La mañana del segundo día fue agitada. Había tantas cosas por hacer y todavía las tareas estaban un poco desorganizadas.
Muchos voluntarios no figuraban en la lista de tareas. Otros estaban asignados a varias tareas a la vez.
Mica tenía que encargarse de los niños junto con un grupo de cuatro jóvenes más. Reunir a los pequeños, hacerlos jugar y entretenerlos durante la mañana. No era algo que le costara demasiado. Pero cuando empezaron a llegar, se sorprendió al ver más de 50 chiquillos que corrían de aquí para allá.
Ana estaba allí con sus tres pequeños niños, que rápidamente reconocieron a Mica y fueron a saludarla.
Pri, tenía que estar en la enfermería. Volvería a encontrarse con Lucca y todo el grupo de enfermeros con los que anoche había compartido la comida.
Mucha de la gente que estaba golpeada o enferma aun no había sido atendida. Los dos médicos de A&A habían priorizado los casos más urgentes la noche anterior, pero ahora tenían que desinfectar heridas, ver golpes, revisar a otros con distintas dolencias.
_ Buenos días_ saludó Pri al entrar a la gran carpa_ ¿En qué puedo ayudarlos?
_ Hola soy Eduardo_ respondió el otro de los médicos, un hombre un poco mayor que Bransen de unos cuarenta y pico de años_ sería muy útil tu ayuda terminando de acomodar las cosas en el depósito de enfermería, hay que poner todos estos remedios en los estantes y traer el resto de las cajas del contenedor grande de afuera.
_ Será un placer _ respondió y sin demorar, ya tenía unas cuantas cajas en la mano y se dirigió a acomodar los estantes.
Allí se pasó casi toda la mañana encerrada en es cuartito clasificando remedios.
.........
Yeyé, estaba asignada al comedor, debía colaborar en la preparación y servicio del almuerzo.
La esperaban unas tres bolsas de papa para pelar y hervir para el puré de medio día.
Farid y Beto con otros diez muchachos mayores regresaron al medio día con el camión lleno de gente desde Ica.
Unas cincuenta y tres personas ingresaron con ellos y fueron anotadas y acomodadas en las nuevas carpas.
.........
El tiempo del almuerzo reunió a todos en la carpa comedor.
Con más de doscientas personas que atender el grupo de la cocina resultaba escaso. Rosa y Vicky eran dos chicas peruanas refugiadas de unos veintitantos años, apenas llegaron al campamento se ofrecieron inmediatamente a colaborar, así como Graciela y Olga, dos mujeres mayores que cocinaban muy bien y fueron aceptadas por Lucho en la cocina.
Todas las manos eran pocas a la hora de cocinar y servir a tantas personas. Muchos otros refugiados brindaron su ayuda, sobre todo con los niños y ancianos.
Mucha gente estaba muy desanimada y triste por haber perdido sus bienes y estar separados de su familia. También había otros que habían perdido a algún familiar o amigo, así que no era raro encontrar a personas llorando y caminando solitarias. La tarea de escuchar y consolar a esas personas demandaba sensibilidad y mucha sabiduría.
Algunas personas se resistían a que les hablaran de Dios.
En una de las entradas de la carpa, sentados en un banco había una muchacha de unos diecisiete años que cargaba a un niños de unos cinco y una mujer mayor estaba a su lado.
Mica se acercó a ellas para invitarlas a comer algo.
_ No gracias_ dijo la mujer mayor_ no tenemos apetito...
ESTÁS LEYENDO
A través de Sus Ojos (Completa)
Ficção AdolescenteNOVELA CRISTIANA Mica, Yael y Prisci son tres jóvenes cordobesas que acudirán como voluntarias a Perú luego de un gran terremoto en la ciudad de Ica. Por medio de una fundación cristiana llegarán a servir a los refugiados de esa catástrofe. Dios ti...