Draco regresó a Hogwarts con pocas ganas de afrontar las clases e investigaciones. Las vacaciones de Navidad no le habían concedido el descanso que tanto necesitaba: empezaron con la discusión con Astoria y terminaron con Odette ingresada en San Mungo; su recaída había sido tan fuerte que no sabían cuánto tardaría en poder volver a la escuela.
«Empiezo la mañana con los niños de primero. Seguro que vienen distraídos por las navidades y ya se habrán enterado de lo de Odette. Vamos a hablar de vampiros, parece que están muy de moda entre los hijos de muggles. Seguro que eso los anima», pensó. Al salir de sus dependencias volvió a encontrarse a la bedel en su puerta.
—Buenos días, Flora. ¿Claustro sorpresa como regalo de bienvenida?
—Casi. Tienes una reunión en la sala de profesores con la Ministra Granger. Solo la directora y los jefes de casa.
—Oh, gracias.
La elfa doméstica se desapareció sin darle tiempo a preguntar más detalles.
«Granger, ¡pues sí que es una sorpresa! ¿Vendrá acompañada de sus amigos? Seguro que sí. Querrá saber cómo está Hogwarts después de todos los problemas que hemos tenido».
Subió al recibidor algo nervioso. En la entrada de la sala de profesores, vio a los aurores Potter y Weasley, haciendo guardia.
—Potter, Weasley —saludó.
Ron le devolvió el saludo con un seco gesto de la cabeza.
—Malfoy, ¡cuanto tiempo! —contestó el Elegido—. ¿Cómo va todo?
Draco reprimió las ganas de contestarle lo que pensaba de la gestión de McGonagall.
—Como siempre —respondió con menos sequedad de lo habitual—. Si me disculpas, no quiero llegar tarde.
«¿Por qué es tan simpático? ¿Investigan de nuevo a la familia Malfoy?», se preguntó mientras entraba con aire serio y decidido en la sala.
Granger había tomado la cabecera de la mesa, con McGonagall a su derecha. Su lugar como jefe de la Casa Slytherin, a la izquierda de la Ministra, lo esperaba. Longbottom, Bones y Flitwick ya estaban en la reunión.
—Buenos días —saludó—. Bienvenida, Ministra Granger, felicidades por tu nuevo puesto
—Gracias, Malfoy —respondió Hermione—. Ahora que estamos todos podemos empezar. Cuéntame Minerva, ¿cómo van las cosas por Hogwarts?
—Bien, sin novedades desde que el Ministerio decidió destrozar un milenio de tradición. Espero que des marcha atrás a esa monstruosidad —contestó la directora con un aire afectado y melodramático.
«¿Vamos a ocultar el tema de los ataques de serpientes gigantes? Claro que sí», pensó Draco.
—Valoraremos la situación a final de curso, no queremos que los niños y niñas vean las clases alteradas de nuevo —resolvió la antigua alumna de Gryffindor—. ¿Cómo va la investigación sobre las serpientes?
Minerva lanzó una helada mirada a Neville.
—No te preocupes, ese tema no ha salido de casa. Neville preguntó por si los aurores podían ayudar.
—Draco se ocupa de la investigación —dijo McGonagall..
Hermione se giró para mirar al profesor, que se enderezó en la silla.
—Petrifiqué a una de las serpientes para tener una muestra completa. Sin embargo, cada vez que cortamos un pedazo y le echamos zumo de mandrágora, se volatiliza. Con un aresto momentum, he conseguido ver una fase intermedia: la piedra se transforma en una sustancia gelatinosa. No puedo decir mucho más de momento —admitió con resignación.
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El profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
FanfictionTras unos años ejerciendo como medimago en San Mungo, Draco Malfoy ingresa en Hogwarts como profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, el mismo curso en el que su hijo Scorpius empieza en la escuela.