Prólogo

7 0 0
                                    

Olor a manzana verde artificial, respirando aire caliente, sintiendo el agua a la misma temperatura en todo el cuerpo, masajeando mi pelo y sintiendo la espuma en los dedos. Si, me estoy duchando, no se por qué lo hago tan espiritual. Pero lo único espiritual y tranquilo que hay en esto es la música, odio el silencio, es por eso que siempre pongo un poco de música cuando me voy a duchar. Con los ojos cerrados cantaba "I'm invincible. Yeah, I win every single game, i'm so powerful, i don't need batteries to play, i'm so confident, yeah i'm ustoppable today" si no hubiera estado bajo la lluvia todavía, no habría notado que estaba llorando.

Sequé mis lagrimas, di la vuelta y me topé con el espejo. Mis costillas resaltaban, mis brazos y mis piernas eran más delgadas de lo normal, mi cara..., no, mejor no hablemos más. Salí del baño para ir a mi habitación. Vi sobre mi cama mi remera negra con rosas violetas, sweater color crema, mis calzas negras y borcegos marrones en el piso. Era mi primer día en un grupo de apoyo para personas con desórdenes alimenticios.
-¿Katy estás lista?-dijo mi madre mientras asomaba su cabeza por la puerta, su mirada cambió un poco al verme- Estas hermosa, amo ese sweater.
-Si, yo también.
-¿Te pesaste?
Mis nervios aumentaron, lo había olvidado, tenía que pesarme al salir de la ducha, no puedo hacerlo, no puedo ver ese número.
-Mamá, se nos hace tarde.
-Te espero en el auto-su expresión cambió.
Esperé a que se fuera, me puse mi abrigo y una bufanda. Salí y entré al auto.
El viaje fue incómodo como todos, lo único que se hablaba era de comida, de lo bien que me haría comer, pero eso se podía evitar si solo me quedaba callada.
-Llegamos. Katy, no puedo venir a buscarte al salir, por favor mandame un mensaje cuando termines, quiero saber que estas bien
-Si mamá, adiós.
Era lo más parecido a una escuela, tenía muchos pisos y ventanas, desde una podía ver gente pasar, supongo que ahí era.
Entre, subí las escaleras, una chica de pelo negro corto y ondulado pasó a mi lado.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-dije mientras tocaba su brazo delicadamente para llamar su atención.
-Si-dijo sonriéndome-¿En que te puedo ayudar?
-¿Sabes donde es el grupo de apoyo? Estoy perdida, hay muchas habitaciones.-reí
-¿Grupo de apoyo para desórdenes alimenticios? Yo también voy, acompañame.
La seguí hasta una habitación con sillones grandes y pequeños, habían chicos en el mismo estado que yo, o peor. Dirigieron su mirada a mi, les sonreí. Me senté en uno de los sillones y seguido, la chica que me ayudó a encontrar el lugar, se sentó junto a mi.
-Soy Michelle-Sonrió
-Katherine-Sonreí también
No había mirado bien como era, podía notar su delgadez y que estaba muy fría, pálida, con ojeras y labios gruesos pero secos. Tenía ojos verdes muy bonitos, llevaba puesta una remera de Marilyn Manson con unos jeans negros, y borcegos como los míos.
-Y...-la miré- ¿Qué tienes?
-Anorexia-dije- ¿Y tu?
-Bulimia, hace un año.
-¿Por voluntad o obligación?
-¿Que?-me miró raro.
-Venir
-Obligación, como todos, supongo.
Reímos
-Está bien-dijo un hombre- Tomen asiento todos por favor. Bien. Mi nombre es Sullivan, yo voy a señalar a uno de ustedes y me dirán su nombre, edad y problema-señaló a un chico- Empecemos contigo.
El chico se levantó de su asiento con pocas ganas, tenía una remera de rayas rojas y grises, y un joggin gris.
-Soy Luke, tengo 18, y mi problema es la anorexia.
-Cuéntanos más Luke-dijo Sullivan acomodándose en su silla.
-A principio de año fui a vivir solo a un departamento, lo único que hacía era comprarme comida y podía pasarme una tarde entera leyendo sus calorías y anotándolo todo en una libreta, con el tiempo mi peso disminuía hasta los 40 kilos. Unos meses después, salí de compras y me desmayé, desperté en la habitación de mis padres y vi en un rincón mis libretas.
-¿Tus padres que hicieron por ti?
-Mis padres..-noté que se le caían un poco de lágrimas- se pusieron muy mal, ahora vivo con ellos, sólo aumenté 4 kilos, pero no podía comer sin saber sus calorías.
-Bueno Luke, estamos contigo
Y así fue con todos, una modelo obsesionada con peso perfecto, un gay que fue rechazado por su único amor solo porque era "gordo", Michelle solo porque se sentía gorda, y Luke, con su obsesión por las calorías.
-Bueno, tu turno-me señaló.
Me levanté, ya deseaba irme.
-Soy Katherine, mejor diganme Katy. Tengo 17 y tengo anorexia y depresión.
-Cuéntanos más.
Quiero irme.
-Al empezar la primaria no tenía amigos por ser tímida, no la pasaba muy mal porque jugaba sola y me divertía. Cuando comencé la secundaria me hice una amiga, se llamaba Laureen, éramos muy unidas, pero en noveno comenzaron las burlas, me decían "gorda", "vaca", entre otros, pero Laureen me consolaba. Un día hicieron un blog sólo para insultarme, me auto lesione, pero peor fue enterarme que Laureen hizo ese blog. Intenté suicidarme pero me salvé. Empecé a dejar de comer hace un año y mi mamá decidió traerme aquí para hacerme sentir mejor, supongo.
-Y lo estarás -dijo Sullivan- Lo prometo.
Hice una sonrisa falsa y me senté otra vez.
-Bueno chicos, ya pueden irse, nos veremos la próxima semana.
No dudé en agarrar mis cosas lo más rápido que pude y salir.
-¡Ey!
Voltee al escuchar ese grito, era Michelle.
-Hola, ¿qué pasa?
Me abrazó, no sabía que hacer.
-Yo puedo ser tu amiga ahora, Katy.
Creo que sonreí un poco al escuchar eso, hasta la abracé.
-Y yo la tuya Michelle.
Escuché una mini risa, nos separamos del abrazo.
-¿Te busca alguno de tus papás, no?
Negué con la cabeza.
-No hay problema, te llevo.
-¡No!-abrí los ojos como platos-No hace falta Michelle.
-Si, hace falta-pone una mano en mi hombro-No quiero que te viole algún pervertido.
-Es lo que menos me preocupa-río-
-Que estúpida, ven, creo que ahí están mis papás.
Me señaló un auto del montón, caminamos hasta ahí. Un auto grande y rojo brillante, vidrios polarizados. Entré y el olor a lavanda invadió mi nariz. Me senté en los asientos muy cómodos.
-Katy-la miré- Ellos son mis padres, Andrew y Jay.
Espera, esos son nombres de hombre. La miré confundida.
-Si, tengo dos padres, soy adoptada.
-Mucho gusto Katy-dijo Andrew.
No pude verlo bien desde atras de su asiento, pero Andrew tenía barba, pelo corto, una camisa de jean y lo de abajo no pude distinguirlo bien. Tenía una sonrisa perfecta, me puse mal de que fuera gay. Jay era pelirrojo, tenía pelo un poco largo y con rulos, sonrió sin mostrar los dientes, era muy pálido lo cual me asustaba, tenía una remera azul y tampoco pude llegar a ver lo que tenia puesto debajo.
-Igualmente-dije.
-Espero que no te incomode ver una pareja de hombres-dijo Jay riendo.
-Para nada, no estoy en contra de nada de eso, soy bisexual, de hecho.
Noté que Michelle me miró, tenía miedo de que pase lo que una vez ya pasó, no quiero perder una amiga que tiene miedo que guste de ella. No quiero perder a Michelle, es el primer día que hablo con ella.
-Ja, interesante, todos tenemos el toque arcoiris en el corazón-dijo Andrew, todos reimos-Yo le dije a Michelle que no teníamos ningún problema de que ella elija a los hombres, recibimos muchas burlas de personas que decían que al estar en un ambiente así con nosotros, ella se iba a volver lesbiana, pero ella, ella probó, le explicamos, que elija lo que ella quiera, que no importa, es amor-sonreí.
-Y soy bisexual, como vos Katy-rió Michelle.
-Bueno, entonces tengo a alguien con quien hablar de mujeres-dije riendo, seguido todos rieron en el auto.
Les indiqué la dirección de mi casa a los padres de Michelle, en el camino nos pasamos los números, me alegraba tener a una amiga por fin, espero que esta amistad no se termine.
-Llegamos Katy-dijo Andrew mirandome por el espejo.
Les agradecí por traerme, saludé a todos y recibí un abrazo inesperado de Michelle.
-Te mando un mensaje después-dijo y sonreí.
Bajé del auto, abrí la puerta y dejé el abrigo en un perchero.
-¡Katy! ¿Cómo te fue?-vino mi madre corriendo.
-Excelente, hice una nueva amiga, se llama Michelle, tengo su número.
-¡Oh! Amor me alegro mucho, hablé con tu papá, llega en dos horas. Hice unos brownies, están en la cocina.
Me quedé mirándola pensando "Katy, está muy feliz por vos, tenés que comer, hacelo por ella". Sonreí falsamente y fui a la cocina. Me choqué con el olor a chocolate. Estaban ahí. Agarré uno, lo miré unos segundos y le dí una mordida. "Están ricos en serio"  pensé, le dí más mordiscos y lo terminé.
-¿Cómo están Katy?-dijo mi madre emocionada.
-Muy ricos, mamá.
Le brillaron los ojos, me sentí muy feliz.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una esquelética perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora