Pétalos al viento

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Los personajes,así como nombres y algunos escenarios no me pertenecen, esta obra es con meros fines de entretenimiento y no se busca obtener ganancia alguna con esto, sin embargo cambios en la historia y ciertas situaciones son de mi autoria
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La primera imagen que tengo en mi mente son pétalos de cerezos, volando a través del aire impulsados por la suave brisa de verano, una tela vaporosa y la risa de mi madre mientras tomaba aquellos pétalos entre mis pequeños dedos, no nacía para llevar una vida de Geisha, no nací para llevar una vida de Geisha, como muchas otras cosas en mi extrañaba vida, fui llevado ahí por el destino. Recuerdo mi infancia, los primero años de mi vida viví en Hasetsu en la prefectura de Saga, Kyushu, mis padres eran dueños de un onsen, si bien no era el único en la región, era el más grande y concurrido, en especial durante los festivales de verano, cuando las calles se llenaban de luces, puestos de comida y juegos mientras el cielo se llenaba de colores debido a los hermosos fuegos artificiales que surcaban el cielo. Si bien esto no hace mi familia la más rica o acaudalada, si nos permitía tener una vida desahogada y tranquila, de modo que mi niñez y la de mi hermana fue feliz, llena de mimos y cuidados por parte de nuestros padres, en donde nuestra única preocupación era nuestros juegos diarios y pequeñas rencillas de hermanos. La vida era bella, dulce, cálida y suave pero sobre todo...frágil como la primavera, sin embargo esta también acaba al igual que los buenos tiempos para darle paso al crudo invierno.


Todo comenzó en mi noveno cumpleaños, con un comentario casual, algo que surgió en una conversación que se da entre la bebida y la alegría, "¿Se enteraron de los Tadara? Bueno su negocio quebró y él y su familia se marcharon a la ciudad" se escuchó decir mientras las demás voces guardaban silencio. "Bueno eso significa menos competencia" y de nuevo un estallido de risas y llenar los vasos de sake, risas que se fueron perdiendo en el silencio mientras pasaban los meses y lo clientes disminuían rápidamente haciendo que los onsen cerraran uno tras otro y poco tiempo después Hasetsu comenzó a quedar desierto.

-Papá- dije mientras sostenía la manga de mi padre y algunas lágrimas se acumulaban entre mis ojos- ¿nosotros también nos vamos de aquí? – mientras veía el camino por donde minutos antes había partido mi mejor amigo, había conocido a Pitchit durante toda mi vida y ahora lo único que había podido hacer era despedirme de él.

-No Yuri, Hasetsu es nuestro hogar y uno nunca le da le espalda a su hogar aun si el tiempo es malo- dijo con una sonrisa tratando de calmar mis miedo infantiles, era mi padre y una palabra suya bastaba para yo confiara ciegamente, sin embargo ni todas las sonrisas y palabras dulces que vinieron después de eso pudieron evitar que me diera cuenta de nuestra precaria situación, en especial cuando mi madre cayó en cama víctima de una fiebre terrible y lapsos de inconciencia, eso sumado a la falta de clientes y la escasez de primero, hicieron que muchas veces mi padre tuviera que decir entre darnos una comida decente o comprar la medicina que mi madre tanto necesitaba.

-Mary...¿Mamá va a irse al cielo- me atreví a preguntar con los ojos llorosos mientras mi hermana trenzaba mi largo cabello negro después de encontrarme llorando fuera de la puerta de la habitación de mis padres, al parecer mi madre había tenido un acceso más fuerte que los anteriores, y al escuchar su respiración agitada, no dude en entrar pensando que podría ofrecerle algún alivio, no esperaba encontrar una figura demacrada y pálida que apenas y si logro reconocerme entre sus desvaríos.

-Claro que no tonto, mamá se va a poner bien, pronto será primavera y los clientes volverán, podremos comprar medicina, comida y muchos juguetes para ti, como lo hacíamos antes- dijo con una voz que trato de parecer animada- estaremos bien Yuri, cuando los cerezos florezcan nosotros estaremos bien- me consoló de manera casi maternal, o por lo menos lo mejor que podía hacer con quince años y una casa a la cual cuidar en sustitución de mi madre, yo sonreí de nuevo esperanzado por las palabras de ella, nunca me había mentido, además se había convertido prácticamente en mi mejor amiga desde que casi todos habían abandonado el pueblo, así que ansioso, espere que el invierno pasara, que regresaran tiempos mejores en los que la enfermedad de mi madre solo sería una pesadilla, al regresar la primavera, mi hermana volvería a cantar a los visitantes durante la cena y mi padre de nuevo sonreiría mientras recibía animado a los huéspedes y yo podría ver de nuevo las pequeñas flores de color rosa pálido llenar el jardín en una lluvia de pétalos. Pasaron los meses, las estaciones cambiaron, los cerezos florecieron...y mi madre murió.

La casa se sentía tan sola después de eso, mi padre estaba desolado, apenas si nos hablaba o comía, y mi hermana se convirtió en mi único soporte, haciendo que yo buscara su cariño y cercanía tanto como pudiese, esperando pacientemente junto a ella en la cocina mientras terminaba sus deberes, ayudándole a colgar las sabanas en las que hace mucho nadie dormía, escuchando como se lamentaba por la falta de comida, por mi ropa vieja o por lo delgado que me veía día con día, yo respondía aquella preocupación colocándome por la noche en su cama, llenando su rostro de besos cuando curaba sus manos llenas de llagas o acurrucándome en sus brazos mientras ella tarareaba de manera torpe una canción de cuna, no sabiendo si trataba de calmar mis miedos o los de ella.


-Todo terminara pronto Yuri, lo prometo- me repetía antes de dormir mientras enjuagaba mis lágrimas y besaba mis mejillas – Solo espera un poco más, tengo un buen presentimiento de que todo mejorara- y lo hizo, un par de días después mi padre entro en plena madrugada, despertándome de mi descanso y apresurándome para que empacara algunos objetos personales, creí que no iríamos como las otras familias, que llegaríamos a la ciudad y que ahí nuestra vida mejoraría, así que aun con esperanza en mi pequeño corazón me levante encontrándome con mi hermana en la entrada que no tardo en cubrirme con una manta y sujetar mi mano , al salir un hombre de negro nos esperaba e indico que subiéramos a un carruaje, estallando en llanto cuando las puertas se cerraron tras de nosotros dejando a mi padre, estire mis brazos lo más que pude llamándolo, rogando que subiera con nosotros, pidiendo que no nos abandonara, que ya no lloraría, que comería mi comida sin pedir más, que me portaría bien, pero la única respuesta que obtuve fue el sonido de los cascos del caballo golpeando las piedras del camino, mi hermana de nuevo me acuno entre sus brazos, acariciando mi cabello y tratando de consolarme, aunque pude sentir claramente como mi cabello se humedecía por las lágrimas silenciosas que Mari derramaba mientras su cuerpo temblaba, fue cuando a pesar de mi corta edad, lo entendí, mi padre nos había vendido.

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Hola mis niñas, un gusto en conocerlas a todas, a decir verdad hace bastante tiempo que abandone el mundo de los fanfictions,en esa época mis historias se centraban en Kuroshitsuji y la pareja SebasCiel para ser más exacta,  así que disculpen si estoy aun un poco oxidada, sin embargo decidí retomarlo debido a la linda ilustración que hizo una amiga que conocí hace poco que es Karina Soufflé y a quien le debo la linda portada que tengo, como se podrán dar cuenta la historia es un AU inspirado en el libro y película "Memorias de una Geisha" de Arthur Golden, una historia que a mi parecer es preciosa y me moría por utilizarla con mi amado Victuuri. Como ya dije antes es una adaptación, por lo mismo si bien utilizare algunas situaciones de esta historia es posible que cambian ciertas partes e inclusive el final de la historia según convenga. Al mismo tiempo me encantaría saber su opiniones y comentarios constructivos que siempre ayudan a mejorar y claro también soy toda oídos a sus ideas, sin más por el momento les agradezco el tiempo que tomaron para leer esta pequeña introducción y nos leeremos pronto. Adiosito  :) 


Entre CerezosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora