Cruce de caminos (Trafalgar Law x OC)

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NO ESCUCHÉIS LA CANCIÓN QUE OS HE DEJADO ARRIBA HASTA LLEGAR A LA PARTE CORRESPONDIENTE. Graciaaaas :3 

Este capítulo es muuuuuy largo. ¡Disfrutadlo! <3

     Desperté muy acalorada, reincorporándome violentamente. En todo el tiempo que estuve navegando junto a los piratas del corazón, jamás había sentido tantísimo dolor en el cuerpo. Parecía como si mil estiletes penetrasen sobre mi piel. Aquel accidente en el acantilado me había dejado en el límite de mis fuerzas.

"Antes no me atormentaban tanto estas heridas". Meditaba sin pausa; cualquier cosa con tal de olvidar el dolor.

"No lo soporto, no creo que pueda aguantarlo más". Me aferré a las mantas coaccionada por aquel pesar sobre mi cuerpo. Percibí un olor familiar.

"Trafalgar". Hasta ese momento, no había caído en la cuenta de que me encontraba en la cama de Law. Contemplé mi alrededor; la tenue luz de luna teñía la habitación de un sutil color grisáceo.

-¿C-capitán?-Traté de llamar la atención de Trafalgar, pero mi voz casi fue un susurro. No quería gritar, eso alarmaría a mis nuevos compañeros.

"Puedo ir yo misma a por un mísero analgésico". Pensé, apoyando a duras penas los pies sobre el suelo.

Cuando me alcé, no pasaron ni dos segundos hasta que me desplomé sobre el suelo. Movida por la rabia, di unos cuantos golpes con el puño sobre la superficie. Miré airada a mis piernas, que apenas podía menear.

-Venga ya, ahora no, por favor- Masajeé mis gemelos para relajar los músculos.

Con mucho esfuerzo, traté de volver a levantarme. Con recelo, caminé muy despacio al exterior del dormitorio. Tardé diez minutos en llegar a la sala de curas y busqué con desesperación algún analgésico.

Escuché la puerta abrirse y pateé una silla dirección al umbral, como resultado del miedo a ser atacada de nuevo por alguien o algo. Penguin golpeó tan fuerte el mueble, que lo mandó a la otra punta de la sala.

-¡Ao, me has asustado!-Gritó en mi dirección.

Llevé una mano a mi pecho y exhalé aliviada todo el aire contenido. Me apoyé sobre la pared de la habitación, casi sin aire. Necesitaba relajarme, demasiado estrés en un período muy corto de tiempo.

-¿Estás bien?-Dijo preocupado, acercándose a mi.

-Siento haberte sobresaltado, como no escuchaba ni un ruido al venir hacia aquí, pensé que no había nadie en el navío y creí que...-No terminé la frase. Froté mis ojos con el pulgar e índice de una mano.

-Cuando pienses eso, no te preocupes, siempre habrá alguien vigilando el submarino.

-Ya, en realidad tiene lógica; perdona estoy algo nerviosa-Forcé una sonrisa.

-Ao... yo...-Se rascó la nuca- ya se que no hemos empezado con buen pie, pero si necesitas algo solo tienes que hablar... yo... alomejor puedo ayudarte.

-¿Tenéis analgésicos?

-¿Por qué? ¿Te duele algo?

-La pregunta es, ¿qué no me duele?

-El capitán dijo que te diste un buen golpe-Me explicó mientras rebuscaba las pastillas en uno de los impolutos muebles- y que además tenías fiebre-Ubicó una pequeña caja con píldoras en la mesa-. ¿Sigues teniendo la temperatura alta?-Rozó mi mejilla con sus dedos. Estaban algo fríos-. Si, aún tienes un poco, pero creo que se irá a lo largo de la noche.