CAPITULO 1.

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—Hola—dijo una voz profunda a mis espaldas.

Lentamente me volví para ver a quien pertenecía aquella voz aterciopelada y me topé con la sonrisa de un completo extraño que traía una maleta en una de sus manos, alce una ceja y busque con la mirada a la persona a quien había saludado pero nadie a parte de mí se había detenido. Me gire para seguir mi camino pero una mano me agarro por el codo impidiendo la tarea y con un brusco movimiento volví a quedar mirando aquella encantadora sonrisa pero aun así me moleste.

— ¿Qué le pasa?—pregunte furioso.

El hombre de cabellos rubios se limitó a mirarme con aquellos ojos grises y un recuerdo que creía olvidado volvió a mi mente, dicho recuerdo tenía como protagonista unos ojos grises parecidos a aquellos que me escrutaban de pies a cabeza.

—Suélteme—ordene.

—vaya, has crecido—soltó de pronto el extraño.

Ese comentario me descolo un poco, yo nunca había visto a ese hombre y que dijera algo como eso me asusto.

—Oiga, usted debe de estar confundido—reí nervioso intentando soltarme de aquel férreo agarre.

—No lo creo—dijo—Nunca podría confundir aquel tono inusual de ojos.

—Me está asustando—estaba al borde de la desesperación.

—Lo siento—me soltó.

Y sin tiempo de que reaccionaria me gire y eche a correr. Me aleje de aquel lugar lo más rápido que mis piernas me permitieran iba tan concentrado que choque contra alguien pero ese alguien logro reaccionar a tiempo para sujetarme, pues el choque hizo que mi poco equilibrio se perdiera.

—Lo lamento—me disculpe.

Escuche una risa y luego una mano pasarse por mi cabello. Me sonroje. Levante la cabeza que hasta ese momento tenía agachada y me encontré con el hombre más guapo que nunca hubiera visto.

—Para la próxima vez que estés corriendo en un lugar lleno de gente ten más cuidado.

—Gracias por el consejo—dije—lo tendré en cuenta.

Me dedico una sonrisa y se alejó.

Poco después apareció mi hermana quien agarraba a su esposo del brazo, hice una mueca de disgusto ante lo feliz que se veía con ese individuo pero mi mente trajo a colación la sonrisa del hombre que había chocado y mi corazón se aceleró.

— ¿Estás bien?—pregunto mi hermana al acercarse.

—Sí, ¿Por qué lo dices?

—Estas rojo—respondió.

—No es nada—reí— ¿cómo te fue?

—Bien—respondió con una sonrisa— ¿No piensas saludar?

Mire al acompañante de mi hermana y dije de la forma más seca que pude:

—Andrew.

—Alexis—dijo de la misma forma.

Note como mi hermana rodada los ojos ante nuestro comportamiento.

— ¿Nos vamos?

—Claro—respondimos Andrew y yo al unísono para luego fulminarnos con la mirada.

MI DESTINO ES AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora