El amor, el peor de los demonios.

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Desperté y estabas juntó a mi, se sentía bien tenerte a mi lado todas las mañanas al despertar, se sentía bien ser parte de tu vida, se sentía bien, pero no del todo.

¿Por qué si serias el hombre con quién iba a compartir el resto de mi vida dudaba tanto de quererte? Claro que podías ser el mas guapo, más tierno, cariñoso, todas esas cualidades que buscan todas las mujeres hoy en día, pero veías la vida con los ojos, no con el alma, y aparte no tenía una sola neurona.

-Te ves hermosa hoy Marian- me dijo Felipe sonriente.

-Gracias, y se te va a hacer tarde- respondí tan cariñosa como siempre.

Era inicio de semana, los lunes no debía ir a trabajar, así que después de clases fui a mi casa a descansar.

Generalmente, no me gustaba dormir, mis sueños eran bastante extraños, y aterradores ya que solía encontrarles un parecido con la realidad, si es que se le puede llamar así.

Me quede dormida, y aquí iba mi sueño, soñé que moría, ya de vieja, y un hombre a mi lado, murió conmigo, pero no pude ver su rostro supongo era Felipe. Cuando moríamos, cumplíamos un ciclo en el que nos separábamos, y volvíamos a comenzar una vida, totalmente distinta, diferente nombre, aspecto, nacionalidad, amigos... misma alma.

Tenía más o menos 14, y me enamore perdidamente de un vecino, era todo lo que buscaba, completo.

Era algo así como mi alma gemela, y lo mejor de todo, era real.

Nunca me atrevía a decirle nada, pensé que habían otras prioridades, pero el que piensa pierde, y así fue.

En menos de nada, el ya tenía una novia, y era todo lo que el buscaba, tierna, cariñosa y esas cosas, totalmente inversa a mi.

No me considero de esas personas que van diciendo te amo, y esas cosas a todos, cuando digo algo, de verdad lo siento, pero no, a el no le gustaba eso, me di cuenta que el era bastante inseguro, y por eso necesitaba a alguien a su lado.

-Dame tus imperfecciones, que con ellas me conformo- le dije sonriendo.

Parpadeé, y estaba besandome, sentí que me llevaba a la luna, lastimosamente no puedo describir la luna como un lugar muy agradable, sentía como si ya hubiera estado allí.

Se alejó de mi, dejando un sin sabor en mis labios

-Perdón- me dijo, sin darse cuenta que alejándose de mi, mi alma había quedado en ese espantoso lugar.

Me convertí en un tipo de viajera, mi cuerpo estaba inmóvil sin poder entrar mi alma a el; podía ver a Diego, desde una ventana que separaba "la luna" con mi mundo.

Pensaba que durmiendo me iba a despertar pero no, me quede dormida y por primera vez en mi vida, no soñaba nada, desperté.

Estaba debajo de un árbol, el cual ya no tenía hojas, a mi alrededor, habían como "almas" corriendo, pensé que ellas podrían ayudarme a salir de allí, así que corrí hacia ellas.

-Hola, disculpa, ¿sabes como puedo salir de aquí?- le dije con voz amable a quién primero alcanze.

-¿qué haces aquí viajera? Debes irte pronto- me dijo preocupada.

-No sé ni como llegue aquí, aparte no me quiero ir- le dije algo enojada.

-Tu mente te lleva a donde quieras ir, pero veté ya- dándome una cariñosa patada al vacío, con lo que desperté.

.

-¿otra de tus pesadillas Marian?-Me dijo Felipe, al ver mi respiración agitada.

-Si, que bueno que estés aquí- le dije dándole un beso en su frente.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2014 ⏰

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