Tiempo

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No he vuelto a ver a Kusakabe desde hace un par de semanas, extrañamente me siento aliviada por eso. Quizás sea muy frívolo decirlo pero no quisiera cruzarmelo de nuevo. La última vez que lo ví sentí algo diferente y para ser sincera no quiero sentirlo otra vez.

La clase de hoy pasó de manera rápida, quizás sea porque Tamaki no vino hoy a clases. Creo que iré a visitarla y llevarle los deberes de hoy. Finalmente sonó el timbre, tomé rápidamente mis cosas y salí del aula.

Durante el camino pasé frente a una cafetería, decidí entrar para comprarle algo a Tamaki. Estuve como 5 minutos frente al mostrador esperando el pedido que hice, pero una voz bastante delgada llamó mi atención, por el hecho de que estaba casi gritando.

Por inercia, giré a ver lo que sucedía, allí estaba Kusakabe junto a una chica castaña. No tomé atención a lo que dijo solo la última frase...

-Prometo que yo no te haré sufrir, por favor, acéptame.

-Kusakabe-kun...

La castaña no podía responder a aquellas palabras pero... Yo sentí algo dentro de mí pecho, dolía, no entiendo el por qué, pero duele demasiado.

El joven del mostrador me sacó de mi trance, le estoy agradecida de lo contrario me vería como una tonta.

-Señorita, aquí tiene su orden. Gracias por venir. -Me sonrió pero no le presté atención-

-Gracias. -Tomé la bolsa y salí lo más natural que pude, como si lo ocurrido no me interesaría y realmente quería creer eso, que no me importaba-

Llegué al hogar de Tamaki, toqué el timbre y me atendió su hermana menor, si que es igual a ella.

-Amy, buenas tardes. ¿Está Tamaki en casa?

-Si ella está en su habitación. Pasa.

-Muchas gracias.

Subí las escaleras y efectivamente, ella estaba ahí, pero estaba enferma. Entré sin preguntar, ella estaba frente a su laptop recostada en su cama. Me recosté a su lado y por reflejos ella cerró su laptop.

-Debiste haber tocado. -Estaba roja de vergüenza-

-No tienes que preocuparte, ya sé que ves videos yaoi, ahora hazme espacio y abre la laptop porque traje los bocadillos. -Le sonreí como si fuéramos cómplices pero en realidad si lo somos-

-Por eso me agradas _____-chan. -Me abrazo y junto su mejilla con la mía-

-Sí, ahora pon el video.

No sé cómo transcurrió el tiempo pero ya era de noche, probablemente sean al rededor de las 7, me despedí de Tamaki y Amy. Quise regresar a casa caminando y así lo hice. Pasé junto un pequeño parque cerca de mi casa, estaba con los auriculares puestos por lo que no escuchaban nada de lo que sucedía a mi al rededor. Una persona con capucha venía caminando frente a mí, decidí ignorarlo, bajé la mirada y saqué mi celular, sentí que chocaron mi brazo, inmediatamente giré y pedí disculpas pero al verlo más de cerca, me dí cuenta que era Kusakabe.

-Lo siento.

-Descuida fue mi culpa. -Él levantó la vista y se sorprendió al verme- Eres la chica del otro día...

-Emm sí. -Giré mi mirada- Hoy... Te ví en la cafetería.

-Debí parecer un idiota. -Dijo fingiendo que reía-

-No, para nada. Creo que fué valiente de tu parte haberlo hecho.

-...-Él solo bajó la mirada-

-No te sienta mal.

-Ella no me quiere. -Empecé a escuchar sus sollozos-

-Kusakabe-kun... No te rindas aún.

Empecé a caminar y aún no entiendo por qué le dije eso. Creo que fue porque me dolió verlo abatido, su delicada rostro, triste... Pero qué rayos estoy pensando, a él le gusta otra chica.

Creo que haber huido de esta manera me hizo reflexionar un poco, por una parte esperaba que él me detenga pero no lo hizo. Eso quiere decir que no está interesado en tenerme a su lado.

Solo espero que aquella chica lo acepte para que pueda resignarme y ya no sentirme como ahora, estas emociones no me gustan, no me permiten pensar con claridad.

Por favor chica castaña, aceptalo para que ya no siga pensando en él, para que ya no sienta este dolor en mi pecho, para poder olvidarlo.

Me detuve por el semáforo, pero no pude evitar pensar nuevamente en él.

-Por favor... -Dije casi en susurro- Quiero que esto que siento acabe.

La luz cambió y continué con mi camino, mis pasos se volvieron cada vez más cortos y lentos.

-¡Espera!

Curiosamente me giré a ver quién gritaba, hubiera sido mejor que no lo haya hecho.

Del otro lado de la calle estaba Kusakabe-kun, mi corazón dió un salto de emoción...

Mi PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora