Morir ha sido un placer

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He decidido no marcar la historia con contenido adulto, por lo que puse “• • •” para que sepan cuando empieza el desmadre. Pueden saltarse ese tramo hasta los siguientes puntos y no pasará nada (aunque no lo recomiendo 😉).

Les agradecería mucho su tolerancia y discreción, si algo no te gusta, no dudes en decirlo, pero te recuerdo que ya estás advertid@.

[Lee la descripción si no lo has hecho ⚠]

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— Adiós, te cuidas Lynn —dijeron ambos y asentí.

Mis padres cerraron la puerta y corrí tan rápido como mi velocidad de tortuga flash me lo permitía.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta con seguro... Por si acaso.

Llamé a Alex (mi amiga la rara sociópata que me va a traumar), y encendí el televisor en la sección de vídeo para poner el CD.

Hola, perra —dije al teléfono y me reí bajo.

¡Oye! —dijo, y casi me quedo sorda— ¿Estás lista...?

Eh, ya no estoy tan segura... —casi podía sentir cómo Alex rodaba los ojos.

Eres la única virgen de mente que conozco, ¿enserio no puedes malpensar que Alan le tiró corrector a Key en la cara?

¡No soy virgen de mente! Y no le veo gracia. Alan no es gay.

Enserio, Lynn. Ni siquiera sé por qué somos amigas.

— Porque me amas, porque soy tu única amiga, porque soy traumable...

— Vale, me convenciste; pero sigues siendo demasiado inocente.

¿Entonces vamos a ver el disco o qué? —bufé e ignoré su comentario.

¡Si! —chilló como fangirl y de nuevo mi oído se suicida.

Puse el disco, y en la pantalla azul apareció el mensaje: Loading..., y casi enseguida una pantalla negra.

Oye... Creo que el disco no sirve, ¿ya tienes el video?

— No, hay una pantalla negra...

— ¿Quién te dio los discos?

— ... —.

Se escuchó el maldito grito del exorcista, y yo pegada a la pantalla con el volumen alto y el celular en la oreja.

— ¡Puta madre! —me exalté— ¡No jodas, Alex! ¿Alex?

— ... —.

Alex, no jodas. Yo no soy así contigo, Alex, ¿me estás escuchando? —esperé un segundo— ¡Contesta, mierda!

— ... —.

Guardé silencio un poco más,  esperando escuchar su risa.

— ... —.

Alex contesta, ¿Alex...?

La puta madre; mi puerta se abrió.

— No mames, no mames —mi tono se hizo bajo.

Bon Appetit | Morir ha sido un placer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora