006 > con las manos en la masa

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Empecé a ojearlo, de manera discreta, rápida pero a la vez detenida. Habían muchas, pero muchas fotos de Seohyun pequeña, junto a Baekhyun, Bora y el hombre que supongo es su padre. Era extraño ver cómo las fotos en donde él aparecía eran viejas, no había una que se acercara a ésta fecha, a la más nueva le daba tres años de diferencia al presente. Se pudieron haber divorciado, pero eso no le quitaría el derecho a Seohyun de seguir viéndolo. Entonces...

La puerta fue abierta repentinamente y yo adentré como pude el álbum, apoyándome casualmente de la cómoda, cerrando el cajón como si fuera algo natural. Seohyun me sonrió al mirarme. ¿Cómo podía ser tan ingenua, cómo? Yo hubiera sabido todo al primer instante de que una desconocida quisiera ser mi amiga luego de haberme hecho la vida imposible.

—¿Debería ponerme el pijama? —preguntó, mientras se cepillaba el cabello frente al espejo. En ese momento fue que me di el lujo de apreciar por completo su habitación. No era más grande que la mía, pero sólo por un poco. Tenía mucho rosado y dorado. La cama era una inmensa, y la parte delantera estaba cubierta de tul rosa, como si fuera un castillo de princesas. Pegadas a la pared rosa habían muchas mariposas doradas, con luces navideñas por doquier. Se bajaban dos peldaños antes de quedar en el suelo normal. Había un tocador enfrente de caoba, al igual que las puertas de su armario. Un escritorio, una estantería llena de libros y la pared frontal llena de imágenes instantáneas. Su cuarto de baño parecía ser normal. Me sorprendía que su armario sea literal un armario, y no una habitación aparte. Era algo que nunca había visto, ¿tan poca ropa tiene? Tan diferente a mi, en todos los sentidos.

Frente a mi, tenía muchos CDs adjuntados, algunos treinta en total. Luego, al lado, estaban los vinilos. Y debía saber qué eran. Qué significaban.

—¿Te gusta escuchar música a vinilo? —pregunté casual mientras los observaba. Ella no parecía cómoda con el hecho de que yo estuviera tocándolos.

—No, pero a mi padre sí —sonrió cálida, mientras terminaba de colocarse la ropa.

—¿Y qué pas...

—Seo, que bajen a comer —Baekhyun entró, haciéndome caso omiso, como si no estuviera junto a ella. De repente vio que estaba admirando los vinilos y él rápidamente entró a la habitación, y me empujó fuera de ellos. Como estaba a la altura de la cama, tropecé con los dos peldaños, y di todo de mí para tener una caída dramática. Me sostuve con mis brazos mientras respiraba pesadamente. Seohyun corrió a mi lado y vio a su hermano con odio aparente.

—Donde están tus modales, Baekhyun —dijo con enojo mientras me ayudaba a parar. Se colocó frente a mi y me empezó a preguntar si estaba bien. Rogué a Dios para no reírme y asentía a todo lo que ella preguntaba. A ser verdad, Baekhyun estaba un poco consternado sobre lo ocurrido, quizás se lo había llegado a creer y ahora se sentía mal.

—Lo siento, Taeyeon... pero te mereces eso y más —citó mis palabras, de cuando dejé que sus vinilos se rompieran a culpa mía, y salió de la habitación. Tranquilicé a Seohyun y bajamos. Habíamos llegado hacia un comedor inmenso, en donde Sunny y Yuri bromeaban, una en cada esquina, como si fueran las dueñas de la casa, y al estar tan lejos gritaban para escucharse.

Vi lo divertido que podía llegar a ser ésta noche. El comedor de cenas en mi casa estaba prohibido a menos que fuera una ocasión especial. Ese, que está encerrado entre cuatro paredes y podría ser la casa de alguien más. Ese, que se utilizaba para las cenas con socios, y no en mi cumpleaños. Y ahora, todos estábamos aquí, corriendo de un lado a otro, como si nada de eso importase. Bora había llegado con mínimo diez sirvientas detrás de ella, cada una traía una bandeja en las manos, las cuales colocaron delicadamente sobre la mesa: eran toppings para helados, y sobre todo, helado. Había de vainilla, chocolate, fresa y café, porque Bora decía que era su favorito.

cheerleading him»baekyeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora