No confíes en mí (Fanfic Road Trip)

Pasado

-¿Qué crees que hay entre esos dos? -le pregunto divertida a Mikey mientras subimos al desván.

-¿Entre Laia y Brook? -se toma un momento para pensarlo y después sonríe. -Supongo que están juntos.

-¿Y qué hay entre nosotros dos? -digo con cuidado, mientras me acerco a él, despacio.

-Tengo que contarte algo. -responde, evitando mi pregunta.

Asiento, intentando ocultar lo mucho que me ha dolido.

-Mi padre ha muerto.

-Mikey, l-lo... -me muerdo la lengua.

"No digas que lo sientes, Emma"

"Tú mejor que nadie sabes que esas dos palabras no significan nada.

-Si quieres hablar, yo...

-Técnicamente no está muerto aún. -se sienta en el borde de la escalera y yo le imito. -Tuvo un accidente de coche hace un par de años y ha estado en coma inducido desde entonces.

-Mikey... -le cojo la mano y le doy un ligero apretón.

-Los médicos dicen que las posibilidades de que despierte a estas alturas son muy escasas. -Hace una pausa y respira hondo. -Por eso mi madre me llamó, porque quería saber si estaba de acuerdo en que le...

En ese momento su voz se rompe, igual que todo su ser.

-Mi padre murió cuando tenía trece años. -No sé por qué empiezo a hablar.

Puede que para romper el silencio que ahora está lleno por los sollozos de Mikey. O puede que sea porque después de tres años yo también necesito deshacerme de esta carga.

*Flashback de Emma*
(Hace tres años)

El teléfono no deja de sonar y el ruido termina por despertarme.

Me levanto y voy descalza hasta el salón. ¿Quién puede ser a estas horas?

Papá está trabajando y Shay llamó la semana pasada para decirnos que se iba de vacaciones con Paul a Francia. O, en otras palabras, que mi hermana va a estar varios días sin dar señales de vida, mientras se emborracha en una playa con el imbécil de su novio.

-¿Si? -pregunto somnolienta, descolgando.

-¿Emma? -¿Qué hace mi tía llamándome a las tres de la mañana después de haberse pasado un año entero sin hablarnos? -Tú padre... Lo han llevado al hospital.

¿Qué?

-¿Es grave? -las lágrimas se me agolpan en los ojos, pero no las dejo salir. Tengo que mantener la calma. -¿Tía Lynne?

Lo único que escucho al otro lado de la línea es silencio. Se ha cortado.

O me ha colgado...

Cojo un abrigo del perchero que hay en el salón y empiezo a correr en dirección al hospital. El viento helado me golpea en la cara, pero apenas lo noto.

Mi madre nos abandonó cuando yo tenía tres años y Shay también se marchó cuando cumplió los dieciocho.

Estoy acostumbrada a ser prescindible, por eso, me cuesta tanto confiar en las personas, porque sé que tarde o temprano terminan cansándose y se van.