El no me ayudó.

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Había preparado mis maletas muy temprano, NamJoon había ido a la empresa a avisar sobre el asunto de ir a Mokpo, suspiré y cerré la pequeña bolsa donde había guardado algunos maquillajes, para nuestro viaje iríamos en bus, no me puse muy extravagante, unos simples pantalones rasgados y claros con una camiseta de Get Scared, porque sí, tenía un alma roquera muy en el fondo.

Mire mi reloj y recordé que NamJoon me había dicho que nos viéramos en la parada, en la estación de buses, tomé mi maleta y las otras pequeñas. Salí del departamento sin hacer ruido, y me costó demasiado, se supone que nadie sabría más que Jin que nos iríamos a Mokpo.

 Subí al elevador y me puse a tararear Airplane de Ikon, tomé un taxi hasta la estación y me senté a esperar que llegara. En ese momento sentía una mirada pesada sobre mí, había un tipo con un abrigo color blanco, me mirada de arriba para abajo, me puse incómodo y miré mi reloj.

¡Necesitaba a NamJoon hyung!

Tomé mi celular y apresurado le mande un mensaje.

Mis manos comenzaron a sudar, apreté el asa de la maleta entre mis pequeños dedos, me concentré en mirar mis maletas hasta que sentí como el hombre se sentó a mi lado.

—Eres un encanto— dijo, le miré de reojo, y vi cómo movía su mano bajo la tela de su abrigo, me sentí asqueado— no hace falta que hagas nada, con mirarte tengo.

Tragué duro.

—O tal vez no— dijo, puso su mano sobre mi muslo, y yo solté un grito— Cállate pequeña puta, no soy alguien con quien quieras meterte. — apreté mis labios con miedo y el subió su mano por mi muslo.

Levanté la vista en busca de NamJoon pero no lo veía, pero a quien vi fue a JungKook, llevaba a su novia de la mano, esta le golpeaba su pecho y él besaba sus labios repetidamente, mis ojos se llenaron de más lágrimas, me miró y se quedó parado observándome.

—JungKook ayúdame— susurré.

Pero él ni se movió, aun viendo la forma en la que me encontraba, siguió a su novia hasta un autobús donde ella subió, creí que regresaría por mí, pero simplemente salió de la estación. No debió haber entendido lo que dije, porque nadie es tan cruel para dejarte en aquella situación, ¿cierto?

—Eres muy precioso— dijo el hombre, pasó su mano a mi espalda y la fue bajando, comencé a sollozar bajito.

— ¡¿Qué cree que hace?! — brinqué al escuchar la voz furiosa de Nam.

—Él se me ofreció—dijo señalándome.

Nam tomó su dedo y lo dobló hacia atrás.

—Tengo fama de romper todo lo que toco— dijo apretando los dientes, mientras con su otra mano me acercaba a él.

El hombre se quejó cuando su hueso hizo "crack", Nam le soltó y el pervertido se levantó saliendo a toda prisa.

—Lamento esto— dijo apretándome en un abrazo, negué y lo empujé levemente para poder levantarme.

—No te preocupes— dije, le sonreí y el acarició mi rostro, examinando que no tuviera alguna herida.

Tomó mi mano y juntos fuimos hasta el autobús, guardamos las maletas y subimos al camión, Nam me puso del lado de la ventana y me cubrió las piernas con su chaqueta de piel, le sonreí y me enfoqué en la ventana.

Cuando llegamos a nuestro destino Nam me movió ligeramente por los hombros para despertarme, abrí los ojos con pereza y él sonrió negando.

—Hemos llegado— dijo feliz.

Habíamos llegado a Mokpo, por fin podría estar en paz, podría buscar la catarsis.

Catarsis. -corrigiendo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora