Intento mantenerme de pie sujetándome a la pared rocosa pero, finalmente, las piernas se me tambalean tanto que me hacen caer. Aunque no me veo, sé que estoy pálida, debido a las náuseas, dolores de estómago y cabeza que experimento de repente.
Todo tiene un límite. Yo no puedo hacer esto.
Sí, es cierto, esas tres no son de mi agrado... Pero yo... Yo no puedo.
Pero tampoco puedo dejar que le pase algo a los demás.
Oh, mierda ¿Por qué las decisiones más difíciles siempre recaen en mí?Hace horas estoy recostada en mi saco de dormir, angustiada, pensando qué hacer con todo esto.
Los zombies son una cosa pero.. ¿Podría matar a una persona viva? ¿A una persona con conciencia, recuerdos, emociones? ¿Podría hacerlo por las personas que amo?
Quizá, si me hubiesen preguntado esto hace unas semanas, hubiera respondido "Sí" sin titubear. Pero ahora...
Amo a los chicos. Son mis hermanos, la familia que yo escogí, y por eso mismo quiero protegerlos. Y aunque ellas tres no sean nada para mí, lo son para Julián, y en teoría son personas inocentes. No puedo asesinarlas: No tengo derecho a arrebatarles su vida...
Espero que Mirage tenga un poco de piedad y me de tiempo... Necesito reflexionar sobre esto más tarde.
Salgo de mi "habitación" y me encuentro a Franco.
Intento pasar de él, pero se interpone en mi camino. Maldito seas, hijo de...
—Si existiera un premio a La Celosa del Año definitivamente tú ganarías. Por lejos —Me dice con ironía.
Imito su tono sarcástico.
—Eres un imbécil... Me hacen un favor estando aquí, en especial Anabel, a quién siempre elogiaste. Seguramente con ella podré sacarme tus cursilerías de encima
Entonces me sonríe y se acerca hacia mí. Me sujeta el mentón y me obliga a mirarlo a los ojos.
—Eres tan linda cuando finges que no te gusto
Me separo bruscamente de él.
—No me gustan los egocéntricos...
—¿Decir la verdad me hace egocéntrico?
—No es la verdad
Franco, en un movimiento rápido, vuelve a acercarse hacia mí pero esta vez me da un corto beso en los labios.
—Sabes que sí lo es —Me susurra al oído y, aunque no lo veo, siento su sonrisa burlona.
Cuando por fin dejo de volar en mis sueños de corazones, noto que Franco bajó al piso inferior de la cueva, ya que me ha dejado sola.—No me jodas, Julián
—Pídeles disculpas
—¡No!
—¡¡Sí!!
Pongo los ojos en blanco.
—¿Te importan tanto?
—Las quiero mucho
—Se nota
Trato de volver a mi hueco de la cueva y de salir del de Julián. Ya casi es de noche y él estuvo, literalmente, horas intentándome convencer de que haga algo que no pasará.
Me frena sujetándome delicadamente de la muñeca.
—Las cuatro, tú incluída, son muy importantes para mí...
—No me metas en la misma bolsa que a esas... Yo nunca te hecho sufrir como ellas lo hicieron
Hay un minuto de silencio.
—In...
—¿Qué?
—No voy a elegirte a ti... Elijo a las cuatro. Todas siempre han estado para mí
Siento que el alma se me cae al suelo.
Y, como es inevitable en mí, me pongo a la defensiva para que no sepa que me han dolido tanto unas simples palabras.
—¿Ah, sí? Dime una vez, SÓLO UNA MALDITA VEZ, en la que hayan estado en las malas contigo
Julián baja la cabeza, avergonzado, y no contesta nada.
—Yo, antes de que pasara todo esto, siempre estuve para ti... —Percibo la mezcla de ira y tristeza en mi propia voz —Cuando estabas feliz, yo me reía contigo. Cuando estabas mal, yo te ayudaba. Cuando estabas enojado, trataba de calmarte. YO SIEMPRE HE ESTADO, y no estoy reprochándotelo, sólo quiero que lo veas.. ¿Y ahora? Lo que nos hemos ayudado con esto.. ¿Pero sabes qué? Yo ya no voy a ofrecerte la mano de nuevo... De todas formas tienes tres pares más
—Íngrid...
—No, Julián, tú no lo entiendes. Yo no quiero ser más que ellas para ti, no estoy simplemente celosa. Sólo estoy intentando protegerte y tú... Olvídalo
Me alejo antes de que pueda decir nada.
Tengo otra cosa mucho más importante en la que pensar.Ya estamos en plena noche y todos están durmiendo... Exceptuando a Anabel, Sol y Courtney. Ellas decidieron dormir todas juntas en un hueco grande de la cueva, y fueron a buscar sábanas y demás cosas con el auto a casa de Courtney antes de que oscureciera por completo.
Y yo estoy aquí, del otro lado de la roca, escuchando su conversación.
No soy entrometida, en serio. Pero necesito saber de qué hablan... Pueden ser cercanas a Julián, pero no voy a fiarme de ellas así como así. Eso de "pacifistas" no me convence para nada.
Por un rato no hablan de nada interesante: Chicos que les parecían que estaban "buenos", discos que escucharían si podrían hacerlo y demás cosas superficiales.
Hasta que comienzan a hablar de mí.
—Y, por curiosidad.. ¿Quién es esa chica? —Escucho la voz de Sol.
—Ah... Es la otra mejor amiga de Julián... —Contesta Anabel —Me sorprende que, siendo tan unidos, nunca te la haya presentado —Noto cierto aire de superioridad en su voz.
Y sé a que se debe: Cree que Julián la aprecia más sólo por eso. Yo nunca conocí a Sol porque, si bien el quiso presentármela, yo me negué: Sabía que a él le hacía mal estar cerca de ella.
Anabel no me conoce, no sabe nada de mí, pero aún así cree que tiene derecho a juzgarme. Y eso me enfurece.
—Déjame adivinar... O no la quieres, o los celos te están matando —Dice Courtney, sarcástica. Le agradezco mentalmente por el comentario.
—¿Yo? ¿Celosa de ella? Diría que es al revés
Sí, claro...
—Por lo que sé debido a Julián, en un principio eran amigas
—Exacto. Era mi amiga, no de Juli. Es más que obvio con qué intenciones se acercó a él... Seguro bailaba de felicidad por tenerlo sólo para ella
Aprieto los puños. Anabel... No es que Julián no me interese, porque claro que lo hace, pero no puedo estar de fiesta en esta situación.
—No sólo a Julián, digo, mira a todos los chicos de este grupo... La mayoría están buenos —Escucho a Sol y la imagino haciendo una sonrisita pícara que le vi muchas veces en los recesos del Instituto, una sonrisa que aunque sean hermanos, sería muy impropia en Julián.
—Es una cualquiera, creo que todas sabemos que aprovecharía la situación de ser la única mujer
—Ella no decidió esto, Anabel, simplemente le sucedió —Dice Courtney.
—No deja de ser una ramera
—Yo que tú no me metería tanto con ella... —Comenta Sol —Parece ser un hueso duro de roer
—Es cierto —Acota Courtney —¿Vieron las patadas que le daba a los zombies que subían por la escalera?
—Agh ¿Quieren dejar de idolatrarla? No sé qué le ven de impresionante a mover las dos piernas. Es como nadar, caminar, o andar en bicicleta
—No, Ani, no es tan sencillo —Le dice Sol —Es una chica muy valiente... La viste al lanzarnos del edificio con esa cosa suya, la que tenía un gancho, y ni siquiera gritó
Escucho un suspiro que seguramente es de Anabel.
—Lo mejor fue cómo se presentó —Habla Courtney —No sé si la vieron, pero hizo un gran giro en el aire agarrada de la pistolita esa y cayó perfecta
—Chicas.. ¿No se dan cuenta de que es peligrosa? —Vuelve a hablar Anabel —No estamos en el mismo nivel. Ella sabe cosas que nosotras no sabemos
—¿Qué quieres decir? —Pregunta Sol, confundida.
—Te está diciendo que Íngrid está entrenada, o algo por el estilo. No puede ser tan buena peleando y moviéndose sin motivo aparente. Pero.. ¿No te parece extraño que, si por ejemplo practicaba algún arte marcial, nadie supiera que lo hacía? Quizás aprendió lo que sabe de una forma... Poco convencional —Esa es la contestación de Courtney.
—Tampoco es para tanto ¿Qué creen? ¿Que es una chica gánster? No me hagan reír —Se burla Anabel —Ustedes dos están creándose su propia película
—Sabes que tenemos razón... Y en ese caso, no podemos convivir con ella aquí
Anabel ríe con ironía.
—Y con esa cara de angelito.. ¿Quién iba a pensar que es, además de puta, asesina?
A la mierda, me he cansado, no puedo soportarlo más.
Entro de forma sorpresiva en su "habitación", apartando la sábana con función de entrada brutalmente, lo que produce que las tres se sobresalten un poco.
—Dudo que quieran conocer mejor mi faceta de asesina —Una faceta que ni siquiera tengo, pero mierda, estoy tan enfadada que solamente quiero que se asusten y dejen de creer que pueden decir lo que sea.
Las chicas se mueven rápidamente, levantándose de las piedras en las que estaban sentadas: Courtney de una que está a mí izquierda, Sol a la derecha y Anabel se encuentra frente a mí.
Las tres preparan sus armas: Courtney saca la pistola Croatian de su campera y me apunta; Anabel el cuchillo del bolsillo de sus jeans y Sol sujeta con fuerza la AK-47 que estaba en una piedra junto a su saco para dormir.
Oh, genial, ¡Cuánto pacifismo!
No puedo creer lo que hago después. Es como si quedara inconsciente... Y como si un poder interno tomara completo control sobre mí.
Doy una patada giratoria golpeando la mano de Courtney, haciendo que suelte su pistola y caiga al suelo. Muevo la misma pierna con la que di la patada y, al dejar mi pie junto a la Croatian, la pateo haciendo que atraviese la "puerta-sábana".
Así no me apuntará otra vez.
En todo este lío, Sol intentaba darme con la Kalashnikov, pero fallaba. Claramente el tiro es de sus habilidades menos trabajadas.
Casi al segundo, esquivando un cuchillazo de Anabel, sujeto la punta de la AK-47 en el momento que parece haberse quedado sin munición.
Y entonces con una fuerza sobrehumana, consigo con sólo una mano quitársela, para también mandarla a volar fuera de la habitación.
No entiendo cómo fue eso posible, pero en cualquier caso, no es momento de pensarlo.
Intento quitarle el cuchillo a Anabel. Doy saltos por todo el gran hueco de la cueva en el que estamos, tratando de esquivarla. Para mi suerte, Courtney y Sol están demasiado asustadas como para hacer algo.
Se me ocurre una táctica.
Me coloco contra una pared y dejo que se acerque corriendo, con el cuchillo preparado.
En el momento justo, me agacho y me lanzo hacia adelante, procurando no empujar a Anabel. Ésta hace que su cuchillo se golpee contra la pared de la cueva, que el filo roce con su mano y le produzca un profundo corte. Maldice, mientras la sangre se escurre entre sus dedos.
Deja caer el cuchillo y yo lo agarro. Me lo guardo en un bolsillo incorporado en los shorts negros del traje, y saco con velocidad mi pistola. Camino un poco hacia adelante y entonces las tres me rodean.
Pero la única armada soy yo.
-Un paso en falso y disparo -Digo, frívola, moviéndome en el triángulo cerrado con lentitud. Están muy asustadas.
—Así que es verdad.. ¿Delinquías o qué? —Anabel es capaz de acotar estupideces hasta en el momento menos indicado.
—No, es talento natural
—Sí, claro, por supuesto
—Anabel... No hagas comentarios ahora —Dice Sol, nerviosa. Noto que está alzando las manos al igual que Courtney, en símbolo de que están indefensas.
—La rubia tiene razón —Vuelvo a mirar a Anabel, mientras le hablo con un tono de voz burlón y ella pone mala cara. El que ríe último ríe mejor ¿Cierto?
Por un minuto, ninguna dice ni hace nada.
Pero luego, todo pasa demasiado rápido.
Las tres sacan cuchillos de su pantalones. Incluso Anabel, que ya había demostrado tener uno.
El triángulo empieza a cerrarse a tal punto que termino agazapada en el suelo con las tres armas blancas demasiado cerca para mi gusto. Y entonces soy yo la que empieza a ponerse nerviosa.
—¿Por qué... Por qué hacen esto?
—¿Acaso no te das cuenta? —Me responde burlonamente Anabel.
—No, realmente no, no lo estaría preguntando si lo hiciera —Bufo enojada. Creo que ni el miedo más paralizante alguna vez podrá reprimir mi ira.
—A veces pareces hombre —Courtney y Sol se ríen por el comentario de su amiga —Analicémoslo, Íngrid... ¿Qué es lo más importante en el universo?
Me avergüenzo de mí misma debido a cuales fueron las primeras respuestas que aparecieron en mi cabeza: El amor, la paz, la amistad... No puedo responderle eso a alguien como Anabel.
—Yo que sé...
—Esfuérzate un poquito más. Tú eres parte de ella
—¿La raza humana?
—¡Exacto, Íngrid! El universo sería un caos si no estuviera controlado por la raza humana. Es la raza dominante, la que siempre debe tener el poder
—En realidad...
—Antes de que salgas con tus teorías estúpidas de igualdad universal, piensa un poco ¿De verdad crees que el mundo debe ser dominado por esos monstruos que andan caminando?
—No, pero...
—¡Entonces debemos asegurar la continuidad de la raza humana! Y ya te imaginarás cómo...
Courtney y Sol vuelven a soltar risitas.
Mi mente, de un proceso un poco lento a veces, tardó unos segundos en enlazar todas las ideas. Hasta que lo hizo...
—Tienes que estar bromeando
—Claro que no. Court y Sol aún no eligen a los primeros... Pero creo que te imaginarás que mi primerísima opción es Julián
—¿Porque es rubio y de ojos azules? ¿También tienen ideas nazis o qué?
—Muy graciosa, Gown. Pero no, lo haremos con cada hombre que nos crucemos... No queremos discriminar, ya sabes, necesitaremos una sociedad mixta ¡Seremos las diosas creadoras, las madres de una nueva generación!
—¡Saben que no pueden hacer eso!
—Por supuesto que podemos, los hombres son fácilmente manipulables, nosotras...
Pero aunque Anabel continúa hablando y yo escucho sus palabras, mi mente se ha bloqueado: Ya no recibe información, ya no procesa ideas.
—¡¡NO, NO PUEDEN!! —Grito con angustia —¡¡SON UNAS MALDITAS ENFERMAS!!
—No sé qué le ves de enfermo a nuestro plan
Las tres chicas sonríen con malicia.
—¡No permitiré que hagan semejante barbaridad!
Sus sonrisas pasan a ser un estallido de carcajadas.
—¿Y cómo podrías impedirlo tú? Solamente eres una idiota que se cree demasiado por haber sobrevivido un par de días aquí
—Y esta idiota sobrevivirá muchos más... Anabel
Sujeto con firmeza la pistola y, con una rapidez que no creía posible, salgo disparada hacia la salida del hueco de la cueva.
Escucho los veloces pasos de las tres chicas que optan al instante por perseguirme.
Lanzo la pistola y la Croatian que se encuentra en el suelo hacia el hueco que pertenece a la "habitación" de Nahuel: Ninguna se atreverá a entrar allí ahora.
Algo me dice que, la AK-47 de Sol, no posee de más munición para que puedan recargarla.
No podía inmovilizarlas con la pistola: Sería más daño del necesario. Sí, son seres despreciables, pero aún así soy incapaz de darles un disparo en la pierna. Tampoco me serviría ahora el cuchillo. Tengo que encontrar otro tipo de herramienta, una rama firme y larga, o algo por el estilo...
Entonces me encuentro nuevamente en un serio problema: Las chicas me rodean otra vez pero, ahora, lo hacen junto al borde de la cueva.
Un paso más y caeré al vacío.
—¿Qué harás ahora, Gown? —Dice Anabel con superioridad —¿Así piensas sobrevivir mucho tiempo más?
—¡Eso lo haré peleando!
Vuelvo a escabullirme entre las mujeres rápidamente y no logran realizarme ni un rasguño.
Una pelea se extiende por unos minutos en los cuales yo, con habilidades propias que desconocía tener, esquivo las armas blancas con facilidad y sin tropezarme ni una vez. Apenas veo una oportunidad de atacar, lo hago, dándoles un empujón o un leve golpe. Forcejear para quitarles el cuchillo sería inútil, ya que las otras dos terminarían por retenerme.
Nos encontramos cada vez más cerca del borde y no presto atención a que mis tres rivales se encuentran peligrosamente cerca de él.
Entonces, sin medir mi fuerza en absoluto, pensando que no poseía tanto poder... Consigo atinarle una patada en el pecho a Anabel que, como efecto dominó, produce su caída y las de sus compañeras al vacío.
Desesperada me acerco al extremo de la cueva y miro rápidamente hacia abajo: Sus cuerpos yacen recostados en el suelo, sus cabezas rodeadas de un enorme charco de sangre, los cuchillos desperdigados.
¡Mierda! ¡Las maté!
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Cuando El Apocalipsis Empieza (Masacre Mundial 1)
Acción"¿Por qué tengo que convivir con once chicos que, además, me tratan mal? Me frustra que crean que por ver una maratón de Zombies Al Amanecer sabrán utilizar los cuchillos. He matado a casi media escuela convertida en esas cosas, he conducido de aquí...