Capítulo 42

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- ¿Dónde estabas?

- Entrenando, solo tenía un pequeño descanso en el que encontré a la ladrona.

- Pues avísame, pensé que te habían secuestrado, pero luego me di cuenta de que si alguien hubiera venido a secuestrar a alguien, sería a mí.

- Seguí soñando, nena, yo soy más sexy que tú.

- Ni en sueños.- reímos y me subí a su espalda.- Llévame al fin del mundo.

- No te puedo llevar a ti misma.

- ¿Qué?

- Sos mi fin, Tania.

- ¿Debería ofenderme o besarte?

- Podés hacer las dos cosas, pero prefiero la segunda.

Son reí viendo como giraba su cabeza para verme apoyada en su hombro, entonces me acerqué y le besé como me pidió. Estuvimos toda la noche hablando, nada de dormir y eso que él estaba cansado, pero prefirió escuchar todo lo que decía sobre Cataluña.

- Cuando podamos ir, iremos juntos.

- Por ahora nos queda Argentina.

- Por ahora.- sonrió y cerró sus ojos colocándose mejor en la cama.- Creo que ahora sí que me voy a dormir.

- Dulces sueños, Joya.

- Lo serán si estás tú.

- Empalagoso.- escuché su risa, ya que me había puesto de espaldas a él.- Duérmete ya.

- Espera.- se dio la vuelta y me abrazó por atrás.- Ahora sí puedo dormir tranquilo.

Sonreí cerrando mis ojos y me dormí unos minutos después. Cuando desperté tampoco estaba, solo había un post-it: "Ahora si aviso, me voy a entrenar, te quiero." Lo tiré a la basura y me levanté, me fui a duchar, me cambié y desayuné.

- ¡¿Qué tal todo por allá?!

- ¿sigues siendo virgen? No me quedo claro ayer.

- Todo va bien.- reí por lo que acababa de decir Marc.- Y me parece muy bonito que sigas creyendo que soy virgen.

- Uh, te acaba de dar un zas...

- Cállate, rubio de bote.

- ¡Es natural!

- ¡Callaos niños!

- Sí, mamá.- reí al escuchar la escena.

- ¿Qué tal estáis?

- Aburridos...

- Ariadna, ¿Qué tal estáis?

- Ayer tuvimos una de las mejores fiestas de mi vida si no me hubieran tirado a una piscina, sí, nos colamos en una piscina e hicimos la fiesta allí.

- ¿Fiesta de camisetas mojadas?

- Más o menos, pero el agua estaba súper fría, aunque con todo el alcohol que había.

- ¡Ariadna! Para de hablar de fiesta, pobrecita.

- ¿Qué? Yo solo le cuento la verdad.

- Gracias Ariadna, y a los demás, sois todos unos mentirosos e iréis al infierno.

- ¿Dónde está Paulo?

- Entrenando y yo aquí, con Lleò sin hacer nada.

- Siempre puedes volver a trabajar.

- No, ya el lunes si eso.

- ¿Qué? ¿Te vas a quedar a vivir ahora en Italia?

- Podría si al menos tuviera a...- la puerta sonó.- ¿Abro la puerta o me espero a que venga Paulo?

Clarity (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora