegados a la reja! Si nos mantenemos juntos podemos preservar el calor entre nosotros... — gritó Aleida por instinto, aunque no estaba segura si eso iba a funcionar. Pero los demás, conquistados solo por el pánico, no dudaron ni un segundo y poco a poco fueron juntándose contra la reja. De un momento a otro comenzó a nevar, la temperatura había descendido demasiado y en tan poco tiempo que, incluso para aquella joven, le era difícil respirar. Todos temblaban de frio, y poco a poco algunos se fueron desmayando, rodando hasta llegar a terreno plano o cayendo encima de otros, unos pocos caían contra la reja, y uno de ellos fue Aleida, que antes de cerrar los ojos, pudo distinguir un color rojizo en el horizonte.

Al Inframundo Regresar | Historia Corta OriginalWhere stories live. Discover now