Haikyuu // Tu futuro está en tus manos

11. Huir

Decides hacerte la sueca así que te das media vuelta, mirando a otro lado, y comienzas a andar hacia la salida. Diriges la mirada hacia un lado y oyes una voz que te llama:

—____-chan, hooooolaaaa.

Te vas a girar para ver quien te llama, pero de repente, chocas con alguien, haciendo que ambos os caigáis al suelo.

—Auch... perdón —te disculpas a la vez que te levantas con rapidez. Le tiendes la mano al chico, que parece ser de un año menos.

—... —el chico de pelo negro no responde. Tiene el ceño fruncido, pero aun así, acepta tu mano y se pone en pie, pero en todo momento evita tu mirada.

—Perdona, ____-chan, ha sido mi culpa haberte llamado —se disculpa Nishinoya, juntando las dos palmas de sus manos. Es de tu clase, te cae muy bien, pero no has tenido muchas oportunidades de hablar con él. Ves que ambos chicos llevan las bolsas de deporte, así que se te ocurre una manera de evitar a Daichi.

—¿Vais al entrenamiento, chicos? Os acompaño —agarras a Nishinoya por el brazo y lo conduces hacia el gimnasio, rápido pero de la forma más discreta posible.

—Qué raro que quieras venir a vernos entrenar. ¿Intentas evitar a algún pretendiente? —Nishinoya te sonríe de forma pícara, pero tú evitas la pregunta. Este chico ha intentando cortejarte varias veces, pero ha sido disuadido por compañeros la mayoría de veces, los cuales eran más altos y atractivos que él. Aun así, nunca se ha rendido por ti, (aunque no seas la única que le llame la atención), y sabes que te tiene en gran estima.

—¿Él también es del equipo? ¿De primero, no? —cambias de tema lo más rápido que puedes.

—Sí, es Kageyama Tobio, 1º curso —avanza un poco y comienza a andar hacia atrás, mientras os mira a Kageyama y a ti—. Vas a flipar, ____-chan, hoy te voy a enseñar mi Rolling thunder.

—Encantada, soy ____, de segundo —le haces una pequeña inclinación, a la que el corresponde, ignorando deliveradamente a Noya-san.

—E-encantado —dice Kageyama con la voz entrecortada.

Por fin llegáis al gimnasio, donde, por fin te relajas. Te quedas en un lado de la cancha a mirar el entrenamiento y te sientas.

—¡¡¡Eeeh!!! ¡Daichi-san! ¿Entrenamos?

En cuanto oyes su nombre, se te hiela la sangre. Decides:

☞huir. Esperar a la siguiente actualización.

☞quedarte. Esperar a la siguiente actualización.