Única parte

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El poder vivir en un rascacielos de 300 metros de altura y 80 plantas, era algo que muy pocos personas podían presumir. Pero N — o Hak Yeon  el cual era su verdadero nombre — que era uno de ellos, tenía ciertos conflictos por ello, ya que con el paso del tiempo había desarrollado cierto temor a quedarse atrapado dentro del elevador, completamente solo. Y aunque ciertamente ya estaba acostumbrado a utilizarlo, no era como si tuviera muchas opciones, especialmente porque él vivía en el piso número 60.

El compartir el ascensor con el resto de los habitantes del complejo habitacional, significaba que interactuaba con distintas personas todo el tiempo, pero hasta para él era raro encontrarse a la misma persona dos veces seguidas, al menos en el mismo día.

— Hola... buenos días — dijo N a un muchacho de cabello castaño que se encontraba en el ascensor.

Sin embargo el chico no respondió, solo se limitó a hacer un pequeño levantamiento de cabeza.

«Pero que descortés» pensó N.

Después, otras personas ingresaron al elevador y la travesía de subir y bajar del ascensor, continuó hasta llegar a la planta baja.

Ese mismo día por la tarde, N regresaba de hacer un par de diligencias en la calle, y al esperar su turno para poder entrar en uno de los dos elevadores del edificio disponibles, se sorprendió de encontrarse de nuevo al mismo chico de cabello castaño. Quien de nuevo solo hizo un leve asentimiento de cabeza como saludo.

* * *

Los días continuaron, y sin falta, casi a diario N se encontraba con el mismo chico. Las primeras veces fueron bastante graciosas, porque no fue hasta el cuarto día que pudo escuchar su voz. En esa ocasión, N saludó a una pareja de ancianos que se encontraban en el elevador junto al chico de cabello castaño; cuando después de bajar cerca de cinco plantas, una suave voz comenzó a amenizar el ambiente, siguiendo la pista que resonaba en el lugar.

«Así que sabes cantar» pensó N al darse cuenta de que era precisamente ese chico el que cantaba.

Dos días después volvieron a encontrarse, N entró al ascensor escuchando nuevamente la voz de aquel chico, quien en esa ocasión hablaba por teléfono y por la conversación que tenía parecía que no terminaría muy pronto, ya que al parecer discutía con alguien del otro lado de la línea, pero extrañamente un par de minutos después, colgó soltando un gran suspiro, mientras apretaba su móvil con cierto desespero.

— Lo siento por eso — se disculpó.

— No hay problema — mencionó N sin saber exactamente qué más agregar.

A la semana siguiente, N, ayudó a una niña a alcanzar el número de planta donde se bajaría, y esta vez fue el chico de cabello castaño, quien enternecido observó la escena.

— Gracias — dijo con voz graciosa la niña.

— De nada bella damita — le respondió N al verla vestida de princesa.

Sin que ellos lo notaran un cómodo patrón se formó. Durante la semana, se veían en el ascensor a veces por la mañana y otras por la tarde, pero siempre en compañía de los otros residentes del complejo.

* * *

En época de lluvia, Hak Yeon detestaba el tener que salir a la calle, pero el no tener más opciones al vivir solo, él, personalmente tenía que hacer las compras semanales de la despensa. Por eso, cuando tenía que salir a pesar de la lluvia torrencial que se manifestaba al aire libre, no era algo que lo emocionara realmente.

— Hoy es un bonito día ¿no?— comentó de repente el chico de cabello castaño al verlo entrar al ascensor.

— ¿Disculpa? — le respondió N, que no esperó que le hablara.

El Ascensor [HaKen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora