Capítulo 4: Sentimientos mutuos

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Ami y Taiki trabajaban en un salón del castillo. Ella estaba fascinada por la avanzada tecnología del planeta. Le llamó mucho la atención que los artefactos aparecían como hologramas, los cuales se materializaban al contacto y cuando se dejaban de utilizar, estos desaparecían.

— La tecnología de Kinmoku es impresionante —dijo Ami.

— Es más impresionante que te adaptaras a ello tan rápido. Aprendiste de un momento a otro a utilizar la tecnología con gran destreza —dijo Taiki halagandola. Ella sonrió con timidez.

Llevaban varias horas trabajando cuando Ami descubrió un lugar en Kinmoku que albergaba mucha energía. Taiki le explicó que ese distrito no había sido restaurado todavía, por lo que no vivía nadie allí.

— Pero esta energía debe pertenecer a alguien —insistió Ami.

— Y posiblemente sea lo que buscamos. Solo debemos encontrar las coordenadas especificas de donde se concentra la energía, para poder ir ahí —dijo Taiki con emoción. Ami se ruborizó cuando Taiki la tomó de los hombros con alegría, ambos quedaron mirando fijamente, en silencio. Casi por instinto, el cuerpo de Taiki se inclino y a pesar del nerviosismo de Ami, ella permaneció inmóvil, deseando el contacto.  

— Joven Taiki, disculpe la interrupción, la comida está lista. La princesa Kakyuu quiere que ambos la acompañen a almorzar —interrumpió una sirvienta. 

Se separaron de inmediato. Taiki botó unos libros al suelo al levantarse con torpeza y Ami se levantó tan rápido de su silla que esta cayó al piso.

— Gra-gracias. Iremos enseguida —respondió Taiki intentando disimular su nerviosismo.

Ami se agachó para recoger los libros, Taiki la imitó para ayudarla y se dieron un cabezazo.

— ¡Ay! —exclamaron ambos, sobándose la cabeza. La sirvienta sonrió con disimulo y se retiró del lugar.

Taiki observó de reojo a Ami, preguntándose, ¿qué había sido eso? Él no era así, ¿por qué sentía la necesidad de estar tan cerca de ella?

Mientras tanto, Seiya y Usagi estaban abrazados, tendidos en la cama.

— Debo salir de aquí, Bombón. Ya es hora de almorzar y no quiero que nos descubran —dijo Seiya sentándose en la cama.

— Tienes razón —dijo Usagi con tristeza—. Seiya, ¿qué fue lo que ocurrió con Minako hace un rato atrás?

Seiya dudó unos momentos, no quería que ella se sintiera ofendida también por las palabras de Yaten.

— No lo sé... Yaten ha estado molestándola.

— ¿Qué? ¿Por qué? 

— Es que... yo creo que ellos se gustan, Bombón. Estoy seguro que Yaten se disculpará con Minako.

Usagi lo miró confundida, y él le lanzó un beso en el aire. 


Minako estaba tendida en la cama, abrazada a su almohada, triste y frustrada. 

— ¡Soy tan tonta! No quiero pensar en él —murmuró hundiendo la cara en la almohada. En ese momento, golpearon a su puerta. Se levantó desanimada para abrir, pensando que era alguna de sus amigas, pero se trataba de Yaten — ¡Déjame en paz! No quiero hablar conti... —Minako fue interrumpida bruscamente, Yaten le tapó la boca con la mano y entró a la recámara.

— Lo siento, pero no quiero escuchar tus quejidos. Es irritante —dijo Yaten, quitando su mano.

— ¿Viniste para seguir insultándome? ¿No fue suficiente con lo que dijiste antes? —espetó Minako apretando los puños.

Lo que siento por ti (Sailor Moon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora