El amanecer es igual que el de ayer, el cielo oscuro se convierte claro, la luna se va y el sol vuelve, las nubes negras se convierten blancas, los pajaritos cantan su propio cantar; pero ya para nuestra pobre Elisabeta cada amanecer es diferente. El cielo más nublado, el sol menos brillante, las nubes cada vez más tormentosas con las lluvias aguantadas esperando el momento preciso para gritar su furia; los pajaritos ya no cantan su propio cantar, sino los cuervos le cantan la canción de la soledad. Pero, porque le ocurre esto a nuestra doncella, pues por la tristeza que la sucumbe o por la muerte que la sigue.
"Buenos días, Srta. Rivera." dijo el doctor con un acento británico mientras miraba su formulario "¿Cómo estas en este hermoso día?"
"Normal, como siempre." dijo la joven de quince años con poco animo.
"Bueno, tus padres me han notificado que están por llegar al hospital." decía el doctor mientras miraba a su teléfono móvil para ver la hora "Mira la hora que es, ya son las 8:00am; es hora de ir a la sala de quimioterapia."
"Okay, ¿vamos ahora o esperamos a mis padres?"
"Vamos a esperar a tus padres para que estén contigo durante el proceso." el doctor dijo rápido y salió del cuarto.
"Okay." dijo la joven vencida. Ella siempre a odiado la quimioterapia especialmente cuando tuvo que visitar a su abuelo antes que el muriera de cáncer. Ella siempre ha odiado la idea de que unas ondas radioactivas le entren el cuerpo y le maten las células vivas y muertas, malas y buenas. Pero, por mala pata de la maldición cancerígena de su familia, le tocó a ella sufrir el destino que es un tumor en la cabeza. Los síntomas se presentaron cuando ella empezó a ver cosas extrañas.
"¿Qué te ocurre chica?" dijo el gato negro con los ojos dorados, que estaba sentado en la mesa al frente de la cama, moviendo su cola de lado a lado. "¿Estás más deprimida de lo normal o qué?"
"Cállate bola de pelo." dijo la joven tratando de sentarse en su cama hasta acomodarse bien sentada "¿Por qué estás aquí, Demonio?"
"¿Qué tú crees?" dijo el gato al brincar a la cama de la niña, se sentó en sus piernas y empezó a rascarse la cabeza "Estoy aquí para hacerte compañía, hasta que caiga la noche."
"Que mal; oye, ¿dónde está Isael?"
"¿Isael?" preguntó al mover su cabeza de lado de forma soñolienta "Ah, ya me recuerdo. Tú príncipe azul, tú caballero andante. No te preocupes hermosa, ese idiota está por llegar."
"¿A quién le llamas idiota?" dijo Isael, un muchacho de ojos claros y cabello rubio oscuro.
"A ti, paloma asquerosa." le gruñó el demonio al ángel literal que estaba parado al lado de la puerta.
"Cálmate demonio, nuestros discursos no son bueno para la salud de Elisabeta, pues te pido que te calles."
"Cállate tú, hijo de..." el demonio fue interrumpido, ya que antes que finalice su insulto, la joven lo cogió por las costillas, lo acomodo bien frente a ella y lo empezó a rascar por la cabeza y el área del cuello; finalmente como todo gato, el demonio empezó a ronronear.
"No peleen ahora, ya mismo mis padres llegaran y no quiero que se repita lo de la última vez." ella dijo rascándole la espalda al gato.
"¿Cuál de las muchas últimas veces?" dijo el gato ronroneando al salirse de posición y caminaba a la esquina de la cama. "Cuando tus padres empezaron a discutir que se iban a divorciar al lado de una fuente de agua e hice que la botella explotara."
"O, cuando tu padre le iba ser infiel a tu madre con una de las enfermeras del hospital y le di pesadillas de que le ocurre a los infieles en el infierno." dijo el ángel.
"O, cuando tu madre alcohólica estaba al frente del hospital con su tercer trago de vodka, el cual lo convertí momentáneamente en sangre de cerdo." dijo el gato mientras se lamiaba su patita.
"¿Cuándo ocurrió eso?" preguntó el ángel confundido.
"Ayer en la tarde, lo importante es que ella no va a volver a tomar una bebida alcohólica por el resto de su vida."
"Ustedes tienen formas raras de arreglar las situaciones en mi familia." dijo la joven pensativa mientras buscaba su gorra "¿Ustedes saben dónde está mi gorra?"
"Ni idea." dijo el gato con poco interés al brincar a la mesa.
"Toma." dijo el ángel mientras caminaba a la cama de la joven, con gorra en mano. El gorro es de color azul claro, hecho de hilo grueso con forma de nube y con una coronita amarrilla del mismo material.
"Gracias." respondió la joven poniéndose el gorro en la cabeza.
"A quién le dices gracias, cariño." dijo Susana, la madre de Elisabeta, de forma preocupada "¿Estás hablando con tus amigos imaginarios?"
"¿De qué estás hablando madre?" pregunto la joven confusa.
"Tú conoces bien de que estoy hablando." ella dijo mientras caminaba a su hija, pasando por el lado del chico y el gato como si no existieran, como si fueran invisible. "Te he dicho muchas veces que ellos no existen, que ellos son un figmento de tu imaginación creado por el cáncer cerebral que tienes." la realidad es que el ángel y el demonio son solo visible a Elisabeta y a tres o cuatro pacientes del hospital, los cuales están sufriendo lo mismo que la chica.
"Si ellos no existen como puedes explicar lo de la fuente."
"La explosión fue causada por la presión de agua."
"Pues, ¿qué pasó con las pesadillas de padre?"
"Son solamente pesadillas creadas por su mente, no un hechizo creado por un demonio con forma de gato."
"No te puedes olvidar de tus tragos de vodka frente al hospital con tu "botella de agua" todos los días."
"¿Cómo sabes eso?" preguntó la madre molesta.
"No importa quien me lo dijo, lo importante es que a la tarde de ayer viniste a verme asustada. Me dijeron que el vodka se convirtió en sangre, ¿es eso verdad?"
La madre asustada al escuchar lo que su propia hija le dijo, no supo qué responder. Ya que en realidad ella había tomado algunos tragos ayer, y si el sabor del hermoso alcohol se convirtió amargo y espeso como la sangre; en vez del color claro que siempre tenía, obtuvo un color rojo oscuro y olor cambio a uno conocible a la de la sangre. La tristeza del asunto es que Susana es una mujer no religiosa e inconsciente de su alrededor, ella pensaba que lo ocurrido con el vodka fue una ilusión por el estrés. Posiblemente lo fue, pero nunca sabremos.
"Eso no te debe importar, Elisabeta." dijo la madre, mientras se acercaba a la mesa para buscar agua, en el cual estaba el gato con la cara asqueada al estar tan cerca de Susana "Lo que debe importar es tu salud y nada más."
"Está bien." la joven dijo vencida, ya que ella no quería continuar la discusión, ella no tenía las fuerzas para eso "¿Dónde está padre?"
"Tú padre esta estacionando el carro, no te preocupes. Voy a buscar el doctor en el lobby, en otras palabras, quédate aquí y no te muevas; por favor."
"Esta bien, te lo prometo." la joven al decir eso, ya la madre había salido del cuarto en busca del doctor.
"Tú sabes que ella te ama mucho," dijo Isael "es que ella no lo sabe demostrar bien."
"Si eso es amor, yo no quiero nada que ver con eso." dijo el gato mirando a la puerta cerrada donde salió Susana "Ya que el factor que ella no te cree en ti, es malo y que ella piensa que estás loca, empeora la relación del amor incondicional."
"¡Demonio!" dijo el ángel de forma molesta.
"¿Qué? Es verdad."
"Ya sé que es verdad, Demonio." dijo Elisabeta.
"Elisabeta, tú no eres loca es que tu realidad es diferente que a la de otros humanos." dijo el ángel.
"La paloma, tiene un punto. ¿Cuál otra humana que tú conoces tiene un galán de demonio que coge forma de gato y una excusa de ángel guardián?"
"¡Oye! Ten más respeto Demonio."
"Ya lo sé," dijo la joven entre carcajadas "pero para el bien mío y de mi familia vamos a dejar esta realidad en mi cabeza."
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Las Melodias del Pasado: Las voces del amanecer
Krótkie OpowiadaniaEl amanecer es igual que el de ayer, pero ya para nuestra pobre Elisabeta cada amanecer es diferente. Más oscuro que el amanecer anterior. Pero, por qué le ocurre esto a nuestra doncella, pues por la tristeza que la sucumbe o por la muerte que la si...